Se trata de explorar las implicaciones de un debate, situado por Jacques Lacan en agosto de 1980, que facilita la investigación sobre la llamada segunda tópica y su diferencia con la topología y el nudo. “Yo soy freudiano” –dice Lacan. “Por eso creo adecuado –prosigue- decirles algunas palabras del debate que mantengo con Freud, y que no es de ayer”.
La última acotación invita a seguir el rastro de ese debate que en este momento que citamos se enuncia así: “Aquí está: mis tres no son los suyos. Mis tres son lo simbólico, lo real y lo imaginario. Me vi llevado a situarlos en una topología, la del nudo, llamado borromeo. El nudo borromeo pone en evidencia la función del al- menos-tres. Anuda a los otros dos desanudados.
Eso les di yo a los míos. Se los di para que supieran orientarse en la práctica. Pero ¿se orientan menos que con la tópica legada por Freud a los suyos?
Hay que decirlo: lo que Freud dibujó con su tópica, llamada segunda, adolece de cierta torpeza. Me imagino que era para darse a entender dentro de los límites de su época. Pero, ¿no podríamos más bien aprovechar lo que allí figura la aproximación a mi nudo?” (“El seminario de Caracas”, en Escisión, excomunión, disolución, comp. J-A Miller, Ed. Manantial, Bs. As., 1987).