Blog de la Biblioteca y Archivo del Centro Descartes
mayo 2025
El Blog René difunde su publicación de Mayo titulada “Alianza mafiosa y psicoanálisis”. Se trata de una entrevista realizada a Germán García en Buenos Aires, luego del Tercer Encuentro Freudiano -organizado en julio de 1984-. En ella, García revela una decidida política en el psicoanálisis que se entrecruza con la historia de las instituciones analíticas en España y en Argentina.
Encontramos una clara distinción: por un lado, lo que aun hoy podemos sancionar como una alianza propia del mercado; por el otro, una asociación entre analistas para hacer existir al psicoanálisis, más allá de cualquier otra ambición.
Puede dar cuenta de mojones de su propio análisis: “Se crea una responsabilidad de la palabra que no es asociación libre como masturbación fálica del discurso. Es una invitación a sostener la palabra, todo lo que puedas, frente a otro que escucha.”
Resulta interesante localizar las discusiones de esa época, habitada por tensiones que posteriormente posibilitarán un movimiento que J.A. Miller llamará “orientación lacaniana”.
Dirección de Biblioteca y Archivo del Centro Descartes
¿Qué pasa en Barcelona?
- En Barcelona me encuentro con la misma alianza mafiosa que había conocido aquí, de argentinos dedicados al psicoanálisis, que me proponen que yo enseñe, ya que tengo facilidad de palabras, y les mande a mis alumnos de pacientes. Esto a mi no me interesa. Pido una asamblea a la Biblioteca que fundó Masotta, y propongo organizar las cosas bien. En la asamblea, propongo que los que analizan testimonien lo que hacen en su práctica, que los que tienen ganas escriban, publiquen, hagan charlas y, los que tengan que aprender, aprendan y lean. Propongo entonces, cuatro lugares que son respectivamente los de Asociados analistas, Asociados instituyentes, Constituyentes y los Instituyentes, que son los que hacen alguna cosa. Además, están los Lectores de la Biblioteca. Organizo esta asociación a la que le pongo el nombre de Asociación de Psicoanálisis, en donde doy un curso de Lacan todos los jueves durante un año.
¿Vos ocupabas el lugar vacante que había dejado Masotta?
- No exactamente, porque Masotta no se encargó de organizar eso. Como todo el mundo le iba a golpear la puerta a su casa y pedirle pacientes, alquiló un lugar y le puso Biblioteca Freudiana. Yo le puse Asociación de Psicoanálisis. El curso de Lacan lo dicté entonces en La Asociación de Psicoanálisis-Biblioteca Freudiana.
Cuando te fuiste a Barcelona ¿todavía pertenecías a la Escuela Freudiana de la Argentina?
- Si, hasta el ‘81, que me escriben diciendo que a partir de esa fecha no pertenezco más a la Escuela, y esto es decisión del Otium de dirección. Lo recibo sin firma. Entonces lo voy a ver a Miller a Paris, y le digo que puesto que me han echado de la Escuela Argentina, voy a quedarme en Barcelona y quiero trabajar con él. Y que además, ya le he pedido análisis a Eric Laurent.
¿Cómo es tu análisis con Laurent?
- Yo tengo sesiones de una palabra. Por ejemplo, esto es un invento, llego y digo “Esto es insoportable” -Bueno, dice él, si esto es insoportable pague y venga después-. Al revés de lo que hacen ciertos analistas argentinos que ironizan, algo así como que sos un tonto. Uno aprende allá que sos responsable de tu palabra. Se crea una responsabilidad de la palabra que no es asociación libre como masturbación fálica del discurso. Es una invitación a sostener la palabra, todo lo que puedas, frente a otro que escucha.
¿Qué es el Campo Freudiano?
- Me parece buena tu pregunta, porque aquí hay un desconocimiento absoluto. Por un lado, está el llamado Campo Freudiano, que es lanzado por Lacan como un torbellino, después la disolución de la Escuela Freudiana de Paris. Todo el mundo puede anotarse ahí, no hay institución, no tiene fronteras ni nada. Solamente hay que formar un cartel. Según sea la respuesta de México, Perú o de donde quieras, se hará una reunión de carteles, de trabajos, un Forum. Eso es el Campo Freudiano.
