Germán García - Archivo Virtual / Centro Descartes, Buenos Aires

Hilvanar Cuerpos Entrelazados

# (mayo 1993). Hilvanar Cuerpos Entrelazados. (2001) “Introducción” al Ulises de James Joyce. Buenos Aires: Editorial Pluma y papel. Por convenio especial con Editorial Rueda de la República Argentina correspondiente a la primera edición en idioma castellano. Traductor Salas Subirat. Incluido en Web Descartes.

Creación de la nada. ¿Qué lleva ella en la  
valija? Un aborto a remolque de su cordón  
umbilical, acondicionado en lana rojiza.  
Los cordones de todos se encadenan hacia  
el pasado, cables de hebras retorcidas de  
toda carne.  
James Joyce. (Ulises)

Ulises, escrita entre 1914 y 1921, se publica en 1924. La novela se presenta como una disolución del sentido en los átomos del sonido. La disolución, engendra: "En el vientre de la mujer el verbo se hace carne pero en el espíritu creador toda la carne que pasa se convierte en la palabra que no pasará" —dice Estéban, el artista, después de ver todas las imágenes posibles sobre cadáveres, imágenes despertadas por el entierro de Dignam. También, es el momento en que se multiplican las imágenes del padre, tramadas en torno al parto de la señora Purefoy. La conexión de Esteban con su padre Simón, de Leopoldo con su padre Rodolfo, se hilvanan con Rudy —el hijo muerto de Leopoldo— y la creación de una obra— el embrión de Estéban.  

Buck Mulligan es el exarconte que abre el libro, con palabras del Introito de una misa: su coro está compuesto por Estéban Dedalus y por el inglés Haines, hasta que se suma por un momento la vieja lechera que confunde las lenguas. En diferentes momentos el exarconte será Estéban (o Leopoldo, o su mujer Molly) y el coro estará compuesto por personajes fugaces y/o recurrentes, que configuran la ciudad de Dublín. El entierro de Dignam y el parto de la señora Purefoy hilvanan la alternancia de los vivos y los muertos. El agón, el combate, de Estéban se libra en varios planos: con Buck Mulligan en la vida social con Shakespeare en la creación, con la Iglesia Católica frente al misterio del padre. El coro y el exarconte —que recita solo frente al coro— se alternan de manera dialógica o se entrelazan como en la escena del prostíbulo.

El rito evocado al comienzo es el movimiento circular de un sólo día: el 16 de junio de 1904, dieciocho horas a partir de las ocho de la mañana. Para James Joyce, es el primer día que salió con Nora Barnacle –la mujer de siempre—, es también el doomsday (día del juicio) y el Bloomsday (día de Bloom, del florecimiento)

Los rituales de ese día, como las antiguas fiestas agrarias de Grecia, promueven la renovación de la vida (parto) tras la muerte (entierro de Dignam) Se presentan mitos, héroes de diferentes aspectos, que triunfan, mueren y resucitan. Desaparecen y vuelven (la evocación del político Parnell), son capturados y expulsados, se enfrentan en combate (Bloom con el Ciudadano, Estéban con el soldado) Se enmascaran dentro del movimiento de muerte y resurrección de la vida: "Quedaban las condiciones genéricas impuestas por la naturaleza, que eran parte integrante de la humanidad: la necesidad de destruir para procurarse sustento alimenticio; el carácter doloroso de las funciones extremas de la existencia individual, agonías del nacimiento y de la muerte; la fastidiosa menstruación de las hembras simias y (especialmente) humanas, que se prolongaba desde la pubertad hasta la menopausia; los inevitables accidentes en el mar, en las minas y las fábricas; ciertas enfermedades muy penosas y sus consecuentes intervenciones quirúrgicas, la locura congénita y la criminalidad hereditaria; las epidemias diezmadoras; los catastróficos cataclismos que hacen del terror la base de la mentalidad humana; los trastornos sísmicos cuyos epicentros se sitúan en regiones densamente pobladas; el fenómeno del crecimiento vital, por convulsiones de metamorfosis, desde la infancia, pasando por la edad madura, hasta la vejez".

Ese día, Estéban Dedalus sale de la torre donde vive con Mulligan y Haines, sin tener la llave que le ermita entrar al volver, porque se ha peleado con los otros. Da una case, vaga por Dublín, discute sobre Shakespeare en la Biblioteca Nacional.

Leopoldo Bloom, por su parte, sale de su casa después de dar de comer a su gata y llevar el desayuno a su mujer, que permanece en la cama. Es agente de publicidad y no mantiene relaciones sexuales con su mujer desde hace algunos años. Tiene una hija y ha perdido un hijo varón que tendría en ese momento once años.

Molly, su mujer, esperará a su amante. El coro de Dublín le adjudica varios, no todos confirmados por la narración. Bloom asistirá al entierro de Dignam, se encontrará con Simón padre de Estéban y portador del pecado simónico. Bloom, en tanto padre de un hijo muerto, trata a Estéban como un hijo y encuentra en Simón un igual. Cavila sobre sus ascendientes y sobre Milly, su única descendiente: "Todos desaparecidos. Todos caídos. En el sitio de Ross su padre, en Gorey cayeron todos sus hermanos.

A Wexford, somos los chicos de Wexford, quizás. El último de su nombre y de su raza. Yo también, el último de mi raza, Milly, el joven estudiante. Quién sabe, quizás, es culpa mía. Sin hijos. Rudy. Ahora es demasiado tarde. ¿O tal vez no? ¿Y si no lo fuera? ¿Si todavía fuera posible? No sentía odio. Odio. Amor. Sólo son palabras. Rudy. Pronto seré viejo".

