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Sexualidad: indeterminaciones y enigmas º.

Por Gisèle Ringuelet

De forma directa o más o menos velado (chistes, ironías, relatos, etc.), tanto hombres como mujeres, niños y viejos, hablan del sexo. Goce que Laqueur plasmó cuando escribió La naturaleza del sexo es el resultado no de la biología sino de nuestras necesidades de hablar al respecto (1).

Que no se pueda evitar hablar del sexo, no es un ambiguo comentario (2), como caracterizo Soble, a la afirmación de Laqueur, sino que por el contrario, es un hallazgo de Laqueur que acerca las posiciones del constructivismo y el psicoanálisis.

Ahora bien, por qué surgen en todas las personas estas necesidades de hablar sobre el sexo?

Laqueur no responde directamente a esta pregunta, sino que en su libro La construcción del sexo. Cuerpo y género desde los griegos hasta Freud, considera que las ideas sobre el sexo, incluso las consideraciones sobre el goce, son creadas por factores culturales, políticos, filosóficos y religiosos. El lenguaje determina para Laqueur las ideas que circulan sobre el sexo.

En su estudio, parte de las ideas, hipótesis e incluso representaciones gráficas que tenían los griegos sobre el sexo, recorriendo luego las nociones que van surgiendo en el siglo XVIII, para finalizar con algunas consideraciones aisladas de lo escrito por Freud.

Laqueur plantea la existencia de dos modelos sobre el sexo. El primero, el de un sexo único, que se mantuvo desde la antigüedad clásica hasta el Renacimiento. En este modelo masculino, el autor se remite, entre otros, a los escritos e ilustraciones de Aristóteles y Galeno en donde la vagina era considerada un pene invertido, mientras que el útero era visto como un escroto interno.

En oposición, se evidencia desde el siglo XVIII la emergencia del segundo modelo que se ha transformado en la distinción contemporánea entre femenino y masculino.

De esta manera, una anatomía y una fisiología de lo inconmensurable (modelo de dos sexos diferentes), sustituyó a una metafísica de la jerarquía en la representación, en donde la mujer era considerada una versión inferior e inacabada con relación al hombre (modelo de un sexo único).

La hipótesis de Laqueur, es entonces la de señalar que ninguno de los modelos se desarrolló a partir de evidencias empíricas o avances de la ciencia. Ni el modelo del sexo único se elaboró a partir de evidencias empíricas, sino que incluso se mantuvo a pesar de ellas. Así como el nacimiento de los dos sexos no coincidió sino que precedió a los avances en la exactitud de la disección y de la ilustración anatómica.

Para Laqueur el cambio de paradigma se produce a partir de modificaciones epistemologías y políticas en forma conjunta que permiten reinterpretar no solo las ideas sobre el cuerpo sino que se acompaña con un cambio de concepción sobre el placer femenino al no quedar ligado éste a la reproducción ni al modelo masculino. Pero dicho cambio no se produce sin consecuencias, sino que según Laqueur, la cuestión del placer sexual de las mujeres (3) produce angustia.

Además considera que a pesar del cambio de paradigma, el primer modelo no desapareció. Ahora bien, ¿por qué sucede esto, porque se mantienen para este autor ambos paradigmas?

Si bien Laqueur menciona una tensión entre lenguaje, cultura y realidad extra lingüística, naturaleza y sexo biológico por otra, se remite a las teorías de Kuhn y la tesis de Duhem - Quine (4), para dar cuenta de las modificaciones sufridas. Es decir analiza solo el aspecto semántico del lenguaje.

Quizás la hipótesis de Laqueur, que es muy interesante en sus detalles, pueda ser considerada por el psicoanálisis como una metáfora de la sexualidad, pero a diferencia del constructivismo, el psicoanálisis da un paso más al considerar que la constitución del sujeto no solo radica en el Otro, en el lenguaje.

Freud ya descubrió que todo niño, en un primer momento organiza el orden del mundo en torno al falo, cree que todos tienen falo a pesar de percepciones contrarias, y se rige por la certeza de la satisfacción pulsional.

El problema se presenta cuando acepta la percepción, en el momento en que el goce fálico dominante da importancia a la amenaza verbal de castración.

En el caso Juanito, encontramos no solo la amenaza y el rechazo materno, (“esta prohibido”, “es una marranada”), sino que la aparición de la angustia es correlativa a la turgencia del pene como un real desconectado de toda significación (5). La percepción, entonces, sólo surte efecto, en ambos sexos, cuando esta estructurado por el conjunto goce, significante, palabra. Produciendo un momento de verdad que induce al sujeto a inventar una nueva teoría igualmente falsa (6)

Es a partir del análisis de esta segunda construcción que el psicoanálisis se aparta más nítidamente del constructivismo de Laqueur y lo lleva a coincidir (como señaló Graciela Musachi), con Soble cuando éste plantea que la pregunta sobre cuántos sexos hay realmente entre los humanos, más que una pregunta es una jugarreta. Pero, nuevamente el psicoanálisis se aleja, en este caso del cientifisismo de Soble, al diferir sobre las causas de esta afirmación.

