Entrevistamos a Germán Leopoldo García, integrante del Comité de Iniciativa del IOM,
quien nos recibió en su consultorio. Para iniciar el diálogo, nos regaló la lectura de pasajes de su novela Perdido, en la que no hay personajes ni lugares delimitados. Son
voces alternantes y sucesivas que sirven para poner en escena el malentendido de las
culturas.
Conversamos con él acerca de la fundación del IOM y la actualidad del psicoanálisis en
el cruce con el arte y otras disciplinas.
¿Cómo se podría pensar un estilo masottiano en la actualidad articulado a la
fundación del IOM?
Lo primero que sería interesante saber es cuál era el estilo masottiano. Heidegger dice No
se puede enseñar si no dejar aprender. ¿Qué es lo que Masotta dejaba aprender? Masotta no es más que un nudo en la red del momento, que eran los años ’60, donde, había llegado a la Argentina el llamado estructuralismo, y bajo ese término genérico se agrupaban un montón de disciplinas bastante complejas. Con Masotta nos obligábamos a leer antropología, lingüística, cierta filosofía, a leer el trasfondo histórico, etc. Eso permitió a una generación de gente tener una formación disciplinaria y cultural, incluso política, que se asfixia, como todos sabemos, bajo la dictadura militar. Masotta tiene que irse en el año ´74, porque es presionado para que se vaya. Se va a Londres y después a España donde se convierte en el difusor de Lacan, y desde España hacia otros lugares.
Mientras que la gente que había estudiado con Masotta, hace lo mismo en Australia, etc.
De manera que lo que Masotta enseñó da la vuelta al mundo junto con el exilio. En España por cuestiones del franquismo, y además por la rivalidad con los franceses, Lacan era desconocido y Freud también había sido dejado de lado, porque era judío, decía cosas que no convenían, y lo que el franquismo había promovido era Jung. El psiquiatra catalán Ramón Sarró nos contaba que en el año 50 y pico planteaba en el Ministerio de Educación hacer una institución psicoanalítica y le dijeron que vaya a hablar con el asesor del Papa. Y el mandatario de la Iglesia dijo: Jung sí. Porque Jung es cristiano y Freud es un malévolo, destructor de la familia.
Durante el proceso militar se creó una especie de nebulosa que era jerguear, una jerga
lacaniana desconectada del resto de la cultura y de la realidad social, política. Por motivos sólidos funcionó casi como una contraseña. Muchas personas que se refugiaron en Lacan para salvarse, deberían ser serios después. Tampoco podemos negarle ese derecho, era un discurso plausible.
Ahora bien, yo he tratado de hacer un puente Masotta-Miller. No creo en la vuelta a
Masotta, porque si te fijás, el presidente del IOM es J.A. Miller. Esta anudación es una cosa que yo, Germán García, he promovido porque estaba interesado en reconectar
aquella historia con ésta nueva que empezaba Miller, y corregir la desviación que
significó el hecho de que Lacan fuese a Caracas porque la Argentina estaba bajo los militares. Desde Caracas en adelante, Diana Rabinovich, ha promovido una política en contra del masottismo, mediante el “ninguneo”. Lo anterior no había existido.
La otra cuestión del IOM son las dificultades de la gente del interior. Yo ando por el
norte argentino desde el año ’84 más o menos, he analizado 50 o 60 personas en Tucumán, otras 30 en Jujuy, en Salta, y en todos lados empiezo a percibir que esta gente se va quedando sin recursos para sostenerse, tanto en cada ciudad como sostener análisis en Buenos Aires, todo esto ligado a una crisis económica.
¿Cuáles son las dificultades que se plantean entre el Psicoanálisis y la Universidad
donde se forman los psicólogos?
Hasta en los periódicos pones psicoanálisis en cualquier trabajo. El problema está en que
como decía Macedonio Fernández -¿Quién es el primer diplomador sin diploma?
Entonces te encontrás con personas de 30 años que han pasado por 20 análisis, porque
nadie sabe cómo analizar. Porque lo primero que hace un analista es saber que alguien se interesa en su análisis toda la formación analítica es eso, y se sale de la Universidad sin saber qué hacer.
El texto de Freud te permite imaginar qué hacer, más o menos, pero el texto de Lacan
no…la escansión…que en el punto del deseo… ¿Qué quiere decir eso en la práctica?
Entonces hay una generación esquizofrénica que tiene la cabeza llena de slogans de
Lacan, y separada de la práctica analítica.
