Germán García - Archivo Virtual / Centro Descartes, Buenos Aires

Sobre la dirección de la cura

# (2014). Sobre la dirección de la cura. Por Iara Bianchi. En DeInconscientes, Buenos Aires. Recuperado de https://deinconscientes.com/team/german-garcia/

Transcripción del video:

Lacan decía “que el analista dirija la cura no quiere decir que el analista dirija al analizante”. Dirige a la cura.

Te das cuenta que Lacan introdujo un lenguaje deliberadamente, como lo ha hecho no solamente él, mucha gente, gente inteligente, genial. Que es un lenguaje lleno de equívocos, porque justamente en La dirección de la cura -el famoso artículo La dirección de la cura y los principios de su poder- comienza con el tema que no tiene nada que ver con la dirección moral en el sentido de la religión y no sé cuánto, en la primera página del texto. Dirige la cura. Las hipótesis que se van haciendo son hipótesis que se hacen más bien para… Como se hace en matemática, que se plantean hacer cosas en términos de, por ejemplo, el teorema de Fermat… Estuvo siglos -no sé de qué época es- sin que nadie lo pudiera resolver, se hacían competencias para ver quién lo resolvía; creo que lo resolvió alguien hace poco tiempo.

Entonces…Veamos… Vamos a poner ‘el trozo de real’ y ‘el goce del cuerpo’, pero eso porque no se sabe que una cosa es la otra. Para estimular a la gente, a que agarre libros y que investigue y que haga cosas. Entonces vos tenés una serie de definiciones del ‘fin de análisis’. Freud era el más sensato en tanto a que tenía un sistema hipotético deductivo, el tipo decía “si yo parto de que la represión de algo, pensando como exclusión de la conciencia… provoca, vuelve bajo la fórmula del síntoma, entonces yo tengo que pensar que el levantamiento de la represión disuelve el síntoma en cuestión, por lo tanto la finalidad de la práctica es el levantamiento de la represión”.

Ahora, no hay esa teoría en Lacan. Es decir, Freud cuando quería especular sobre Moisés, ¿qué hacía? Decía que existió el asesinato primordial del padre, todo eso desapareció, debido al olvido, después del olvido hubo una emergencia de eso que era el gran hombre, Moisés, y con Moisés los judíos repiten el asesinato primordial del padre -la hipótesis de que los judíos mataron a Moisés que era egipcio, etc.-. Entonces, Freud con esa maquinita, ahora en Lacan… Lacan te diría “no, usted leyó mal el archivo, si usted lee bien el archivo no hay ninguna latencia, no hay cosas misteriosas que desaparecieron y volvieron a aparecer, eso no existe, sino que usted lea con cuidado la biblia y va a ver en el archivo mismo, en el relato mismo, va a encontrar la clave de la cuestión.”

Quiere decir que entonces en Lacan la responsabilidad del que viene es mucho más grande que en Freud, porque Freud promete algo, dice “tengo una hermenéutica” -él no decía hermenéutica, usaba la palabra andeutung, que tampoco es interpretación, es ‘indicación’ más bien-, “tengo un sistema indicial -de indicio, de cosa-, entonces yo haciéndole llamar la atención sobre esas cosas y asociando, bla bla bla, es como usted va a recuperar pensamiento, fantasía, recuerdo, etc., y con eso va a liberarse de su problema.” Freud pensaba eso.

En Lacan el síntoma no es conflicto, como en Freud, no es un conflicto entre instancias -el ello, el superyó, el yo-; por eso Lacan está en contra de la segunda tópica y ahí mete una topología, que es al revés, es un nudo que los tres son uno, son nombres indistintos -como dice Lacan. Entonces no hay conflicto, ¿en el lugar de eso qué hay? Dios sabrá qué es el famoso goce. En Lacan hay cuatrocientos goces: goce fálico, goce del cuerpo, goce del pensamiento, goce de la vida y así debe seguir… No sé cuántos goces hay. No es una cosa ontológica, es decir, no es una materialidad, no es el placer.

Porque vos me podés decir a mí si tal cosa te causa placer o te repugna, pero no podés decir que ‘el goce’ te cause placer o te repugne. Hay una famosa frase de Freud que ha sido ordeñada, que es la frase: “Había en su cara el horror de un goce ignorado”, cuando el ‘hombre de la ratas’ cuenta el tormento de la rata.

Uno podría decir: ¿un placer que se ignora es un goce? ¿Un goce que se recupera es un placer? No sabemos eso, pero digamos que ahí la idea es… Yo creo que los fines de análisis, por ejemplo, el que puso el acento en el fin de análisis fue Lacan, no Freud. A Freud le parecía que incluso los analistas tienen que volver a analizarse cada tanto. Así como la vida es contingente, no pensaba que alguien tuviera la ciencia de cómo asegurar algo a futuro, podía resolverse algo en presente. En otras palabras, no se obsesionaba por el tema del fin de análisis.

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