De lo que se trata no es de quedar atrapados en esa dicotomía sino de escuchar cómo cada uno habla sobre el sexo. En el consultorio, l os sujetos neuróticos que se analizan, lejos de tener certezas con relación a su sexo, se interrogan sobre el mismo y se plantean preguntas tales como: ¿ soy una verdadera mujer? ¿soy masculina? o ¿no soy muy impotente para ser hombre? ¿soy verdaderamente viril? etc, .

Dificultad que ya Freud vislumbró en 1915 cuando escribió en Tres Ensayos: en el caso de los seres humanos no hallamos una virilidad o una feminidad puras en sentido psicológico ni en sentido biológico; e incertidumbre que lleva a Lacan a decir que la neurosis es una pregunta y más precisamente que la histeria es una pregunta sobre el sexo Planteo que nutriéndose del lenguaje, precipita respuestas singulares al dilema.

De esta manera, encontramos que no solo la femineidad no tiene un significante que la nombre sino que la masculinidad identificada con lo Universal, con el falo constituye un obstáculo al saber.

En una de las reuniones del modulo (7), Graciela Musachi se remitió a una película citada por Masotta (8), basada en la novela de Hemingwey Fiesta. Film que se sitúa en la posguerra y en donde los personajes principales, una mujer y un periodista tejen una trama de situaciones que por algún motivo, que se conoce recién al final de la película, comparten sólo encuentros efímeros a pesar de las atracciones que mutuamente se profesan. Ella insiste que quiere estar con él pero él se sustrae y cuando ella finalmente le hace saber que lo ama, el hombre dice que no; que eso es imposible. El obstáculo provenía del hombre que había perdido en la guerra los genitales y creyendo que su masculinidad era su órgano sexual, alienado a él, evitaba los encuentros con la mujer que deseaba.

Es interesante la metáfora que Franco La Cecla utiliza cuando plantea que para que cada sujeto construya su masculinidad debe “echárselo a la espalda”.

El macho debe coger su pene, echárselo a la espalda y marcharse, lejos de quienes pretenden manipulárselo para curarlo (Cuida tu masculinidad” gritan los nuevos manifiestos publicitarios para patrocinar el Viagra).

Debe echárselo a la espalda como una parte de sí en la cual debe dejar de concentrarse como si fuese “el pedazo de carne “ del que todo depende. Debe llegar a ser no “todo un pene” (9).

El conocido y repetido eslogan No toda, referido a la posición femenina aparece para el hombre pero referida al órgano.

En el seminario X, Lacan introduce el menos phi no ya como el símbolo de la castración sino como una propiedad anatómica del órgano masculino que se opone a la imaginarización de su potencia. Aquí se trata de la detumescencia que golpea al órgano en el momento del goce. Es por esta vía que Lacan ubica al hombre como aquel que esta embarazado en relación al goce. En este Seminario, pareciera que Lacan invierte su posición, pero aclara que es en el camino del goce que el varón tiene una relación con la falta, si se entiende esto al nivel de la copulación, o más bien quien tiene relación con la desaparición del órgano instrumento. Este nuevo planteo le permite a Lacan decir que en el sujeto varón la relación con el deseo y el goce es complicada, embarazosa. Mientras que a “la mujer no le falta nada” en cuanto al goce copulatorio, y mantiene una relación directa con el deseo del Otro, una relación que no es medida con el menos phi. Dicho en otros términos, la mujer entra en la dialéctica simbólica con el signo menos, porque su falta de objeto es el falo significatizado, el objeto simbólico fálico.

De esta manera, Lacan a partir del Seminario X considera que el significante es el que determina principalmente el régimen de goce, goce que tiene una incidencia sobre el cuerpo del sujeto y no solo es el significante que lo mortifica. Pero, a diferencia de Laqueur, Lacan no ubica la incidencia del significante sobre el goce, sino que el significante mismo es un medio de goce. Surge entonces una nueva definición del Otro que es el Otro definido como medio de goce. En este punto Miller precisa que, el goce se produce en el cuerpo del Uno a través del cuerpo del Otro (10). Paradoja que implica el goce autoerotico pero al mismo tiempo incluye al Otro.

Volviendo al caso Juanito encontramos como en el momento del goce, el cuerpo propio, como lo subrayó Lacan, se revela como cuerpo del Otro, como un goce hetero. Esto es lo que le permite decir que el goce fálico como autoerótico se produce fuera del cuerpo, a diferencia del goce femenino que en función del No todo se produce en el cuerpo.

