Blog de la Biblioteca y Archivo del Centro Descartes
Abril de 2021
Desde René, el blog de la Biblioteca y Archivo del Centro Descartes, comenzamos con la sección #dearchivo donde nos daremos la tarea de promover material que forma parte del patrimonio de la Biblioteca y Archivo del Centro Descartes.
Iniciamos con “La Deriva”, un texto de Germán García escrito y publicado en 1982 como prólogo a una compilación sobre la derivación en psicoanálisis.
Allí Germán García relata varios encuentros: con su primer analista, con un maestro y con la contingencia del signo. Luego, fiel a su estilo, elabora una lectura política de la comunidad analítica argentina en este caso en torno a la derivación, la cual entiende como parte de la economía de la donación. Concluye con la certeza sobre la necesidad de una escuela.
Ponemos a disposición de los lectores este texto de interés no sólo por su valor histórico y documental, sino por su actualidad. Los invitamos asimismo a recorrer el resto de los contenidos del Archivo Virtual Germán García donde se puede encontrar este texto y muchos otros.
Dirección de Biblioteca y Archivo del Centro Descartes
El hecho de que mi trabajo analítico transcurra, desde hace más de dos años, en Barcelona permite limitar mi posibilidad de exponer algo sobre la derivación para un libro referido al contexto analítico de Buenos Aires. ¿No podría hablar de esos diez años pasados dentro del psicoanálisis argentino? En verdad, ese sería el camino, puesto que nada puedo agregar a los expuestos por los artículos que componen este libro.
Alrededor de 1970 entré –recuerdo que entonces decíamos así- en análisis inquieto por cierta angustia que no acertaba a relacionar con lo que estaba pasando. Conocía el trabajo de Sigmund Freud sobre los que fracasan al triunfar y en verdad era en ese momento alguien que tenía éxito dentro de las modestas coordenadas del medio intelectual de entonces. ¿Dónde había quedado la alegría de los años anteriores, cuando escribía sin el reconocimiento de nadie y disponía de muy poco dinero? Dos acontecimientos, que ocurrieron con poca diferencia en el tiempo, se enlazaban: la muerte de mi padre y el nacimiento de mi primer hijo. Además, mi fantasía construía algunas imágenes torvas en relación con eso y una culpa extraña y persistente alteraba el ritmo del sueño y excluía la satisfacción esperada.
Si cada uno sitúa algún salto radical en su vida en torno a cierto descubrimiento, la confesión que haré resultará irrisoria: leyendo a Saussure con Oscar Masotta descubrí la relación contingente entre el signo y la cosa.
Fue un abismo, una extrañeza que me recordaba las novelas llamadas objetivistas: una brecha ontológica abierta entre el mundo y las palabras. De ese trastorno surgió mi segunda novela (una vergüenza que mi generación olvidó con facilidad ayudada por el violento curso de los acontecimientos y que yo sigo recordando como la cifra enigmática de un libro que quizá nunca llegué a escribir)
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