Germán García - Archivo Virtual / Centro Descartes, Buenos Aires

Los aparatos transferenciales y las operaciones de la parodia

# (mayo 2004). Los aparatos transferenciales y las operaciones de la parodia. Por Ángel Fernández y Ricardo Bianchi. En Revista Nadja N°11. Recuperado de link

Ángel Fernández: Pero, surgió ahí un nombre, donde ya nos vamos ubicando por la vía del psicoanálisis, surgió el nombre de Masotta, vos tenías algo puntuado, nosotros un poco como los que venimos después, nos interesa cuál es esa relación amorosa o no suya con Masotta.
Ricardo Bianchi: Yo le traigo el prólogo que usted escribe para El modelo pulsional, un texto que está publicado con un título que a mí no me resultó indiferente, Masotta y el análisis laico, bueno, acá hay una serie de puntualizaciones que usted hace y que va articulando con algunas citas en algunos casos de Miller, y en otros casos del propio Masotta, pero yo quería preguntarle por varias cuestiones. Por una parte, esto de la fundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, usted de alguna manera lo pone en contacto con una cita de Masotta en donde él recuerda que su padre había muerto, su enfermedad, y después, a continuación, mencionando la figura de Masotta, entendida dentro de aquello que excluye la Universidad.
Germán García: Que atraviesa, no que excluye. Me interesa la formación extra-oficial, por la posición de Freud, de crear un aparato fuera de las Facultades. Yo creo que Freud toma la posición kantiana. Es decir, hay un texto de Kant, El conflicto de las Facultades, donde Kant más o menos dice, no, la filosofía es una cosa menor, no tiene ninguna importancia, lo que importa es la Teología y la Medicina, pero claro, como son racionales estas ciencias, y la razón la manejamos nosotros, es decir, más o menos, la filosofía es ubicua, no está en ningún lado y está en todos. Esa es la posición de Freud cuando le escribe a Ferenczi, en El psicoanálisis y la universidad. O sea, él hace en el ’10 la IPA, y en el ’17 Ferenczi le dice acá hay un gobierno socialista, en Hungría, podemos hacer una Universidad de psicoanálisis, y Freud le dice no, es mejor que todos estudien psicoanálisis, abogados, médicos, antropólogos, filólogos, pero nosotros nos formamos fuera de ese aparato, entonces yo entiendo que la relación del psicoanálisis al aparato universitario es ubicua. Lo vamos a ver ahora que los psicólogos están encantados de haber sido reconocidos como equivalente a médicos, entre comillas, pero sí, equivalente a médicos para controlarlos y hacerle juicios de mala praxis, no le van a dar nada a cambio de eso. Entonces me parece que el aparato universitario tiene un problema, que es el psicoanálisis, la transmisión del psicoanálisis es una cosa dialéctica, o si querés ser provocador decís histérica, donde apenas la formateaste en un programa, la mataste. Yo lo veo porque me he pasado la vida enseñando, dentro y fuera de la Universidad. Y ver tipos en la Universidad que se rascan las pelotas, que se van, que están esperando que termines de hablar porque no te aguantan, porque el aparato ¿qué hace?, al calificar, transforma el fin en un medio, porque el fin, saber psicoanálisis, es un medio, que es recibirse. Entonces a mí me gustan los aparatos transferenciales, yo estoy en el Centro Descartes, van cuarenta, van treinta, van sesenta, depende de lo que sea, se enojan, me quieren, me odian, me piden en análisis, lo dejan, pero todo eso es como Sócrates en la calle. Digo eso para decir que no se trataba de, entonces cuando yo digo el análisis laico, vos fijate que yo hago una lista internacional ahí, meto a la hija de Freud, meto a la Klein, no sé, bah. Era un poco defender una posición, en cierto sentido opuesta a la de Sciarretta, y opuesta a otra gente que aceptaban desdoblarse en la función de epistemólogos de los psicoanalistas. Entonces una persona que era un poco afásica era un clínico, y una persona que sabía argumentar era un teórico, y el teórico era el empleado del clínico. Así estaba el reparto. Para mí lo interesante de Masotta es que Masotta apuesta a hacer una escuela, con lo cual es demencial si lo pensás un poco, es medio carnavalesco, invertir el orden jerárquico, no?


Ricardo Bianchi: Usted habla de parodia incluso, el problema de la legitimidad se realiza en una parodia. Pero de alguna manera eso supone un acto, un acto fundacional.
Germán García: Sí, sí. Exactamente. Una parodia, creo que no sé si es de ahí, no, es una conferencia que di en Barcelona sobre Masotta, que está publicada bajo el título Masotta, los ecos de un nombre, donde yo comparo con Estanislao del Campo.

Ricardo Bianchi: ¿En qué sentido?
Germán García: Bueno, las operaciones de la parodia, inversión de la jerarquía, anulación de la autoridad.

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