Aproximaciones al cognitivismo de Dennett.*
por Germán Schwindt
A partir del eje general tomado en el año 2001 por el Módulo de Investigación sobre Psiquiatría y psicoanálisis, de la APLP; para poder realizar una interlocución posible, consideramos conveniente - un efecto de enseñanza - el intentar captar los ejes argumentales atinentes al código de los otros discursos en juego, como primer tiempo, para ubicar interfases posibles.
Tomaremos a tal efecto el texto de Daniel C. Dennett editado en el año 2000, intitulado Tipos de mente – hacia una comprensión de la conciencia –; incluido en la bibliografía del curso de Germán García en el Centro Descartes, del año 2001, curso el cual también nos ha servido como matriz de lectura y orientación de las referencias a este campo inicialmente amplio, hasta el presente.
De aquí, si esto señala las aproximaciones, la otra parte del título, al cognitivismo de, indica y queremos aludir al plural, no es que hay un cognitivismo, hay cognitivismos.
Eric Laurent en Psicoanálisis y Salud Mental, ubica a Dennett como un autor dentro de los cognitivismos, que los inquieta a estos, digamos internamente.
Ciencias cognitivas que entrelazan, lingüística, filosofía –más particularmente epistemología y filosofía analítica -, cibernética –lenguajes artificiales-, antropología, psicología experimental; que reintroducen el debate entre monismo, postdarwiniano y dualismos, no implicando en modo alguno de ahí una terapéutica. En otras palabras no es un campo superpuesto, el de las ciencias cognitivas y el de las terapias cognitivas.
Vaya esto de introducción.
Aproximaciones al sistema:
Hemos encontrado que hay una lectura posible dentro del cognitivismo; donde la división mente cuerpo se desdibuja, donde, el sustrato de la mente no es el cerebro, cito: “La mente parece menos milagrosa cuando se ve cómo puede haberse formado a partir de distintos elementos y como sigue dependiendo de esos elementos. Una mente humana (...) es en primer lugar, una cosa que no hemos visto nunca (...) es un producto no sólo de la selección natural sino de un diseño cultural repetido una y otra vez de enormes proporciones”.
En este imbricado de selección natural – donde sí ubica un modelo cuasi robótico de organismo junto con la genética, entre otros - y diseño cultural; opera como ruptura, de una visión primera del sustrato orgánico como condición física, orgánica, suficiente; para tal fin, el autor, debe recurrir al lenguaje, a una teoría del lenguaje, y como contragolpe se diluye la noción de interior y exterior, por lo que dirá al referirse a los humanos –dado que en su sistema la mente no es primacía del ser humano-: “ ... viven en un entorno que puede ser aproximadamente dividido en dos partes: la externa y la interna. Los habitantes del entorno interno no se distinguen tanto por el lado de la piel en el que se encuentran (...) la piel no es tan importante como frontera (...) como por el hecho de ser o no portátiles y por ello casi omnipresentes, y por ello relativamente más controlables y más conocidos (...) el conocimiento portátil sobre el mundo de una criatura (...) tiene que abarcar una pizca de conocimiento (un saber como) sobre esa parte omnipresente del mundo que es ella misma. Por supuesto que tiene que saber cuales son sus miembros y qué boca hay que alimentar pero también tiene que saber por dónde anda, y saberlo en su cerebro hasta cierto punto. ¿Y cómo lo consigue? Utilizando los mismos métodos de toda la vida ¡ Situando marcas y etiquetas donde quiera que le resulte práctico!”. Esta extensa cita nos sirve para orientar que la ruptura de la dupla interior-exterior , provoca en Dennett dos consecuencias que queremos resaltar: el cerebro se transforma en un cerebro-cuerpo difuso, y esta difusión está llevada al extremo por lo que denomina conocimiento portátil de las marcas.
Estas marcas vendrán a ser el sitio donde se introduce su visión del uso del lenguaje.
Dennet no considera que la mente sea una atribución exclusiva del ser humano, por eso tipos de mente es el subtítulo del libro; en un extenso proceso argumentativo donde discute con determinadas corrientes filosóficas –dualismo y vitalismo entre otras -, utilizando un modelo centrado en la noción intencionalidad, llega a una conclusión intermedia donde: la mente consistiría en gran medida en un saber intencional acéfalo, el uso de este saber es diferencial para las especies, y vemos como pendula en considerar que el pasaje de las especies al animal humano –como lo designa –sería una rampa, decimos nosotros un contínuo y en otras partes del texto se ve llevado a decir que hay una separación, decimos nosotros un punto de discontinuidad.
