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Otra cosa
El psicoanálisis entre las vanguardias

por Germán García

1. El rizoma anterior

(...) no levantarse sino después de haber vivido
la experiencia subterránea del rizoma que brota
casi incorpóreo de un rico cuerpo claustral.
Eduardo Mallea, 1937(1)

 

Historia de una pasión argentina , el libro en que Eduardo Mallea se vale de la metáfora del rizoma, es un manifiesto publicado en 1937. Su carácter de manifiesto es subrayado de alguna manera por Bernardo Canal Feijóo –quien lo elogia – al reclamarle la falta de un plan de acción consecuente con la propuesta de encontrar la articulación de la pasión particular con los destinos de la patria.

Por su parte, Francisco Romero describe el “método” de Eduardo Mallea como equivalente al seguido por Descartes. No es la primera vez que el cogito sirve de metáfora al comienzo absoluto. Echeverría nos exhorta a que, “procuremos, como Descartes, olvidar todo lo aprendido, para entrar con toda la energía de nuestra fuerza en la investigación de la verdad” (2).

En cuanto a las vanguardias, no hay que olvidar que Dada 3 (diciembre de 1918) cita esta frase atribuida a Descartes: “Ni siquiera me interesa saber si ha habido hombres antes de mí” (donde resuena el Macedonio Fernández que dice haber nacido el mismo día que el universo).

Según Henri Béhar y Michel Carassou la frase proclama “la superioridad de lo vivo y lo individual, como punto de origen sobre el pasado, necesariamente caduco, arrojado a las tinieblas exteriores. La formulación no se encuentra en ninguna obra de Descartes, pero no es extraña a su pensamiento ni al acto fundador del Discurso del Método” (3) .

La tabla rasa es el mito de las vanguardias, si tenemos presente la fuerza dinámica que cualquier mito instaura.

El manifiesto de Eduardo Mallea al que Bernardo Canal Feijóo le pedía un plan de acción y en quien Francisco Romero elogia el “método” a lo Descartes, encontró su lector más lúcido recién en 1999. El título es conciso: “Eduardo Mallea”, es autor Tulio Halperin Donghi. (4)

 

Advertidos de las resonancias de los artículos de Rubén Darío en La Nación, donde no falta el futurismo de Marinetti y se reitera el nombre de Paul Verlaine, considero la posición de Francisco Romero como una apuesta – un reflejo, más bien – del hábito de la filosofía de proponerse como explicación del arte.

Entre los griegos, según dicen, la palabra tekhne no designaba lo particular del arte, que luego se enfatiza en el plural bellas artes.

La mimesis (mimetike tekhne) era el rasgo que diferenciaba a estas producciones. Lo que, a su vez, tenía sus problemas. Es decir, la filosofía del arte parece seguir su camino sin la experiencia del arte.

La propagación que realiza Rubén Darío, entre 1892 y 1916, en el diario La Nación de Buenos Aires, incidió en la formación del joven Eduardo Mallea, quien narra la experiencia subterránea del rizoma. Una experiencia frágil donde los rizoides ofician de raíces que faltan y ofrecen sus filamentos a la trama que se entreteje entre la hibridez de la ciudad y el vacío del territorio donde habita invisible el rizoma silencioso.

La experiencia subterránea del rizoma comienza en este caso a finales del siglo XIX cuando Rubén Darío (1846/1870) escribe sobre el Conde de Lautréamont y difunde en nuestra lengua una de las frases de este autor más repetidas del siglo XX: “Bello como el encuentro fortuito sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas...”. Los raros se llama el libro de Rubén Darío que incluye una semblanza de Lautréamont, amparado en la autoridad religiosa de León Bloy. Pero ni la autoridad de Rubén Darío, ni la de “el mendigo ingrato” logran que Lautréamont se incorpore al rizoma propuesto a nuestra experiencia por Eduarado Mallea. Es más, el propio rizoma de Mallea tiene que esperar hasta 1980, año en que Deleuze y Guattari hicieron que algunos aspirantes a la actualidad volviesen a sus clases de botánica: “Este tipo de sistema – escriben a dúo – podría denominarse rizoma. Un rizoma como tallo subterráneo se distingue de las raíces y las raicillas. Los bulbos, los tubérculos son rizomas. Pero hay plantas con raíz o raicilla que desde otros puntos de vista también pueden ser consideradas rizomorfas.” (5)

Para Mallea hay una pregunta: “¿Por qué lo que aparecía en la superficie del país era otra cosa, otras naturalezas, menos fuertes, menos auténticas, increíblemente ficticias?” (6)

El rizoma de una Argentina invisible, su experiencia subterránea, hace que Mallea deje pasar el mensaje: “No teníamos todavía veinte años y antes que nadie habíamos ya traducido con el categórico desorden propio de tal edad, el tormento de Lautréamont, los poemas caligrámicos de Apollinaire, el laberinto de Joyce, y estábamos listos para entrar por la puerta estrecha del surrealismo...” (7). Pero no entraron, a pesar de la prédica anterior de Rubén Darío que difundió a los simbolistas y a los más variados temas de la cultura francesa en particular, europea y latinoamericana en general.

 

(1) Historia de una pasión argentina, pág. 69, Colección Diamante, Ed. Sudamericana, Bs. As., 1999.
(2) El psicoanálisis y los debates culturales, Ed. Paidós, Bs. As., 2005.
(3) Dada, historia de una subversión, pág. 87, Ed. Península, Barcelona, 1996.
(4) La Argentina del siglo XX, Carlos Altamirano (compilador), Ed. Ariel, Bs. As., 1999
(5) Mil Mesetas, pág. 12, Ed. Pre – textos, Valencia, 1998
(6) Historia de una pasión argentina, pág. 70
(7) Historia de una pasión argentina, pág. 51

 

 
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