Aunque Milly, su hija, tenga hijos del estudiante evocado, la falta de Rudy, el hijo varón, es la extinción del apellido. Por su parte, el hijo de Simón quisiera perpetuar el nombre por la obra —comparada con un embrión—, que excluye la descendencia carnal. Bloom realiza actividades relacionadas con su trabajo, come oyendo música, vaga por la ciudad pensando en su mujer que recibirá un amante, escucha los discursos de un nacionalista irlandés, espía a una joven en la playa, mientras es observado por otras dos que conversan mientras cuidan unos mellizos.

En la maternidad, donde va interesado por el parto de la señora Purefoy, conoce a Estéban y lo acompaña hasta el barrio de los prostíbulos, en parte para protegerlo y en parte llevado por el peso de una sexualidad manifestada de diversas formas y en diversas escenas.

Ciertos acontecimientos verbales disuelven las identidades. Aparece el coro de manera explícita, Shakespeare dice algunas palabras incomprensibles —es decir, el combate se inclina hacia Estéban, el joven artista—. A la inversa, en la esfera cotidiana Estéban es golpeado por un soldado y Bloom lo invita a su casa, donde no puede alojarlo. Toman una taza de cacao. Luego Estéban se marcha, desaparece en la noche. El monólogo de Molly Bloom, en la cama, disuelve el agón masculino en la infinitud de una afirmación trivial y misteriosa. Ella recuerda a su amante, su vida pasada, las sensaciones de su cuerpo, sus condiciones sexuales, su experiencia de los hombres, etcétera.

El mundo masculino desaparece y sus modelos —Homero, Dante, Goethe y los demás— se disuelven en el transcurrir sin punto ni coma, que articula el goce de una mujer, una mujer que es cualquiera a la hora de hilvanar con su cuerpo las palabras del lenguaje común. Estéban, Bloom y Molly son vistos por el lector a través del estilo que compone la sucesión de ese día único. He aquí algunos recursos técnicos:

- Temáticos: modelos imaginarios, alusiones internas, paralelismos externos, retornos de fragmentos introducidos previamente.

-Miméticos: onomatopeyas, ritmos imitativos, alteraciones del orden en alguna palabra y otros recursos para que el lenguaje desarrolle lo que describe.

- Cinemáticos: equivalentes de la fotografía en primer plano, secuencia de cámara lenta ("el ver, verbalmente" — según Julián Ríos)

- Poéticos: juegos de palabras, sintaxis condensada, metáforas imprevistas,

yuxtaposiciones abruptas (y otros efectos de la poesía, surgidos del simbolismo)

- Centrífugos: burlas, adivinanzas, interrupciones, pistas falsas, despilfarros eruditos, catálogos rabelaisianos, trucos a la manera de Sterne.

- Paralelismos: el famoso paralelo con la Odisea, las parodias y alusiones, tanto populares como cultas. "Ulises es - para citar de nuevo a Julián Ríos- un gran palimpsesto de imágenes y enigmas, de escrituras dúctiles y plásticas, en las que los detalles más triviales y cotidianos dejan traslucir su trasfondo mítico y donde la irisada cortina del humor y de la ironía no oculta el fondo sombrío de la condición humana. Estos montajes de palabras e imágenes, esta extraordinaria capacidad de condensación verbivocovisual no escaparon al ojo avizor del cineasta Eisenstein que observó muy agudamente que a Joyce "le tocó desarrollar en literatura la idea pictórica del jeroglífico japonés" (Letra Internacional, N°— 27, 1992)

En la juventud de James Joyce la lengua gaélica era menos estimada por los escritores que el inglés, a pesar del mentado renacimiento literario de Irlanda. La lengua de Shakespeare prescindió, durante siglos, de regulación académica alguna. Se forjó en el juego de las conquistas (en el siglo V, la isla fue invadida por los paganos de la Baja Germanía —anglos, jutos y sajones— que expulsaron a los nativos bretones) En la ironía de la derrota, los bretones fueron llamados walhas (extranjeros), de donde deriva la palabra Gales. ¿Fingal, uno de los héroes de los Poemas de Ossián "traducidos" del gaélico por James Macpherson, es a la vez una burla y una venganza? 1

La lengua propagada, germano occidental, produce el alemán y el holandés. El anglosajón distribuye cuatro dialectos y uno de ellos, el sajón, se encuentra en el vocabulario del inglés moderno (lord, lady, king, man, child, etcétera) Desde Dinamarca los escandinavos invadieron a los anglosajones en el siglo IX y la lengua danesa dio a la inglesa nada menos que la palabra ley (law). Los franceses normandos introdujeron los que serían términos refinados para la conversación (en una reunión se dirá "mucho" en anglonormando great deal—, en vez de usar la expresión sajona — a lot of—). A partir del siglo XII el latín se expande en el inglés, considerado en los siglos siguientes como idioma plebeyo.

El primer diccionario oficial, el de Oxford, tomó como base textos de escritores que habían transcripto esa "habla" británica (Shakespeare, Milton, Dreyden). James Joyce, a pesar de lo que se diga, va a instalarse en la tradición de una lengua abierta, no regida y unificada por la invención de las lenguas nacionales.

