Germán García - Archivo Virtual / Centro Descartes, Buenos Aires

Por Vicente Palomera

# (27 de diciembre 2018). Por Vicente Palomera. Recuperado de https://www.sinthomaycultura.com/.

Estimado César,
Una y media de la madrugada, día 27 de diciembre. Leo tu correo: ¡Germán ha fallecido! ….La muerte aparece como uno de esos torpedos que alcanzan el casco de un buque en la misma linea de flotación. Me empiezo a hundir en la pena, con la impotencia y la rabia. Acababa de decírselo a mi compañera, Rosalba y ella declara: “¡Ha sido un año horrible que vuelve golpeándonos con la muerte del querido Germán!”.
Hace pocos días, había visto el video de la presentación de tu libro sobre Germán en el Centro Descartes y al oír a Alan Pauls hablando del “duro momento que estaba atravesando Germán” no supe a qué se refería. Llamé enseguida por teléfono a una colega de Buenos Aires quien me confirmó que había sufrido una crisis cardio-respiratoria. ¡Ironías de la vida! He conocído a poca gente con una generosidad intelectual mayor y con un corazón tan ávido por encontrarse con esa fraternidad de quienes compartían ese humor tan “Germabrowicziano” como yo le decía a él. Se mueren muchas cosas con su desaparición. Dudo que el psicoanálisis y el mundo de las letras en Argentina tengan aún alguna medida de lo que supone su desaparición. Estarás de acuerdo conmigo que se pierde esa extimidad que Germán supo encarnar en el país. Por mi parte, he de declarar que sin el encuentro con esa extimidad que, primero Oscar Masotta y luego Germán García supieron encarnar sería difícil que se hubiese fabricado ese destino que me llevó al psicoanálisis. Me despido ahora, estimado César, con mucha pena.
Un abrazo
Vicente Palomera
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Nota. Un último “saludo estructuralista” a Germán.
Germán compartía a la sazón mi gusto por el “periplo estructuralista” que tan fructífero fue en la enseñanza del Lacan. Yo daba clases de Antropología Cultural en la Universidad de Barcelona y me invitaron a escribir, en 1984, un ensayo crítico sobre la noción de “Personalidad” en la Psicología. Allí evoqué el siguiente párrafo de Claude Levi-Strauss que me permite enviarle un último “saludo estructuralista” al amigo al que no veremos más cuando volvamos a Buenos Aires:
“Lo que desaparece, cuando una personalidad muere, consiste en una síntesis de ideas y conductas, tan exclusiva e insustituible, como la efectuada por una especie floral, a partir de cuerpos físicos simples utilizados por todas las especies. La pérdida de un allegado o de un personaje público: político, escritor o artista, cuando nos afecta, lo hace de la misma manera en que sentiríamos la irreparable privación de un perfume, si Rosa centifolia se extinguiese. Desde este punto de vista, no es falso decir que algunos modos de clasificación, arbitrariamente aislados con la etiqueta de totemismo, tienen un empleo universal: entre nosotros, este “totemismo”, solamente se ha humanizado . Ocurre como si, en nuestra civilización cada individuo tuviese su propia personalidad por totem: ella es el significante de su ser significado” (Lévi-Strauss, C., El pensamiento salvaje, FCE, México, p. 312).

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