¿Es lo que sucede en la universidad?
¡Pero sucede en la Universidad y fuera! Porque los grupos que están afuera también son
responsables. Y no se puede regular eso, el Estado no lo regula, en ningún lado.
¿El pase no lo regula?
¿El pase? ¡No! Somos 500 en la Escuela y pasaron 3 o 4 en 10 años.
El problema está en que si pones al análisis como didáctico se vuelve una rutina
burocrática. Si dejas la cosa librada, la cosa es uno por uno, entonces la responsabilidad institucional es no confundir un psicólogo con un psicoanalista. Por ejemplo en la
Escuela yo soy AME, es alguien que la Escuela le reconoce, una inserción en la ciudad,
como analista. Lacan dice Si no hay identidad de analista nadie puede negar a nadie decirse analista. Que se diga analista quien quiera. Pero si alguien toma el ejemplo de la Escuela, un AE es alguien formado por la Escuela. Un AME es alguien que tiene que estar antes, porque si no ¿Quién forma al AE? Entonces nosotros, los que somos AME, ya éramos analistas cuando llegamos a la Escuela. ¿Quién es el primer diplomador sin diploma? Incluso en los primeros Carteles del Pase que tuvimos, yo estuve, Miller nos propuso que no hiciéramos el pase en la misma Escuela. Nuestro pase era sacrificar el pase, para que otros hicieran el pase.
¿Cuál es el problema? Si vas a una zona como Pergamino, y a un grupo salido de esa
misma facultad o la de al lado terminan pasando los amigos, quedan afuera los que no son amigos, y entonces no solamente no corregiste nada sino que además arruinaste el prestigio del dispositivo. Entonces el IOM ahí tiene que empezar al revés, en vez de haber grupos asociados a la Escuela, que decían locuras, hablaban del pase ¡y el pase, y el final de análisis en el relámpago del fantasma que se atraviesa! Y meta zamba, y nadie había estudiado nada, ni sabía lo que decía Lacan. Empezaban la casa por el techo.
Lo que hacemos con el IOM es invertir eso, empezamos por el piso. No quiero hacer
Colegios de Psicólogos sin sede. Si trasladamos esos hábitos de Colegio de Psicólogos al IOM, el IOM no existe. Va uno, da una clase, se vuelve. Va otro, da otra clase y se vuelve. ¿Con eso vas a ser psicoanalista? ¡No! Tenés que abrirlo a la ciudad, a la gente, a cada uno, con sus actividades y los grupos, a las distintas profesiones y que se controlen mutuamente. Y que si estás con los matemas, que venga un matemático y diga Esto no es así, esto en matemática no significa nada. Usar como contralor, como dialéctica las
diferencias.
¿En los otros CID han sido lingüistas, matemáticos?
Mirá, tratamos de que se haga, pero la gente del lugar no siempre lo quiere, la gente del
lugar quiere camisetas nuevas para lo que tienen.
La revista apunta a eso
Sí, pero en muchos lugares se que la revista no es muy querida. Quieren una resta
testimonial, publicar las clases. Entonces ¿en qué estamos? La única manera es generar un movimiento. Gente interesada en, por ejemplo, la literatura: actividades literarias,
lazos, peleas, idealistas contra románticos, románticos contra vanguardistas, la libido es
eso. Como decía Freud la pulsión de muerte es nada y el Eros es lo que viene a complicar la vida. Entonces, complicarle la vida a la gente. Y es difícil.
En un reportaje que me hicieron en la revista Imago, puse de título: Un psicólogo no es
un psicoanalista ¡Me querían matar!, que todo parte de que sí, que un psicólogo es un psicoanalista. Cuando fui a analizarme con Eric Laurent, un día Laurent me dice:
-Siéntese, hábleme de su práctica. Bueno digo yo, -bla bla bla. Entonces aprendí
indirectamente que la relación de cada uno al psicoanálisis es fundamental, no es algo privado. Vos analizas una persona que hace cualquier cosa con el psicoanálisis y vos no
te metes, porque esa es su práctica. ¡No! Te metés, vas a ver cómo la gente cambia su
relación con el psicoanálisis.
¿Cuál es la encrucijada en la actualidad del psicoanálisis?