Justamente esa discontinuidad está dada por la introducción del lenguaje, donde es aparentemente terminante, el lenguaje como atribución del ser humano; no considera que haya un lenguaje animal, más allá de la articulación de la palabra en el hombre.
El primer paso es suponer un agente capaz de realizar acciones y no solo de sufrir efectos. Estar rampa parte de agentes-máquina “impersonales, irreflexivas, robóticas y sin mente” como base de todo agente, para llegar a afirmar de modo taxativo “somos descendientes directos de esos robots capaces de duplicarse a sí mismos”, es más no solo descendientes sino compuestos de estos “maquinaria que lleva a cabo estúpidamente una tarea maravillosa y elegantemente concebida” –homunculli -.
Será entonces su enfoque intencional, “la estrategia que consiste en interpretar el comportamiento de un ente (persona, animal, artefacto o lo que sea) tratándolo como si fuera un agente racional que rigiera la elección de sus actos teniendo en cuenta sus creencias y deseos”, a efectos de predecir y explicar los actos de un agente inteligente. Es de destacar que a esta altura del argumento, para aducir la tendencia a un bien de este sistema, haga uso cruzado de la referencia al Menon de Platón y del principio de la teoría de la evolución según el cual –traducido intencionalmente – “ No es accidental que los productos de la evolución busquen (o “busquen”) lo que juzgan (o “juzgan”) que es bueno”, para afirmar que si un sistema intencional desea el mal –su propio mal- será debido a mala comprensión, desinformación o demencia, un modo, un intento de dar por tabla rasa toda discusión sobre las paradojas de la satisfacción en el bien y el mal, entendidos estos en términos universales.
A la noción de intencionalidad la separa en tres, la que ubica como la que va a utilizar, la filosófica “tener que ver con”; y las otras dos como elementos ajenos a su sistema, la del término de uso en el lenguaje corriente, y la versión lógica – intención, como el modo concreto en que se selecciona un objeto en un predicado, análogo con el significado -. Esto lo lleva a verificar las relaciones entre lenguaje y referencia, siendo entonces que al hablar de algunos contextos lingüísticos habría una transparencia referencial, pero al hablar de creencias o deseos aparece en la construcción del argumento del lógico, la opacidad referencial . El modo en que intenta allanar este segundo obstáculo es, suponiendo que el que adopta el enfoque intencional, sabe la manera en que el agente elige, es decir sabe el modo en que el saber acéfalo estaría seleccionando las posibilidades, para ejecutar sus acciones. Dirá, tomamos nota: “Si no nos damos cuenta de ello estamos ante una fuente enorme de confusiones”.
Es aquí donde abre el debate con John Searle, en el punto en que este utiliza dos variantes de la intencionalidad –dando entrada a un sistema dual -, la intencionalidad intrínseca u originaria – a la que se refieren nuestras creencias, nuestros deseos - y la intencionalidad derivada –la que surge y parasita a la primera, mas próxima al observable empírico -. Será aquí la crítica a Searle, la de promover la noción de un lenguaje del pensamiento, “mentalés”, al cual Dennett, aduce una duplicación del sistema que solo pospone la solución, al suponer dos sistemas una subsidiario del otro, promoviendo un sistema explicativo de retorno circular en tanto siempre se podría derivar algo de algo. En esto Dennett es monista; el sistema intencional único es producto del proceso de selección natural-robótica.
El problema entonces que se plantea es el uso del saber, en su sistema. Hay un saber sin lenguaje, y es el saber digamos robótico corporal , un saber hacer que deslinda de la posibilidad de pensamiento alguno, apoyado en lo innato, lo instintivo constitucional, pero que no es un saber estático, sino un saber en avance, pero acéfalo. Es por esto que también puede decir que el cerebro se entera hasta cierto punto, este cerebro-cuerpo-marcas difuso es, una máquina de saber acéfalo.
La captación, la portatitibilidad –si se nos permite- de las marcas, está dada por la capacidad excepcional del lenguaje. Fíjense hasta donde llega la mente aquí entonces, con un ejemplo, para ilustrar, en el cual da una explicación alternativa al fenómeno observable, posible, de las manifestaciones de cierta desorganización en las personas de edad avanzada al retirarlas de su casa e institucionalizarlas, dice: “ Una persona mayor puede ser un auténtico virtuoso en ayudarse a sí mismo en esa zona del mundo archisabida –su casa-, a pesar de su creciente incapacidad para recibir nuevos empujones de aprendizaje (...) Sacarles de sus casas es, literalmente, separarlos de una parte enorme de sus mentes, cosa tan potencialmente devastadora como pasar por una ablación de cerebro”. Como notarán esto matiza de un modo muy diverso el debate tantas veces árido, de lo psíquico contra lo biológico y viceversa.