La lengua imperial, fluída y abierta a las contingencias de sus conquistas, le permite dilapidar palabras, de la misma manera que el imperio dilapida cuerpos y Dios dilapida almas de salvajes: "Esas eran millones de almas creadas por Dios a su Propia Semejanza a quienes no se habría revelado (Dios mediante) la fe. Pero eran almas de Dios creadas por Dios.

Le parecía una lástima al padre Conmee que todas hubieran de perderse, un despilfarro si uno pudiera decirlo". Un despilfarro, como el que realiza la familia Joyce, llegando a la pobreza en unas pocas generaciones. Finnegans Wake es el despilfarro y la recuperación, el abismo y el fundamento, de los cuerpos y de las lenguas. Anthony Burgess describe al personaje de esta novela como un hombre de mediana edad, de procedencia escandinava y de ascendiente protestante, cuya mujer parece tener una gota de sangre rusa. El nombre de él es Porter y duerme, de manera que entrar en el libro es pasar por sus sueños. Porter, en el sueño se llama Humphrye Chimpden Earwicker (H. C. E.).

Las iniciales de su nombre generan frases:

"Haveth Childrens Everiwhere (Tened niños en todas partes), "Here Comes Everybody" (Aquí llega todo el mundo), etcétera.2

H. C. E.: Hilvanar Cuerpos Entrelazados, evoca el trabajo de Jacques Lacan cuando se encontró con Jacques Aubert, frente al enigma de James Joyce, el sínthoma. ¿Cómo se Hilvanan esos Cuerpos ya Entrelazados por generaciones? Nada que temer, no intentaremos resumir aquí lo que pasó entonces, aunque remitimos a la lectura de los interesados.3  

Las letras iniciales, al permutarse, minan la certidumbre del nombre propio y de la transparencia del lenguaje.

Por ejemplo, Estéban alude a los libros que pensó escribir con letras como títulos: "¿Ha leído su F? Oh, sí, pero perefiero su Q. Sí, pero W es maravilloso. Ah, sí, W".

Los cinco hombres—sandwich de la firma H. E. L. Y'S caminan por la ciudad con la H por delante y la Y por detrás.

Bloom toma la comida para los mendigos que le ofrece el joven de la Y.M.C.A., ve al poeta A.E., trata de recordar la explicación popular de las iniciales sagradas I.N.R.I. ("Iron nails ran in", entraron clavos de acero).

Breen enloquece frente a una tarjeta postal anónima que lleva como mensaje único las letras "U.P.". Estéban, en la Biblioteca, piensa en el misterio de la permanencia de la identidad personal ("I, I and I. I.", yo, yo y yo, yo).

Especula, también, acerca de "Mr. W. H.", de Shakespeare ("Mr. William Himself”, el señor William mismo).

El padre Conmee S. I. se detiene para hablar con la esposa del señor David Sheehy M.

P. y pasa por una iglesia cerrada con un anuncio que dice que "el reverendo T. R. Green B. A. hablará D. V.".

Bloom escribe en la arena "I AM A" (YO SOY UN). ¿Yo soy un... , yo soy alfa? "K.M.R.I.A." ("Kiss my royal Irish arse", "Besa mi real culo irlandés".) El romance clandestino de Bloom, realizado con el nombre de Henry Flower, con la desconocida Martha Clifford, aparece así: "una carta recibida por Henry Flower (que H. F. sea L.B.) de Mary Clifford (encontrar M.C.).

La lista se podría extender, pero basta para mostrar la importancia de las letras iniciales y el juego que posibilitan entre los nombres propios y los nombres comunes.

Estéban dice: "¿Qué hay en un nombre? Eso es lo que nos preguntamos en la infancia cuando escribimos el nombre que se nos ha dicho es nuestro".

Y en otra parte: "Usted utiliza bien el nombre —admitió Juan Eglinton—. Su propio nombre es bastante extraño. Supongo que explica su fantástica imaginación".

También: "—Los sonidos son imposturas

— dijo Estéban después de una pequeña pausa

— Lo mismo que los nombres: Cicerón,

Podmore, Napoleón, el señor Goodbody, Jesús, el señor Doyle. Los Shakespeare eran tan comunes como los Murphy. ¿Qué hay en un nombre?".

"—Así es, es cierto — convino el señor Bloom sin afectación —. Naturalmente. Nuestro nombre también fue cambiado —agregó empujando el así llamado panecillo".

La pregunta por el nombre propio, es la pregunta sobre lo que se incorpora, sobre lo que Hilvana los Cuerpos Entrelazados (HCE) por las reglas del parentesco: "Espiritual incorpóreo — leemos en Ulises Padre. Verbo y Espíritu Santo. Padre universal, padre celestial. Hiesos Kristos, mago de la belleza, el Logos que sufre en nosotros en todo momento. Esto en verdad es eso. Yo soy el fuego sobre el altar. Soy la manteca del sacrificio. Jugando con iniciales una vez más, Estéban revela su economía: "P.C.N... tú sabes: phisiques, chimiques et naturalles. ¡Ahá! Comiéndote el valor de tus peniques, chemiques y naturelles".

La sustitución de física por peniques enlaza el dinero con la química natural de las palabras (cuánto vale un poema, un artículo, etc. son temas recurrentes) Y el libro avanza con referencias económicas que se exasperan en el prostíbulo. Por último aparece la detallada cuenta del día, echa por Leopoldo, que en el prostíbulo recibió el reproche de su padre por salir de juerga y gastar su dinero.