Los carteles del Campo se anotan, se registran, en la Escuela de la Causa, pero ésta no se hace cargo. Son dos campos separados.
Como sabrás, cuando terminó el Congreso hubo dos tesituras muy claras: los que estaban a favor de Miller y los que no lo estaban.
- Si, ahí habló un joven, que no se quién es, que hizo muestra de esa costumbre obscena argentina de interpretar públicamente un lapsus. Es una medida de mal gusto, se interpreta un argumento, el lapsus tiene un valor dentro de un dispositivo analítico, en una dirección de la cura. Acá hay un uso terrorista, parte de la obscenidad nacional, porque los que no son analistas hacen lo mismo, son intimistas, se cuentan todo.
Concretamente, ¿qué pensás de este hecho que produjo tanto revuelo? Esto de la imperialización del saber.
- Esta posición de que si colonizan o no colonizan es una tontería por varias cosas. Si los que dicen no querer ser colonizados lo dicen en nombre de Althusser o de Bachelard o Blanchot, usan otros textos del centro de colonización. El lacanismo se expandió en México, Venezuela, Italia, en Francia mismo.
Pero Miller dice que Buenos Aires es una capital lacaniana.
- Si, lo dice también cuando va Suecia o a cualquier otra parte. Cuando uno va a algún lugar se lo elogia. Esto consta en los libros de diplomacia. Buenos Aires fue interlocutora del lacanismo por mucho tiempo, pero ahora, ya existe en otras partes. Hay una soberbia argentina que no es distinta de la de Galtieri al querer pelear contra el Imperio Británico sólo. Si hay un venezolano millonario, que estudia durante seis años en Paris, se analiza, vos, no podes decir si viene aquí ¿y éste quién es, no lo conoció a Masotta?
¿Cómo ves entonces el lacanismo después de cinco años de ausencia?
- Mirá, fui a una librería especializada y veo las mismas revistas que en el ‘78. El lacanismo se expandió a un montón de lugares y en la Argentina, con anteojeras, siguen diciendo que somos los dueños de la cosa.
Es cierto que el lacanismo se estabilizó, pero también es cierto que aquí hubo una variante económica francamente desastrosa. Te digo esto porque alguna vez me dijiste que en París hay que tener tiempo, mandarse a estudiar todo ese tiempo, y dinero.
- Si, yo fui el único que habló de dinero en el Congreso. Ahora, Liz, si vos sos psicoanalista y el lacanismo se expandió a todas las ciudades ¿no te conviene a vos económicamente? Lo que pasó aquí, y yo también estoy en esa, es la rivalidad por la enseñanza. Cada uno quería ser un Lacancito con sus seguidores.
¿Hay alguna diferencia teórica entre los argentinos y los franceses?
- No, ninguna, la única diferencia es que aquí se sabe menos teoría que allá. Una falta de información no es una diferencia teórica. Cuando se enteren dirán lo mismo. Cuando unos copian a otros no hay asimetría. Creo que se trata de un intento de querer darle la dignidad de pelea teórica a lo que es la inquietud, porque hay un mercado que puede cambiar los prestigios.
Este Congreso produjo inquietud en las instituciones, casi me atrevería a decir como equivalente a la disolución de la Escuela Freudiana de París, ¿cómo pensás un nuevo modelo de institución?
- Yo pienso y además recomiendo bajarse del caballo, tener cuidado con la alienación a Lacan, porque acá te defienden los lectores de Lacan, pero un lector puede ser un neurótico obsesivo que construye un interlocutor imaginario y se pelea con él. La lectura no es garantía de nada. La erudición es un síntoma. Yo soy lector de Lacan, pero si me identifico con él estoy chiflado, como le pasa a mucha gente aquí, además me analizo con alguien que se analizo con Lacan. ¡Soy nieto analítico de Lacan...!
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