Referencias a la fobia en la neurosis infantil
por María Marta Giani
Considerando la alta frecuencia de síntomas fóbicos padecidos por los niños, siempre me resultó llamativo que sea mucho menor la cantidad de pequeños que finalmente son llevados al analista por padecer alguna fobia. En la gran mayoría de los casos esos síntomas son manifestados en el transcurso del análisis, habiendo acudido por otro motivo. Por otro lado, muchos padres consultan por los síntomas fóbicos de sus hijos, que ceden espontáneamente con el tiempo, sin la intervención del analista.
Estas particularidades junto con la asiduidad mencionada despertaron mi interés acerca del surgimiento de la fobia en la infancia, y me llevaron a plantear un trabajo de lectura e investigación, actualmente en curso en el marco del módulo Referente/Infancia.
En sí, no es esa asiduidad lo que otorga al síntoma fóbico su importancia en el psicoanálisis con niños. Tanto Freud como Lacan coinciden en adjudicarle a la fobia una función de apaciguamiento de la angustia. Pero es Lacan quien en 1969, durante el seminario 16 “De un otro al Otro” señala que su surgimiento marca un momento crucial en la infancia, definiéndola como una placa giratoria que puede virar a la neurosis o a la perversión.
En ese seminario Lacan se refiere a un texto de Helen Deutsch publicado en 1930, titulado: “Un caso de fobia a las gallinas”, para situar la aparición del síntoma fóbico en la infancia. Repasaré brevemente los puntos más relevantes del mismo:
Un joven de veinte años, es enviado por su familia a la analista, para corregir su homosexualidad, con la que él estaba a gusto.
Siendo mucho menor que sus tres hermanos y hermanas se consideraba el preferido de la madre; en su niñez solía acompañarla diariamente a recoger los huevos que ponían las gallinas y estaba particularmente interesado en el modo en que ella las palpaba. Luego, a la hora del baño, le pedía a su madre que lo palpara con los dedos para ver si él iba a poner un huevo. Cuando no retenía las heces dejaba “huevos fecales” en su habitación, esperando que la madre los recibiera con el mismo placer que los que ponían las aves.
Mantenía una intensa actividad onanista que consistía en estimularse la zona anal, fantaseando con su madre. En su imaginación su propio pene era un órgano de ella.
La experiencia que determina la eclosión de su fobia transcurre a los siete años. Un día, mientras jugaba en el gallinero, inclinado en el suelo, de cuclillas, un hermano diez años mayor se abalanzó sobre él desde atrás y agarrándolo con fuerza por la cintura le dijo:- “yo soy el gallo y tú eres la gallina”. El se rebeló con rabia y lagrimas exclamando:- “¡no quiero ser una gallina!”.
A partir de ese momento se desencadena la fobia a estas aves, sufriendo una limitación de movimientos dentro de la granja en la cual vivía; todas debían estar encerradas en el gallinero para que él pudiera salir de su habitación y si llegaba a ver alguna sufría una intensa angustia. Al principio no temía tanto a las gallinas como a las agresiones de su hermano quien, cada vez que veía una le gritaba: -“ésa eres tú”
La analista relata que ciertas cuestiones hacían suponer que antes de esa experiencia, al ver un gallo sobre una gallina él se había identificado con esta última o lo había relacionado con sus padres.
Durante casi dos años estuvo aquejado de esta restricción de su libertad, luego la fobia desapareció, coincidiendo con la época en que su hermano abandonó la casa para continuar sus estudios.
En la pubertad él es enviado a estudiar lejos de su casa y durante las primeras vacaciones en que retorna a la granja familiar, reaparece la fobia. Desde entonces sólo se manifestaba ante los encuentros con el hermano y las visitas a su casa, disminuyendo la intensidad con el correr del tiempo.
A los diecisiete años, tiene su primera relación sexual con un hombre joven como él, de su misma clase y estilo, en forma agresiva; jugando desde entonces un papel de seductor activo. Al poco tiempo se entera de que su hermano era un homosexual manifiesto. H. Deutsch relata que al final del análisis el joven había vuelto a ser heterosexual, no dando más aclaraciones al respecto.
Tomando el Seminario 16 de Lacan y diversos artículos acerca del tema, voy a ubicar algunas secuencias de este relato, en la constitución de la fobia.
Lacan destaca que este niño aspiraba a proveer el objeto que colmaba a su madre. Al igual que el perverso, su goce era el de ser y proveer el objeto faltante al Otro.
Diríamos entonces que este pequeño, hasta los siete años se encuentra en posición perversa de goce.
Luego, (en un primer momento –instante de ver-) con la es cena del hermano en el gallinero, se pone en juego el narcisismo, la rivalidad fraterna. Adviene un saber acerca de la diferencia de sexos, lo que implica saber la verdad de la madre como deseante, es decir: castrada, suscitando gran angustia.
(En un segundo momento –tiempo de comprender-) El objeto que tenía una determinada significación en el campo del narcisismo, pasa a convertirse en el significante “gallina” (S1) que es la marca de la castración y por ello causa de la angustia.
Expresa Lacan: “la gallina va a tomar en lo sucesivo para él una función perfectamente significante e imaginaria, a saber que ella le provoca temor. El pasaje del campo de la angustia, que no es sin objeto, a condición de que ese objeto es la apuesta misma del sujeto en el campo del narcisismo; es aquel donde se devela la verdadera función de la fobia, que es la de sustituir el objeto de la angustia por un significante que provoca temor” Esto último se evidencia en el relato, al destacar que la fobia se desataba ante la presencia de una gallina o del hermano, quien evocaba al significante.