El dinero (peniques / paniques), en una respuesta de Leopoldo Bloom al examen de conciencia final, sigue una escala: La Pobreza, La Mendicidad, La Indigencia y el Nadir de la Miseria: "el del anciano impotente privado de sus derechos civiles, sostenido por la comunidad, pobre lunático moribundo". La falta de dinero se invierte en un despilfarro de recursos literarios: "... el banquete socrático que se parodia en la clínica donde parirá la señora Purefoy pasa por todas las fases de la lengua inglesa, desde la Crónica

Anglosajona y sir Thomas Malory a través de Chaucer, Bunyan, Addison, Sterne, Samuel Pepys, Swift, De Quincey y Carlyle, hasta los modernos (Mallarmé aparece en Ulises), sin olvidar estilos teológicos"5.

El penúltimo capítulo, como el catecismo, está tratado mediante preguntas y respuestas.

Remite, de esta forma, a la primera imagen del libro: Buck Mulligan parodia una misa y trata a Estéban de "jesuita miedoso". Sobre los jesuitas se ha preguntado Jacques Lacan: "¿No hay en el corazón de lo que se trasmite a través de una cierta sabiduría humanista algo como un perinde ac cadaver oculto, que no está ahí donde se supone que ha de estar, a saber, en la presunta muerte que exigiría la regla de San Ignacio?". Demasiado mundanos, Leopoldo Bloom observa la fascinación que ejercen sobre las mujeres y se da cuenta de que entre ellos y ellas un deseo susurrado hilvana los rituales exhibidos. Esta relación de los sacerdotes con las mujeres, fue mencionada por Estéban cuando decide no tomar los hábitos.

Leemos en Ulises: "Solamente una madre y un niño nacido muerto se entierran en el mismo ataúd. Entiendo por qué. Entiendo. Para protegerlo durante todo el tiempo que sea posible aún en la tierra. La casa del irlandés es su ataúd. Embalsamamiento en las catacumbas. Momias, la misma idea". Hay variantes, de lo cómico a lo patético, de esta muerte que no incluye la desaparición de la vida: "Bueno, la voz sí: gramófono. Tener un gramófono en cada sepultura o guardarlo en la casa. Después de comer un día domingo. Pongan al pobre viejo bisabuelo".

La voz, sabemos, entrelazó a James Joyce con su padre y también con su hijo: tres generaciones, al menos, hilvanadas por el canto.

¿De qué madre irlandesa habla James Joyce?: "El doctor Bloom es bisexualmente anormal" (dice el Dr. Buck Mulligan). "El profesor Bloom es un ejemplo acabado del nuevo hombre femenino" (lee en un certificado, el Dr. Dixon). Y luego informa: "Está a punto de ser madre". La respuesta de Bloom: "¡Oh, deseo tanto ser madre!".

Jacques Lacan comenta que Leopoldo Bloom se interroga si es un padre o una madre y que siente que lleva a su mujer en el vientre, lo que resulta un extravío que puede experimentarse frente a alguien que uno ama.

¿Qué sabemos de la couvade, hoy tan olvidada?

De vuelta a San Ignacio: "No, la muerte en cuestión —dice Lacones la que está escondida detrás de la propia noción de humanismo, en lo más vivo de toda consideración humanista. Y hasta en ese término que intentan animar con el título de ciencias humanas, hay algo que amaremos un cadáver en el armario".

Si en la primera página de Dublinenses aparece el "pecado simoníco", es porque San Ignacio sabía que "donde diga negro diga yo blanco" si el superior me lo ordena. Es decir, el gnomón de la jerarquía obliga a elegir entre el pecado simónico o la parálisis.

Para James Joyce, la fe en el artista futuro justifica el cinismo del ciudadano presente.

Como los ejercicios de San Ignacio, Dublín es la repetición, el espacio omphalos

donde "una comedia humana en cien actos, que no cesa de desarrollarse de ciclo en ciclo, de conquistar todos los aspectos, todas las dimensiones de modo que lo que es metrópoli en Dubliners se convertirá en laberinto en Dedalus y en mediterráneo en Ulises para estallar finalmente y formar la inmensa nebulosa de Finnegans Wake" (Jean París, 1957).

Cumplida la ascesis, el artista no tiene nada que decir. Muere, como el pobre Dignam, velado por el alcohol, sin resolver el enigma que entrelaza su oscuridad con la locura de su hija Lucía: "A veces me digo a mí mismo que cuando yo salga por fin de esta noche oscura, ella también se curará".6

"Silencio, astucia y destierro", es la consigna del Retrato. ¿Para qué? Para escapar de "p.g.l". Es decir: "Parálisis general de los locos" (Ulises).

Entre el irlandés Mulligan y el inglés Haines, Estéban invoca con ironía a Wilde, Shaw, Nietzsche.

La última palabra del primer capítulo es usurpador, en el segundo aparece escrita en un cuaderno la palabra cálculos. Y mientras Estéban explica álgebra a un niño, describe sus lazos con los signos escritos: `A través de la página, los símbolos se movían en grave danza morisca, mascarada de signos llevando raros casquetes de cuadrados y cubos. Dense la mano, giren, saluden al compañero: así, diablillos de las fantasías de los moros. También exiliados del mundo. Averroes y Moisés Maimónides, hombres sombríos en el semblante y el gesto, relampagueando en sus espejos burlones el espíritu oscuro del mundo, una oscuridad brillante en la luz que la luz no podía comprender" (Ulises). Estéban experimenta el recuerdo de la propia infancia en la vergüenza del niño cuya "mano movía fielmente los símbolos inseguros". "Amor matris, genitivo subjetivo y objetivo ( ... ) Yo era como él, con esos hombros agobiados, esa carencia de gracia. Mi infancia se inclina a mi lado".