Ahora bien este saber sin pensamiento también lo utiliza para desentenderse de toda teoría del sujeto y de lo inconciente; lo cual no desconoce porque muy lateralmente lo menciona.
Dennett situándose por fuera del funcionalismo, con la proposición “la función hace al órgano”, propone extender la mente más allá del cerebro, a todas las partes del cuerpo. Transformando a la mente y al cuerpo en un sistema de control, acéfalo.
El cuerpo, es lo que tienen, todas las “cosas vivas”, es decir, algo vivo tiene cuerpo y ese cuerpo, para su subsistencia y permanencia, requiere de una organización que lo regule y proteja. Organización basada en un sistema de comunicación, “el cuerpo es un procesador de información”, que produce “efectos” y “transducciones”. Esta organización es un sistema sumatoria de elementos que portarían una especie de intención extremadamente sucinta, especies de diminutas, biomaquinarias dirigidas constitucionalmente a realizar una tarea específica, de ahí lo de robótica.
Pero buscar el bien, no es sólo un rasgo de cualquier agente racional sino también del cuerpo, en tanto extendió la racionalidad más allá del órgano, de la mente. Dirá: el cuerpo contiene sabiduría, ese saber trabaja para los intereses del cuerpo, buscar el bien. Más una afirmación, que una paradoja irresoluta –no percata Dennett - en el texto, en tanto plantea considerar en el sistema intencional la posibilidad de incluir deseos o anhelos en la máquina de saber acéfala.
Indicios de un contrapunto.
Desde el psicoanálisis, el inconsciente no es sin relación al cuerpo, y el tener un cuerpo no es, sino simbólico-imaginario. Dicho de otro modo, no es un cuerpo si no está habitado por el lenguaje, de otro modo se trataría de organismo viviente, o de ser un cuerpo, dimensión más afín a lo real.
Lacan en Radiofonía, plantea:
“Vuelvo primero al cuerpo de lo simbólico, a entender sin ninguna metáfora. Al punto que nada sino él aísla el cuerpo tomado en sentido ingenuo, o sea aquel del cual el ser que de él se sostiene no sabe que es el lenguaje el que se lo otorga, al punto que no existiría si no pudiera hablar de él. El primer cuerpo hace al segundo al incorporársele.”
El cuerpo no es la biología de un viviente, el cuerpo significante incorporándose en el viviente, lo transforma en cuerpo.
“Todo lo vivo tiene un cuerpo” dice Dennett, nosotros diríamos es soportado por un organismo o es un cuerpo, el psicoanálisis opera ahí.
Dennett nos habla de los sistemas circulatorio, nervioso, etc, para luego unirlos bajo su enfoque intencional: “la intencionalidad del cuerpo”.
El significante introduce el equívoco también, al dar un cuerpo, el efecto de esa marca es de despedazamiento, no hay unicidad, el cuerpo es discordante, dividido, está desvitalizado por el significante. El significante comporta la pérdida del organismo.
Por otro lado, este cuerpo-mente sabio, del que nos habla el autor, que busca su bien, se contradice con lo que Freud avizoró en el más allá del principio del placer, y que nombró como pulsión de muerte.
Lacan en Psicoanálisis y medicina dice en relación al cuerpo: “Un cuerpo es algo que está hecho para gozar, gozar de sí mismo” y agrega: “La dimensión del goce está excluída completamente de lo que llamé la relación epistemo- somática. Pues la ciencia no es incapaz de saber qué puede; pero ella, al igual que el sujeto que engendra, no puede saber qué quiere.”
Cuando Lacan habla de goce, lo separa de una equivalencia al registro del placer. El goce no es deseable, sería nocivo para los fines homeostáticos del placer. “El sujeto es feliz”, dirá, planteo totalmente distinto a sostener que busca su bien, o mejor dicho el bien de la especie.
Estas afirmaciones situadas en diversos momentos de la obra de Freud y Lacan, las denominamos bajo el subtítulo indicios de un contrapunto porque preferimos situarlos para dejarlos en suspenso, aparecerían como modos de indicar aquello que ni siquiera el saber podría captar; en nada queremos ubicar a esta altura de nuestro aproximación a este cognitivismo afirmaciones permanentes, dado que todavía nos encontramos en un momento exploratorio de estas doctrinas.
Junio de 2005.
* Texto parcialmente modificado del que fuera presentado en las VIII Jornadas de la APLP (2/11/02), cuyo título general fue “Los síntomas sociales –el psicoanálisis con los discursos de la época –“.
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