“Orden de las razones o razones puestas en orden” (*)
por Cecilia Fasano
El título corresponde a una afirmación de Masotta, cuando refiriéndose a la doctrina psicoanalítica dice: “seguramente deberá haber un orden de las razones (...) ¿será capaz alguno de nosotros hoy o mañana, de aportar algo a ese orden?” (1) El comentario de hoy tiene la intención de recoger el guante de esta pregunta y arriesgar una respuesta posible.
En primer lugar me interesa destacar que el programa de enseñanza de Masotta introdujo una operación novedosa que consistió en subvertir el orden establecido hasta el momento, para la lectura de Freud y Lacan, que se basaba en una lectura cronológica de los textos. Masotta elabora un programa de enseñanza con un objetivo preciso: “... extraer un esquema básico, un orden cronológico de lecturas”. Y advierte: “cuando nosotros hablamos de cronología, no nos referimos a la fecha de los artículos de Lacan sino a un orden que depende de un criterio que procuramos justificar mientras lo proponemos”. (2)
Masotta utiliza dos referencias que explicita a partir del cual construye su programa de enseñanza:
- 1) Para ubicar “el orden de razones” en la obra de Freud utiliza un libro de Martial Gueroult titulado: Descartes según el orden de las razones y puntualmente se va a detener en Esquemas del psicoanálisis porque entiende que en este libro Freud “quiere enseñar cómo leer su propia obra”. Masotta concluye que en Freud “el orden de exposición invierte el orden cronológico del descubrimiento (...) Mientras la exposición avanza, los años retroceden”. Eso significa que “En Freud, el tiempo cronológico y progresivo de la constitución de la doctrina sigue en su dirección el mismo vector que el régimen del orden de las razones, esto es, el régimen del fundamento...”. (3)
- 2) Para construir su programa de enseñanza de los textos de Lacan, utiliza el Indice razonado de los conceptos principales de J.-A. Miller porque considera que constituye una herramienta de lectura imprescindible. Cabe mencionar que se trata de un índice que no recurre a la cronología como criterio para su elaboración.
En 1970 Masotta concluye que: “leer a Freud cronológicamente revela el grado de desorientación...” Algunos años más tarde dirá: “aún hoy, y al menos en mi país, se sigue leyendo a Freud cronológicamente”. (4)
En cuanto a la lectura de Lacan dice: “Había visto entusiastas de los textos de Lacan (...) persistir durante meses y años con el Discurso de Roma sin poder descubrir más que aforismos de quién sabe qué seudofilosofía del lenguaje” (5)
Si en los ´70 a Freud se lo leía cronológicamente, en la actualidad podemos decir que “al menos se lo leía” porque es posible verificar cómo disminuyó el número de citas de los textos freudianos (pueden comprobarlo, tercero o cuarto lugar luego de E. Laurent, J.-A. Miller y J. Lacan y en ese orden). Respecto a la enseñanza y transmisión de la doctrina Lacaniana hay que decir que “aún hoy” la repetición a pie juntillas de sus aforismos (en ocasiones acompañado de un tono afrancesado) en determinados ámbitos, sigue siendo una modalidad.
Ahora bien ¿Qué podemos aportar hoy al orden de razones propuesto por Masotta? Siguiendo la propuesta Lacaniana respecto a no desconocer la subjetividad de la época porque de lo contrario convendría renunciar al psicoanálisis, propongo a modo de hipótesis:
- La política económica en la actualidad parece ocupar el lugar que treinta años atrás tenía la lingüística.
- Hablar de orden es hablar de cronología y en consecuencia de historia. Considere conveniente tomar este sesgo teniendo en cuenta que el Equipo Temático Lecturas de Masotta está inscripto en el ámbito del Círculo de Actualización en historia.
Voy a intentar esbozar muy brevemente un argumento para cada uno.