La infancia se encuentra en cada paso del libro, se ve a través de sus efectos, que se esfuman "... lo mismo que los trocitos de papel o de cristal de colores de un caleidoscopio, parecen agruparse los módulos significativos, que inevitablemente se desvanecen antes de que aprehendamos su integridad o descifremos sus implicaciones".7

El narrador del primer relato de Dublinenses es un niño: "Cada noche, al levantar la vista y contemplar la ventana, me repetía a mí mismo en voz baja la palabra `parálisis'. Siempre me sonaba extraña en los oídos, como la palabra gnomón en Euclides y la `simonía' del catecismo. Pero ahora me sonó a cosa mala y llena de pecado". El gnomón como regla de composición, la simonía (Simón el Mago ofreció dinero a los apóstoles para obtener el don del Espíritu Santo) que intenta negociar con los sacramentos, el enigma de esa muerte "... me rompí la cabeza tratando de adivinar qué quería él decir con sus frases inconclusas (... ) Fue entonces que recordé que había muerto de parálisis y sentí que también yo sonreía suavemente, como si lo absolviera de un pecado simoníaco".

La parálisis con que se abre el libro Dublinenses ha sido mentada como el nombre de un fenómeno general, como el signo de aquello que James Joyce rechazaba de la ciudad de Dublín. Por nuestra parte, la aparición del gnomón y de la simonía introducen las dificultades para medir y el problema del precio del arte, en tanto negocia a su manera con el mundo de lo sagrado. Y el reverendo James Flynn, ahora muerto, sólo ha dejado esas frases inconclusas. Y Eliza, que después de un silencio parece que responderá, dice: "Fue ese cáliz que se rompió... Ahí empezó la cosa".

¿Qué cáliz rompió Simón Dedalus —el Mago Simón—, para que la desgracia de la parálisis ronde la imaginación de su hijo Estéban?

"Un padre, luchando contra el desaliento —dijo Estéban—, es un mal necesario. Escribió el drama durante los meses que siguieron a la muerte de su padre. Si ustedes sostienen que él, un hombre encanecido con dos hijas casaderas, con treinta y cinco años de vida, nel mezzo del cammin di nostra cita, con cincuenta de experiencia, es el estudiante imberbe aún no graduado de Wittemberg, entonces ustedes deben admitir que su madre de setenta es la reina lujuriosa. No, El cadáver de Juan Shakespeare de hora en hora se pudre y se pudre. El reposa, libre de la paternidad, habiendo legado ese patrimonio místico a su hijo. Calandrino de Boccaccio fue el primero y último hombre que se sintió preñado. La paternidad, en el sentido del engendramiento consciente, es desconocida para el hombre. Es un patrimonio místico, una sucesión apostólica, del único engendrador al único engendrado.

Sobre ese misterio, y no sobre la madona que el astuto intelecto italiano arrojó al populacho de Europa, está fundada la iglesia y fundada inmutablemente, porque fundada, como el mundo, macro y microcosmos, sobre el vacío. Sobre la incertidumbre, sobre la improbabilidad. Amor matris genitivo, subjetivo y objetivo, puede ser lo único cierto de esta vida.

La paternidad puede ser una ficción legal. ¿Quién es el padre de hijo alguno que hijo alguno deba amarlo o él a hijo alguno?". (Ulises.)

Atenea, que no había aparecido en este extraño Ulises, es ahora invocada por la ironía de Buck Mulligan: "El mismo su propio padre — Mulligan hijo se dijo—. Espera. Estoy preñado. Tengo un feto en el cerebro. ¡Palas Atenea! ¡Un drama! ¡El drama es lo que importa! ¡Déjenme parir!". Por su parte, el Finnegans Wake trata de la culpa, del crimen, de H.C.E. Algo incestuoso, algo que no puede ser definido.

El llamado dolorido, extraño, que se lee en Finnegans Wake: "Y es viejo y viejo es triste y viejo es triste y cansado que yo vuelva a ti, mi frío padre, mi frío y loco padre, mi frío, loco y furioso padre...".

Ese padre que es también madre, ese padre que es su hijo, ese padre que es tres y uno, fue forjado con el asentimiento religioso del cardenal Newman: de un lado la historia del mito con sus formas circulares (asentamiento nocional) y del otro el asentimiento real de la revelación que está al alcance de cualquiera (las epifanías, en el lenguaje de James Joyce). Escribe Newman: "De modo que el Padre es todo lo que queremos decir con la palabra de Dios, como si no supiéramos nada del Hijo ni del Espíritu Santo; y de manera semejante el Hijo y el Espíritu Santo son cada uno todo lo que se quiere decir con esta palabra, como si el Padre y el otro no fueran conocidos. Más aún: por la palabra `Dios' no queremos significar nada que vaya más allá de lo que queremos decir con la palabra "Padre o Hijo o Espíritu Santo".8

El libro se llama Ulises, pero un personaje se llama Dedalus y el otro Bloom.