Tenemos entonces, que el significante fálico aparece a partir del seminario de la Angustia, como señuelo como emblema de potencia que puede conducir al sujeto varón a la impostura y a la mujer a la mascarada. Pero, como destaca Genevieve Morel, es el goce el que gobierna la relación con la verdad y la creencia, contra la percepción y la realidad científica

Freud, ubica a la sexualidad no solo como traumática sino como causa de las neurosis. El grano de arena en el centro de la perla psiconeurótica, es una definición freudiana, que como señala German Garcia (11) conlleva la idea del trauma como un cuerpo extraño. Pero que es inquietante por estar familiarmente ligado volviéndose extraño en el encuentro con un acontecimiento exterior.

Tenemos entonces un encuentro de un acontecimiento exterior con un acontecimiento pulsional (En el caso del personaje de la película la mutilación del órgano con la creencia que el pene representa la virilidad).

El constructivismo de Laqueur, acertadamente considera que no se debe confundir la biología con la masculinidad, un hombre sin pene sigue siendo un hombre(12); pero desconoce goce pulsional en juego y la importancia del fantasma como respuesta particular.

Tenemos, entonces a partir de Lacan, que el goce no es posible sin referirlo al cuerpo. El concepto de castración que implica la diferencia de los sexos exige una referencia al cuerpo. Paradojalmente nos encontramos con que el falo se convierte en el obstáculo a la relación sexual e impide reconocer las diferencias.

Como destaca Graciela Musachi, el goce falico es un goce a sexual , es un goce Uno repetitivo, autoerotico en cada sujeto y cuyo paso por el Otro no hace existir la diferncia hombre mujer sino el objeto llamado a(13)

Si volvemos a la afirmación de Laqueur, La naturaleza del sexo es el resultado no de la biología sino de nuestras necesidades de hablar al respecto, nos encontramos con que no es la adecuación ni la complementariedad entre hombres y mujeres lo que lleva a hablar sino justamente la dificultad de convivir con algo innombrable, la imposibilidad del encuentro (no hay relacion sexual). Planteo que nos lleva a los analistas a leer en cada sujeto el placer y el sufrimiento que sus elecciones de goce le impone.

Para finalizar y coincidiendo con Elisabeth Badinter (14), podemos decir que las categorías binarias son peligrosas porque evitan y desdibujan la complejidad de lo real en benéfico de esquemas simplistas y condicionantes; además de propiciar en muchos casos, a partir de slogans tales como Tuyo es tu cuerpo o goza de tu masculinidad. el imperativo al goce tan en boga en nuestra época, que como esbocé conduce a un callejón sin salida, a un goce solitario y a un desconocimiento del Otro sexo.

De esta manera, no es tanto la incertidumbre sobre la identidad “¿soy mujer o varón?”, la que permite avanzar, sino más bien el interrogante sobre el goce (de qué y cómo gozo o goza), en detrimento de su certeza imperativa.

 

º Trabajo producto de lecturas, comentarios y discusiones que tuvieron lugar por los integrantes del módulo de investigación Cuerpo Cómplice - Cuerpo Adverso, perteneciente al Centro Descartes con la orientación de su responsable Graciela Musachi.

Notas:

  • Laqueuer La construcción del sexo. Cuerpo y género desde los griegos hasta Freud. Ediciones Cátedra Universitat de Valencia Instituto de la Mujer, 1994 (Primera edición en inglés 1990).
  • Soble Alan G. La historia de la Anatomía Sexual y la auto - referencia en la filosofía de la ciencia . Traducción Lucía y Julia Loffler (ficha de circulación interna del Centro Descartes)
  • Idem 1 pag. 112
  • Monasalve Karen, Comentario sobre los paradigmas de Tomas Khun y la tesis de Duhem – Quine. En http.//wwwdescartes.org.ar
  • Enrique Acuña Los hijos de Juanito en Perspectivas. La situación del psicoanálisis. Publicación de Biblioteca Freudiana de la Plata. Año 1996
  • Geneviève Morel Ambigüedades sexuales, sexuación y psicosis. Ed. Manantial. Año 2.002.
  • Módulo del Centro Descartes Cuerpo cómplice- Cuerpo adverso,
  • Masotta Oscar Lecturas de Psicoanálisis Freud Lacan. Paidos Pag. 117.
  • Franco La Cecla Machos. Sin ánimo de ofender. Siglo Veintiuno. Primera edición en castellano 2.004. Pag. 128
  • Jacques Alain Miller El hueso de un análisis Ed tres haches 1ª. edición 1998. Pag. 74
  • German García , Actualidad del trauma. Ed. Grama
  • Laqueur Thomas idem 1.
  • Muscachi Graciela Mujeres en movimiento. Eróticas de un siglo a otro. Fondo de cultura económica. Pag. 68.
  • Elizabeth Badinter Hombres mujeres. Cómo salir del camino equivocado. Fondo de Cultura Económica.

Bibliografía:

Lacan Seminario de la Angustia

 

 

 
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