En la década del ´90 el Banco Mundial asume las políticas de salud con una inversión tres veces mayor que el presupuesto completo de la OMS. Por lo tanto la OMS adopta, bajo las directivas del Banco Mundial, el nuevo paradigma de la salud que consiste en la aplicación del principio costo-beneficio. En consecuencia si es un Banco quien marca el rumbo de la política de gestión de la salud de la población, es evidente que como dice Germán García “No estamos frente a una discusión clínica” (6). Hay un hecho fundamental a tener en cuenta y es que un individuo enfermo no produce. Motivo suficiente para justificar la inversión del Banco Mundial. Para no ser convidados de piedra en una mesa dónde quien decide el menú es el Banco Mundial, ya no la OMS, es preciso saber que posición conviene tomar desde el psicoanálisis.
La incidencia en una ciudad no se encuentra desarticulada de las combinatorias nacionales e internacionales, a unque probablemente “la razón después de Lacan” no sea exactamente la misma en Europa que en América Latina. Lo cierto es que el factor común que afecta tanto a unos como a otros, pareciera ser el aspecto económico (política mediante) en la medida que adquiere un lugar protagónico en el campo heterogéneo de las psicoterapias, en el que el psicoanálisis está incluido.
Es un hecho que los analistas ejercen su práctica en diversas instituciones estatales (poder judicial, hospitales, minoridad etc.) y que en la práctica privada trabajan con obras sociales. De modo que la incidencia de las políticas de gestión en salud mental compete a los analistas.
En primer lugar para decirlo con palabras de Masotta “un ordenamiento cronológico no conforma una historia (...) la historia la hacemos solo a condición de soportarla” (7). En este punto es oportuno recordar la afirmación de Lacan (1953) “…La historia no es el pasado. La historia es el pasado historizado en el presente, historizado en el presente porque ha sido vivido en el pasado” (8).
Esta concepción de la historia tira por tierra toda idea de dirección de la cura que tiene la prisa de ir tras la resolución de un conflicto actual en función de una supuesta eficacia. Por el contrario “la política del psicoanálisis entiende que el pasado asoma en un presente en función de un futuro que busca hacerse.”(9) Si la búsqueda de la eficacia es tan imperiosa no parece que lo conveniente sea la prisa por la resolución del conflicto precisamente porque como la sabiduría popular suele advertir “vísteme despacio que voy de prisa”.
Dos de los cuatro temas desarrollados por Enrique Acuña en su curso (10) -la función de la prisa y la urgencia clínica- me llevaron a pensar ¿s i Freud advertía del furor de curar no será éste el tiempo de advertir que el furor de la eficacia puede resultar paradójicamente un gasto inútil? P orque no es seguro que la máxima de la eficacia -obtener los resultados previstos, en el menor tiempo posible y con la mayor economía de medios- consiga los resultados esperados. Efectivamente los analistas reciben en sus consultorios individuos que pasaron por ese imperativo y se vuelve patente el conocido refrán “pan para hoy, hambre para mañana”. De manera que desconocer la insistencia de la pulsión, de la repetición, de lo incurable, puede en ocasiones resultar ineficaz. La política actual de prevención en el campo de las psicoterapias y su pretensión de anticiparse a los impredecibles rodeos pulsionales puede conducir a lo peor .
Ahora bien, que el analista se sustraiga del furor de curar no quiere decir subestimar la importancia de los resultados terapéuticos en la cura analítica; del mismo modo que sustraerse del furor de la eficacia significa quedar en una posición quejosa “porque es verdad que en el siglo XXI si no se es eficaz no se tienen ningún lugar”, en todo caso habrá que “demostrar que somos eficaces” (11)
En consecuencia creo que en la actualidad la elaboración de un programa de enseñanza de psicoanálisis debería incluir de algún modo en el orden temático la relación del psicoanálisis con la historia (en sentido amplio y restringido) y con la economía con “lo equívoco del tema en la medida que alude tanto a la inserción del psicoanálisis en la economía como a la insersión de la economía en el psicoanálisis” (12)
Sin ir más allá de apreciaciones generales dado que sin dudas el tema es mucho más complejo y excede nuestra incumbencia. No somos historiadores ni economistas, pero desconocer la incidencia de la economía en la práctica va en contra del psicoanálisis así como el furor actual de privilegiar la eficacia y la evaluación de la práctica clínica desconoce el concepto de historia que tiene el psicoanálisis. De manera que tenemos un contexto propicio para retomar el desafío freudiano de repensar la historia además como interés intrínseco y no marginal del psicoanálisis.