Para el supersticioso James Joyce se trata de una astucia, de convertir al nombre en secreto —uso de iniciales, por ejemplo— de difundir en su lugar otro nombre. A propósito del personaje Ulises, M. Detienne y J. P. Vernant escriben en su hermoso libro sobre la astucia (metis): "El maestro en el engaño, el mago en las palabras, parece semejante en el momento de iniciar su discurso a un ser incapaz de abrir la boca, como falto de los rudimentos del arte oratorio. Tal es la duplicidad de una metis que, presentándose siempre de manera distinta a lo que es, aparenta realidades engañosas, ese poder de embaucamiento que Homero designa con el término dólos: el caballo de Troya, el lecho de amor con ligaduras mágicas, la carnada para la pesca, celadas todas que disimulan bajo apariencias seguras o seductoras las acechanzas que ocultan en su interior".9

El 10 de noviembre de 1922 James Joyce escribe a su tía Josephine, lo siguiente: "Dices que hay muchas cosas en él que no entiendes. Te dije que leyeras primero la Odisea (...)Después cómprate en seguida las Aventuras de Ulises (que es una historia de Homero muy abreviada y contada en inglés sencillo) de Charles Lamb. Puedes leerlo en una noche y lo encontrarás en Gill's o Browne and Nolan's por un par de chelines" (Cartas escogidas, Lumen, T II, pag.130).

Desde la recomendación al precio, la tierna astucia de James Joyce para orientar a su querida tía Josephine nos recuerda al "¡Llévame contigo, padre, como lo hiciste en la feria de juguetes", del Finnegans Wake. El niño al crecer se llama artista, de la misma manera que Ulises se convierte en Bloom y también en Dedalus y en muchos otros: "El modelo propuesto es el polytropos, el hombre de las mil vueltas, (...) Para toda la tradición griega tal persona tiene un nombre: Ulises..."

Dédalo, uno de los nombres de Ulises en la imaginación de James Joyce, es el artista universal, arquitecto, escultor e inventor de recursos mecánicos. De padre incierto, Dédalo enseñó a su sobrino Talo, que resultó tan hábil que despertó sus celos.

Cuando Talo, inspirado en la mandíbula de una serpiente, inventó la cierra, Dédalo lo arrojó desde lo alto de la Acrópolis. Desterrado, huyó a Creta, donde se convirtió en arquitecto del rey Minos. Como la esposa de Minos se enamoró de un toro, Dédalo le construyó una vaca de madera para facilitar los encuentros. A Minos, por su parte, le construyó el Laberinto para que encerrara al Minotauro. Ariadna, para salvar a Teseo que había venido a combatir con el Minotauro, pidió ayuda a Dédalo, quien le inspiró la astucia del ovillo de hilo que permitiría al héroe encontrar el camino de salida.

Minos, al conocer el éxito de Teseo y el ardid de que se había valido, encarceló en el Laberinto a Dédalo, junto con su hijo Ícaro. Dédalo fabricó alas para sí y para su hijo Ícaro y ambos huyeron volando. Ese mundo fabuloso que fascinó a James Joyce desde la infancia lo llevaría a inventar una saga, como antes lo había hecho James Macpherson (1736—1796) con sus Poemas de Ossián, invención de un bardo gaélico del siglo III que logró engañar hasta el mismo David Hume.

Como es sabido, el modelo de Buck Mulligan es un amigo de James Joyce que luego sería médico: Oliver Gogarty.

James Joyce se sorprendió al leer la crítica de Oliver Gogarty (The Observer, 7/5/1939) que decía que el Finnegans Wake era "la zancadilla más colosal de la historia literaria desde el Ossian de Macpherson".

Joyce —según Richard Ellmann— le dijo a Budgen que Gogarty, por ser un atleta, conocía el valor de un "corredor de fondo". 10

Frente a Estéban, el exarconte, tenemos "... unos grupos de fantasmas, de suicidas, de ahogados, de prestamistas, de payasos y de imbéciles, de malos sacerdotes y de sirvientas ineficaces; y ninguno de estos grupos necesita ser revalidado por los sistemas analógicos, fascinantes pero tenues, a los que todos contribuyen invevitablemente. Otros personajes menores representan, no oficios o rasgos distintos, sino rutas alternativas para Bloom o para Estéban: el pordiosero Corley (...), el afrancesado exilado, Patrice Egan (...) y el afeminado esteta y adulador Best, que grácilmente atraviesa la biblioteca".

Esta galería de ratés poco pueden hacer frente a mujeres como Anna Livia, Marion Bloom, Bella Cohen o la misma Gertie Mc Dowell y la invención de la muchacha pájaro subraya la dimensión imposible de la feminidad que se anuncia desde el Retrato. En la misa del Ulises Buck Mulligan pronuncia el Introito, Estéban el Credo (sobre Hamlet) y Molly Bloom el Amén final.

El omphalo secreto de la misa es el prostíbulo donde se cambian los sexos, las edades, los caracteres y donde el recuerdo del hijo imposible -el de Molly que está muerto, el deseo de ser madre del propio Bloom- salva a Estéban en la ternura de Bloom. El prostíbulo deja entrar el gusto por la degradación que James Joyce encontró en Smollet, Swift, Sterne, junto al humorismo de un Fielding tamizado por la poesía de Browning (el metro del blank verse). El vacío, el uso del blanco de la página, llega a un James Joyce que practicó la poesía isabelina: "Aunque Joyce, con su sempiterna preocupación por la forma de sus poemas, intentando hallar una música capaz de comunicar emociones, se nos haya presentado a menudo como un clásico y no como un romántico, no podemos dejarnos persuadir de un modo total, por ninguno de estos argumentos (...) La poesía de Joyce ha de ser entendida más como la obra de un humanista que como la de un romántico a ultranza, o la de un neoclásico que no admitiese en modo alguno la emoción como germen de un repentino rapto lírico (...) Las citas y reminiscencias de escritores clásicos son continuas, lo cual nos revela a un autor intelectual que quiere dejar constancia de sus conocimientos en su obra. Existen abundantes referencias a Shakespeare y, sobre todo, al bíblico Cantar de los Cantares (...) La crítica acepta unánimemente la influencia de la poesía isabelina inglesa del siglo XVI en los poemas Chamber Music prácticamente en todos sus aspectos. Tales ecos se extienden, muy atenuados, a algunas composiciones de Pomes Penyeach, aunque sólo en cuanto a dicción y vocabulario, pues en otros aspectos el cambio operado es radical".11