En “Inhibición, síntoma y angustia”, Freud pone el horror a la castración como el motor de los procesos defensivos pero debemos destacar que es el aumento de tensión pulsional lo que coloca al sujeto frente al peligro de la castración. Lacan recuerda que es la erección de Hans a los cuatro años lo que pone en cuestión su capacidad de dar una respuesta satisfactoria a la madre.
Finalmente llega el momento (el tercero - momento de concluir-) en que la fobia como resolución provisional de la confrontación con la angustia de castración, ligada al significante, en tanto plataforma giratoria, podrá virar a neurosis o perversión.
Al basarnos en el relato de un caso no tenemos referencias suficientes para saber si este joven optó por la perversión o la neurosis, aunque Helen Deutsch lo diagnostica como un perverso por la elección de objeto. Sólo encontré una referencia que alude a rasgos obsesivos cuando ella expresa: “la influencia educativa pareció haber sido coronada con éxito. El niño abandonó los sucios hábitos defecatorios y devino extremadamente limpio.”
Sabemos que la fobia duró dos años y se resolvió sin ninguna intervención terapéutica; los síntomas retornaron con menor intensidad en la pubertad, lo que nos lleva a plantear qué estatuto tendrían luego, en la juventud.
Por otro lado, me llamó la atención que sólo en dos oportunidades Helen Deutsch haga mención al padre; una refiriéndose a que él no jugaba parte importante en el análisis y otra explicando que la actitud femenina del joven fóbico había sido determinada por odio a su oponente, un padre poderoso.
Desde la perspectiva del seminario 4, tendríamos que ubicar la ineficacia de la función paterna para metaforizar el deseo de la madre. Desde la perspectiva del seminario 16 tomando la fobia como plataforma giratoria, es el síntoma el que viene a dar cuenta de la falta en la estructura.
En 1969, durante el Seminario 16, Lacan evoca sus clases del 57 diciendo que el término de objeto “a” aun no estaba en esa época y que “Lo que era necesario, trece años atrás, era el estudio de la frontera, del límite entre lo imaginario y lo simbólico.”
Graciela Musachi en el trabajo “Jacques Lacan y la fobia: elección, solución, impasse”, señala que desde la perspectiva de Lacan de 1957, la fobia realiza un pasaje de lo Imaginario a lo Simbólico; de posición perversa de restitución imaginaria del objeto“a” en el campo del Otro, al encuentro con el vacío ante la castración en la madre, generándose el miedo a un significante.
Agrega que “la fobia le permite a Lacan en 1957 demostrar su teoría del significante y de la letra, desplegando su función. Función metafórica del significante que sustituye al del padre que ha fallado y que opera como causa, fijándolo a una serie de significaciones que quedan cristalizadas. De allí la referencia a la fobia como cristal significante”.
En el Seminario 9 “La identificación” (clase 20/12/61) Lacan se refiere a la fobia diciendo que ella “introduce un resorte significante clave que le permite al sujeto presentar…ese mínimo de anclaje…para no sentirse un ser completamente a la deriva del capricho materno.” Situando al significante fóbico como punto de amarra de algo donde el sujeto se constituye.
Algo se mantiene desde el seminario 4, donde en la clase del 12 de diciembre “La dialéctica de la frustración” Lacan pregunta y responde:
“¿Cuando se hace necesaria la fobia? En cuanto a la madre le falta el falo”
En “Introducción a la lógica de la cura del pequeño Hans, según Lacan”, J.A. Miller en 1993 expresa que el seminario 4 es una “teoría de la madre” ya que Lacan se refiere al Deseo de la Madre en tanto mujer, tomándola como sujeto correlativo a una falta fálica. Plantea cómo el niño, ante la castración, se inscribe en esa falta y sus consecuencias clínicas. Expresa que en ese momento para Lacan el síntoma fóbico tiene el papel del Nombre del Padre puesto que pueden sustituirse entre sí, señalando que Hans elabora un pequeño nombre del padre. Luego en 1995 en “El Inconsciente = Intérprete” retoma esto diciendo que hay en Hans una curación que, como señala Lacan es incompleta, pero resuelve la fobia. Ahí hace una observación interesante respecto de las fobias durante la infancia que al cabo de un tiempo desaparecen, señalando que “ en lo infantil vemos a nivel inconsciente una interpretación no razonada operando sin el freno del analista, pero que frecuentemente termina muy bien”y agrega, refiriéndose a Hans, que “la creación por parte de Juanito del objeto fóbico constituye una cierta interpretación: dado que falta un elemento para dar cuenta de lo que ocurre, interpreta la situación con un elemento más…Lo que llamamos su fobia es el trabajo que lleva a cabo para resolver el problema.”
Mi intención al iniciar este trabajo de lectura era llegar a sacar una conclusión acerca del desarrollo y la función de la fobia en la infancia, ampliando los conocimientos que tenía acerca del seminario 4, al que le sumaría lo, hasta el momento poco conocido por mí, del seminario 16. Y como 4+16 es 20, aún no he podido sacar una conclusión unívoca, por supuesto. Fue así que emprendí la tarea de leer con mayor libertad al encuentro de lo que pudiera advenir.
Quedan muchas cuestiones pendientes por precisar en la perspectiva lacaniana de leer con sus registros lo que en la teoría se ha llamado complejo de castración; como ser las condiciones del giro de la plataforma a la perversión o a la neurosis, el momento de la constitución del fantasma y su relación a la elección de estructura, las diferencias entre la función de la fobia y la del fetiche (en tanto las dos, dice Lacan, se plantean sobre el mismo fondo de angustia fundamental) entre otras cosas.
Para finalizar podría decir que la fobia y la angustia están íntimamente ligadas desde su constitución misma, lo que nos lleva a profundizar la investigación de estos temas, durante este año, tanto en el marco del Seminario de Germán García como dentro del Módulo Referente/infancia, siguiendo la perspectiva de la orientación Lacaniana.
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