En síntesis: tal vez convenga poner en juego: el interés porel psicoanálisis de la historia y el interés delpsicoanálisis por la economía.
Para finalizar, veamos que se entiende por orden. El verbo latino significa agregar o enfilar y el griego, recto y correcto. Por lo tanto orden quiere decir disposición correcta de unidades de un conjunto y recto supone una dirección o una meta. El orden supone un principio que configura de modo jerárquico el conjunto ordenado. En consecuencia para que se establezca un orden los elementos exigen que algo primero sea principio y razón de una serie ordenada. Siguiendo este argumento, por ejemplo Miller ubica en último lugar de su Indice razonado “La ideología de la libre empresa” ¿será hoy ése un orden pertinente?.
Sabemos que u n programa refleja tanto la orientación y dirección de una la enseñanza, como el modo de concebir la transmisión. Para establecer un nuevo orden me parece oportuno considerar el planteo de Jean-Claude Milner: “Problema / Solución, es el par con el que nace la idea moderna de administración. Todo occidente piensa en estos términos, no solo piensa y razona en estos términos sino que distribuye roles: la sociedad es el lugar de los problemas y la política el lugar de las soluciones. Esta es la máxima de la modernidad.” (13) ¿Corresponde a los analistas demostrar que desde el psicoanálisis se tiene la solución? Tal vez dependa de la respuesta que sepamos dar, en lo singular de cada análisis pero además en lo público de los discursos sociales, porque ya no basta con decir que nuestra práctica es “del caso por caso”.
La propuesta es entonces volver a pensar el orden para saber qué vigencia tienen hoy las razones de ayer.
Notas:
(*) Esta contribución forma parte de la investigación llevada a cabo en el Equipo Temático Lecturas de Masotta en el Centro Descartes. Responsable: Beatriz Gez, Coordinadores: Ignacio Lotito y Sergio Piacentini. Asesores: Graciela Musachi y Marcelo Izaguirre
(1) Oscar Masotta, Sigmund Freud y la fundación del psicoanálisis. Conferencia 1/10/73 incluido en Ensayos Lacanianos. Ed. Anagrama, 1977, Barcelona
(2) Oscar Masotta, Prólogo a las “Formaciones del inconsciente” Ed. Nueva Visión Buenos Aires, 1970
(3) Oscar Masotta, Presentación del segundo Congreso Lacaniano. Oct. 1969. Incluido en Ensayos Lacanianos, Ed. Anagrama, 1977, Barcelona
(4) Oscar Masotta, Prólogo, Londres 1976. Ensayos Lacanianos. Ed. Anagrama, 1977, Barcelona
(5) Oscar Masotta, Prólogo, Londres 1976. Ensayos Lacanianos. Ed. Anagrama, 1977, Barcelona.
(6) Germán García, El futuro de Jacques Lacan, El puente I.O.M. Blog del Centro de Investigación y Docencia Corrientes-Chaco. Feb. 2007
(7) Oscar Masotta, Conciencia y estructura , Advertencia. Ed. Jorge Alvarez, 1968
(8) Jacques Lacan, Seminario 1, Los escritos técnicos de Freud (1953-1954). Pag. 27, Ed. Paidós.
(9) Beatriz Gez, Historiar la historia del lacanismo en la Argentina, Presentado en VIII Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis, Mar del Plata, 2007.
(10) Enrique Acuña, Curso breve, El tiempo de saber -entre los otros- dictado Asociación de Psicoanálisis de La Plata marzo 2008
(11) Eric Laurent, Psicoanálisis y salud mental, Tres Haches. Bs.As.
(12) Revista Lacaniana de Psicoanálisis “La economía del psicoanálisis”. Publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana N´1, 2003.
(13) Jean-Claude Milner, Las inclinaciones criminales de la Europa Democrática, Manantial 2007
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