La palabra inglesa pome es semejante a poem —como ocurre en castellano entre poma y poema—. Cada poema no es más que una poma (manzana) y al que compra la docena se le ofrece una propina (el poema Tilly) El libro se vendió a un chelín —es decir, doce peniques—, de que resulta que cada poema cuesta un penique, como se anuncia en el título.

El ecónomo caníbal invocado más de una vez en Ulises, la economía de la palabra en lo sagrado y en el arte, los peniques por la falta de peniques, se condensan en el chiste de James Joyce. ¿Cuál es la Tilly, la propina, del autor?

La "flowering branch (rama florida) que es Flower, Bloom, Molly. Pero sobre todo es el blank verse que resuelve para James Joyce su contradicción entre la música y el drama y crea una relación, estar Nebeneinander (uno junto a otro) y Nacheinander (sucesivamente), para salir de la p.g.l. (parálisis general de los locos) con una oscura certidumbre: "Si yo cayera de una escollera que desborda sobre su base, si me cayera a través de nebeneinander ineluctablemente. Voy avanzando bien en la oscuridad. Mi espada de freno pende a mi lado.

Golpea con ella: ellos lo hacen. Mis dos pies en sus botas están al final de sus piernas, nebeneinander. Suena sólido: hecho por el mazo de Los demiurgos". Un párrafo antes, el acto de enunciación ha sido descripto: "Un espacio muy corto de tiempo a través de muy cortos tiempos de espacio. Cinco, seis: el nacheinander. Exactamente: y esa es la ineluctable modalidad de lo audible". Según James Joyce, ha parodiado a todos los autores menos al Cardenal Newman, transcripto "con la sobria belleza de su estilo".

Hemos dicho que las epifanías (manifestaciones) son descriptas como lo que el Cardenal Newman llamaba asentimiento real, pero algo más puede encontrar James Joyce: "Somos tan poco capaces de aceptar o rechazar nuestra constitución mental —escribe Newman—como nuestra existencia". Así lo muestra esta obra, en tanto asentimiento radical (nocional y real, como quiere Newman) al enigma gociferante del ser de un artista.

Mientras ve a unos niños que juegan a la pelota y escucha lugares comunes del director del colegio donde da clases, Estéban Dedalus dice: "Estoy entre ellos, entre el encarnizamiento de sus cuerpos trabados en lucha entremezclada, el torneo de la vida". La obra revela su vocación: H.C.E. Hilvanar por las palabras (Nacheinander) Cuerpos que fueron Entremezclados (Nebeneinander) por el lenguaje.


REFERENCIAS

1. Isidoro Montiel: Ossián en España. Ed. Planeta. Barcelona, 1974

2. Anthony Burgess: “Acerca de qué es todo”. Rev. Conjetural. Nº 24. Bs. As. 1992

3. Joyce avec Lacan, sous la direction de Jacques Aubert. Ed. Navarin. París 1987

4. Harry Levin: James Joyce. Ed. FCE, México, 1988.

5. Jacques Borel: “ Joyce y la tradición de la novela”. En: Joyce (Varios). Ed. Jorge Alvarez, Bs.As. 1969

6. Jacques Mercanton: Las horas de James Joyce. Ed. Alfons el Magnámin, Valencia, 1991

7. Davis Hayman: Guía Ulises. Ed. Fundamentos. Barcelona, 1979

8. Cardenal Newman: El asentimiento religioso. Ed. Herder, 1960

9. M. Detienn y J.P. Vernant: Las artimañas de la inteligencia. Ed. Taurus, Madrid, 1988 Ulises 46

10. Richard Ellman: James Joyce ( pág. 809. Ed. Anagrama. Barcelona, 1991.

11. Alvarez Amorós. En: James Joyce, Poesías Completas. Ed. Visor, Madrid, 1987

OTRAS REFERENCIAS

- Stuart Gilbert: El Ulises de James Joyce. Ed. Siglo XXI, Madrid, 1971.

- Joyce —José María Valverde. Ed. Barcanova. Barcelona, 1982.

- Joyce — John Gross. Ed. Grijalbo. Madrid, 1974.

- Joyce — Italo Svevo. Ed; Argonauta. Bs. As. 1990.

- Joyce — Francesca Romana Paci. Ed. Península, Barcelona, 1970.

- Joyce —Herbert Gorman. Ed. S. Rueda. Bs. As. 1945. James Joyce

- Jean Michel Rabaté: "La missa parodia de Finnegans Wake" Rev. Poétique N°— 17, París, 1974.

- Varios: "Palabras para J. Joyce". Rev. Babel N° 11, Bs.As. 1989.

- Varios: "J. Joyce: Obscénite et théologie". Rev. Tel Quel N° 83. París, 1980.

- Varios: "Joyce": Rev. Europe N° 658, París, 1984.