Lo dije en Página 12, La Nación, Tres Puntos: “La Viena de Freud no es más confortable
que nuestro Buenos Aires”. El país ocupado por los nazis que vivió Lacan tampoco era confortable. Entonces, ser piloto cuando el río está tranquilo es fácil. A mí me gusta citar siempre a Alfred Jarry, el inventor de la patafísica (la definía como la ciencia de los objetos singulares que tienen la cualidad de no existir, se parece bastante al psicoanálisis). El decía en un texto que se llama “Costumbre de los ahogados”, lo primero que uno nota cuando ve a un ahogado es su hábito empecinado en nadar a favor de la corriente y no en contra como los peces. Entonces ¿se puede ser analista cuando uno no tiene costumbre de ahogado?
En una entrevista para la RAI (radio y televisión italiana) me preguntaron: ¿Y ahora el
psicoanálisis va a desaparecer del horizonte argentino? Dije: el psicoanálisis cosmético sí.
Estas chicas que van a gimnasia, pasan por el analista, van a contar las interpretaciones a
la amiga en la esquina, eso sí. Hay muchos desocupados, que se dedican a simular que analizan personas que se dedican a jugar que se analizan. Pero si yo estoy desesperado te aseguro que me voy a analizar. Si yo no sé qué hacer con mi vida me voy a analizar.
Lo económico hay que tenerlo muy en cuenta. La depresión es un slogan de psiquiatras,
medicás una vez, 150 pesos, y ya está, y los psicoanalistas, (entre comillas la palabra cada vez que hablemos) salen a hablar de “stress” y “depresión”. El stress es la bella
alma de Hegel, yo no tengo nada que ver, me siento tensionado. Y la depresión, ya lo
dijo Lacan, es la cobardía moral.
Vos decís que en los años ’70 leíamos el estructuralismo, la lingüística, antropología.
Hoy, treinta años después, ¿con quién estamos en interlocución?
Las ciencias cognitivas, no es la terapia cognitiva. Las ciencias cognitivas son un pool de
disciplinas, donde está la teoría de la evolución de Darwin, la máquina de Turing, la primera cibernética, la segunda cibernética, Wiener, Ashby, está toda la temática de la lingüística post-chomskiana, es decir la lingüística que plantea que son los módulos cerebrales los que determinan el lenguaje y no el lenguaje los módulos cerebrales, y lo plantean muy seriamente a partir de personas con grandes deficiencias, deformaciones gramaticales, semánticas, etc., con un performance bárbaro ¿Cómo puede ser que un tipo que no sabe usar la lengua, piensa bien, y otro que tiene un lenguaje excelente es un burro?
El problema es querer hacer interdisciplinas sin saber ninguna. Volvemos a lo del
comienzo, el espíritu del IOM. Para hacer interdiciplina hay que conseguir gente que ya esté formada en cada una de ellas, lo que te da una estructura de complementación. En ese sentido nos conviene pensar al estilo de Charles Pierce, quien decía que la ciencia es una actividad comunitaria, es decir que no podes hacer ciencia en tu casa. Eso se ve
claramente con las ciencias formalizadas: si yo estoy haciendo una investigación formalizada y me muero, la sigue otro. Si yo estoy escribiendo un poema, no lo sigue otro. En ese sentido hay algo diferente. El psicoanálisis es algo que está entre el poema y
las ciencias. Está bien, a uno se le muere el analista, puede ir a buscar otro analista pero no sigue siendo el mismo análisis. Por esos, hay que pensar esas dos tensiones, tampoco fascinarse con el asunto de las ciencias. Entonces ¿Cómo nos subimos a ese tren nosotros? ¿Cómo te subís en Pergamino, Junín, en Jujuy? Tenés que valerte de lo que hay, yo soy de esa idea. La feminidad dice Lacan –es hacer algo con nada. Hacer algo con algo es fácil. Algo con nada, con esa nada que hay en cada lugar. Pero si te pones en una posición infatuada, no te van a escuchar. Ser alumno de otros, no “querer enseñar”.
En una nota en Tres Puntos decís que hoy hay más impotencia que incertidumbre
Vamos a partir de una cosa así: el deseo es lo que uno hace. Si uno golpea con las
cacerolas todo el día en el banco, es eso. A mí me quedó dinero en el banco y no me dediqué a hacer eso, me dediqué a rehacer mi economía.
En relación al texto de Francoise Regnault “El Arte según Lacan” ¿cómo se puede
pensar la sublimación vinculada al acto creativo?
