Transcripción del video:
La psicosis es un concepto de la Psiquiatría. Mi hipótesis es que Lacan con ‘real, imaginario, simbólico’ intentó sustituir los viejos términos que venían de la Psiquiatría. ¿De qué manera? En una parte en el texto de «La carta robada», él define a la neurosis como fijaciones imaginarias, que serían dialectizadas por lo simbólico. Uno podría colocar las perversiones ahí; las perversiones como fijaciones imaginarias.
Cuando él describe en «El hombre de los lobos» que cualquier mujer que estuviera en una posición ‘a tergo‘, inclinada, lo excitaba y cualquier mujer que no estuviera en esa posición, no lo excitaba. Es decir que tenía ahí una cosa fija. El fetichista necesita de un fetiche así o asá. Incluso el masoquista tiene un contrato fijo: la mujer se viste así, tiene un látigo, etcétera.
Lo que sí se ve en la perversión son fijaciones. Fijación imaginaria. Lo imaginario (anotamos «i»). Habla de la psicosis en relación a lo real. Lo que ha sido excluido en lo simbólico aparece alucinado en lo real. Entonces en la psicosis tenemos lo real.
Si leemos la lectura que él hace del caso de «La homosexual» de Freud, lo plantea como una cuestión de lo simbólico. Se trata del cambalache de los intercambios simbólicos: el padre, la mujer (la cocot) y la posición de la chica en relación con la madre que tuvo un hijo. Es el enredo de las relaciones, de intercambios simbólicos de la estructura familiar, lo que estaría ligado a eso: a la neurosis.
La neurosis siempre es un drama, un problema con la circulación de los cuerpos: «¿qué debo hacer yo?». No importa. El neurótico se plantea si tiene que ser homosexual o no, si tiene tentaciones homosexuales. Pero siempre trata del uso de un cuerpo. Y las relaciones: casado, soltero, hacer una orgía, ser varios, ser dos. Todas las preguntas neuróticas adquieren un formato perverso pero son preguntas sobre lo simbólico, sobre las relaciones simbólicas.
A mí me parece que Lacan trató -pero esto es para investigar en un futuro- de sustituir los términos de la Psiquiatría clásica. Pero evidentemente no es tan fácil porque todas esas vueltas que hay ahora… Por ejemplo, nosotros (cuando digo ‘nosotros’ quiero decir el lacanismo de la corriente milleriana, no todos)… Se ha promovido entre nosotros la idea de las psicosis ordinarias. Y la psicosis ordinaria, después de mucha vuelta, viene a ocupar el lugar de los ‘borderline‘ americanos.
También hay que darse cuenta de que a las palabras no hay que usarlas de cualquier manera porque hay una lucha de términos. Freud solía decir -al menos lo escribió una vez- que cuando uno cede en las palabras, cede en los conceptos y en los hechos. Uno no debe ceder las palabras. Ahora esto es tan serio que las palabras se venden. Nosotros debemos llamar «queso azul» al gruyere porque los franceses quieren cobrar por el nombre. Y el que tiene una palabrita va y dice: «Bueno, paguen». “Champagne” no se puede usar, entonces hay que ponerle ‘espumante’. Los españoles dicen espumante para no pagarles porque Champagne es una región de Francia y, entonces, hay que pagar.
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