- Ihab Hassan: "Finnegans Wake y la imaginación posmoderna". Rev. Descartes N° 10, Bs. As. 1992.

- James Joyce Odissey (A Guide to the Dublin of Ulisses). Frank Delaney — Fhotographed by Jorge Lewinski. Paladin Grafton Books, 1987.

CRONOLOGÍA

1882. (2 febrero) Nace James Augustin Joyce, en Rathgar (Dublín). Los "Invencibles" — nacionalistas irlandeses matan a Lord Cavendish.

1885. Nace Stanislaus Joyce, el "guardián de su hermano". Parnell, líder nacionalista irlandés, triunfalmente reelegido diputado.

1886. El proyecto de autonomía irlandesa, rechazado por la Cámara de los Comunes.

1887. Se publica Les lauriers sont coupés, de Edouard Dujardin.

1888. Joyce ingresa en el colegio clongowes.

1890. Parnell alejado de la vida política.

1891. Muere Parnell; el pequeño Joyce escribe una obra en su homenaje. Prematuramente jubilado el padre de Joyce, retira a James y Stanislaus de Clongowes, pasándoles a una escuela más barata.

1892. Nuevo proyecto de autonomía, rechazado por los Lores. 1882. (2 febrero) Nace James Augustin Joyce, en Rathgar (Dublín). Los "Invencibles" — nacionalistas irlandeses matan a Lord Cavendish.

1885. Nace Stanislaus Joyce, el "guardián de su hermano". P James Joyce 49

1893. Joyce entra en el colegio Belvedere (jesuitas).

1894. Viaje a Cork con su padre.

1898. Ingresa en la Universidad.

1899. Primeros estrenos teatrales del resurgimiento literario irlandés.

1900. Joyce publica un artículo sobre Ibsen, y anota "epifanías".

1901. Se cartea con Ibsen, Muere su hermano George.

1902. Joyce se gradúa, con el B. A. universitario. Va a Londres y París.

1903. Vuelve de París porque muere su madre. Empieza Dublineses

1904. Publica poesías en revistas. Le rechazan su primer "Retrato del Artista" (muy breve). Conoce a Nora Barnacle y en octubre se va con ella a Zürich y a Pola.

1905. Enseña en la Berlitz School de Trieste. Nace su hijo Giorgio.

1906. Abandona Stephen el Héroe y proyecta el Retrato del artista adolescente. Trabaja unos meses en Roma. Primera idea de Ulises.

1907. Publica Música de cámara. Vuelve a Trieste. Nace Lucía. Termina los muertos, último relato de Dublineses.

1909. Traduce al italiano a Synge y a Yeats. Viaja dos veces a Irlanda.

1910. Inútiles esfuerzos por publicar Dublineses. Muere Eduardo VII.

1911. Los Comunes aceptan la autonomía irlandesa; los Lores la rechazan.

1912. Último viaje de Joyce a Irlanda. Carta de Ezra Pound.

1913. Enseña en la Escuela Revoltella. Escribe Giacomo Joyce.

1914. Publica Dublineses, termina el Retrato — publicado por entregas en revista—, trabajo en Exiliados, empieza Ulises. Primera Guerra Mundial.

1915. En Zürich, como refugiado de guerra. Acaba Exilados.

1916. Ejecuciones de los Voluntarios Irlandeses rebelados.

1917. Publica en libro el Retrato. Revolución rusa. Triunfo del Sinn Fein en Irlanda.

1918. Publica Exilados; primeros capítulos de Ulises en revista. Fin de la guerra. Irlanda es república, bajo la presidencia de De Valera.

1919. Regresa a Trieste (ahora italiana).

1920. Se instala en París. conoce a Pound, a Valéry Larbaud, etc. Irlanda es "Dominion" dentro de la Commonwealth británica.

1921. Ulises termiando. De Valera pide la total independencia irlandesa.

1922. (2 febrero) Publicación de Ulises. Verano en Sussex; primera idea de Finnegans Wake. Irlanda, "Estado Libre".

1923. Empieza Finnegans Wake (como Work in progress).

1924. Publica fragmentos de Obra en marcha. Da a conocer a Svevo. Se publica el libro deH. Gorman, J J., sus primeros cuarenta años.

1925. Estreno de Exilados.

1926. Edición pirata de Ulises en USA,

1927. Poesía (Pomes Penyeach). Traducción alemana de Ulises.

1928. Publica Anna Livia Plurabelle (parte de Obra en marcha).

1929. Publica Tales told of Shem and Shaun (de Obra en marcha). Aparece la colección de ensayos, sobre Obra en marcha, Our Exagmination, etc., por Samuel Beckett y otros.

1930. Publica Haveth Childers Everywhere (de Obra en marcha). Operación de los ojos en Zürich. Boda de Giorgio. Encarga su biografía a Gorman.

1931. Muere su padre. Boda oficial con Nora. A Londres con Lucía.

1932. Lucía empeora. Nace el nieto Stephen.

1933. Autorizado Ulises en USA.

1936. Collected Poems.

1939. Publica Finnegans Wake. Segunda Guerra Mundial.

1940. Huye del avance alemán. De París a Zürich.

1941. (13 enero). Muerte de James Joyce.

1944. Se publica Stephen el Héroe.

Nota: La obra conocida y publicada en otras lenguas, de James Joyce, ha sido traducida al castellano. Excepción: Finnegans Wake, libro del que existe una versión francesa, trasladada del inglés por Philippe Lavergne. Ed. Gallimard, París, 1982.


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