Cuando era joven hice un artículo que se llamaba “La sublimación en los textos de
Freud” y descubrí una cosa que me parece que no está muy difundida. Freud, primero hablaba de sublimación como desexualización. Entonces, de esa manera se confundía y se confunde sublimación y sexualización. Digamos: para Freud, sexualizar un pensamiento equivale a una actividad sexual desplazada (por lo tanto, ni está pensando ni está haciendo una actividad sexual). Freud en una carta dice: Por supuesto que la
sublimación es la sublimación de la pulsión de muerte, y el propio acto amoroso sería
imposible sin esa sublimación, porque terminaría en un asesinato del partenaire. Eso dice Freud. Yo la cito, a la carta a Bonaparte. Quiere decir que para Freud, el arte es trabajar con la pulsión de muerte. Es por eso que los artistas se permiten libertades para la sexualidad que no se permiten otros, porque ponen el acento en otra cosa que les parece más importante que eso.
Freud diferencia muy bien en El malestar en la cultura idealización y sublimación. El
admirador de Picasso idealiza, Picasso sublima. Posiblemente para Picasso, un Picasso no vale nada. Nada más que lo que queda de la operación que él hace, es un resto.
Mientras que para el admirador de Picasso es lo más agalmático que hay. Lo único que
hay de Picasso es el cuadro.
¿El admirador sí se enamora de lo que ve o de lo que lee?
Exactamente. Si lo tomamos por el lado de pulsión de muerte, yo llegué a esta definición
que era: la sublimación supone que la transformación de una pulsión sexual en un valor cultural, más el goce de esa transformación. Entonces, yo gozo de la operación de transformar una pulsión en un valor cultural. Gozo de eso. Y el otro goza de algo cultural, pero no goza de esa operación ¿se entiende? Son dos goces diferentes. Lo que en Freud es pulsión de muerte, en Lacan es feminidad. En el sentido de que Lacan define la feminidad casi como define la pulsión artística, como hacer algo con nada. Y escribir un poema, una novela, lo que sea, es hacer algo con nada.
¿El arte, en qué sentido va adelante del psicoanálisis?
Va adelante en el mismo sentido que el analizante va adelante del analista.
Hay un método que se llama literatura comparada, de la cual después sale el
estructuralismo. Y Freud lo usaba para esto: Si yo tomo dos discursos que no tuvieron contacto entre sí, y encuentro homologías, puedo decir que hay una estructura que está
más allá de uno u de otro. Si encuentro, por ejemplo, los mismos mecanismos en el tabú
que en la obsesión, va a ir uno con el otro. Con la obsesión esclarezco tabú, y con tabú esclarezco la obsesión. Freud leía las neurosis como especies de caricaturas de discursos sociales.
Entonces decía, el teatro privado de la histeria (que sería la histeria privada de teatro) la
religión privada del obsesivo, la filosofía privada del paranoico. La idea que hay en Freud es que efectivamente el arte metaforiza algo de lo que necesariamente el analista
va a terminar descubriendo. Que la materia que trabaja el analista no es diferente a la materia que trabaja el arte. Lo que pasa es que el arte lo trabaja sin analista. Joyce defendía contra viento y marea a su hija Lucía que era psicótica. Cuando habló con Jung dijo “Si mi hija está loca, yo también estoy loco” y Jung estuvo muy lúcido, le dijo Sí, pero donde usted nada ella se ahoga. Se puede decir “donde el artista nada el neurótico se ahoga” pero están hechos de la misma estopa. Es ahí donde el arte lleva la delantera.
El arte aprendió a nadar el estilo que el ahogado que te viene a ver quiere aprender.
Aprendió ese teatro que la histérica no aprendió, esa filosofía que el paranoico no
aprendió, esa religión que el obsesivo no aprendió. No padece de eso, lo que transforma en un valor cultural y goza de esa transformación –para volver a la definición de
sublimación. No es simplemente coquetería con el arte, que también lo es para un pueblo
de psicoanalistas entre comillas como producto nacional. Para los “psicoanalistas” se trata de lisonjear a los artistas para pasar por cultos. ¿Vos crees que alguna vez algún psicoanalista leyó el Ulises? No, no lo leyeron.
¿Los psicoanalistas entre comillas han tenido poca interlocución con otras
disciplinas?
La mayoría no se quiere bajar del caballo. No sacaron la sortija a tiempo, no pueden
tener una vuelta gratis, y siguen aferrados al caballito, quieren agarrar la sortija y no pueden porque están aferrados al caballito (para sacar la sortija tenés que soltarte, incluso arriesgarte a caer).