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La noción de insustancialidad budista ¿es una lógica del significante?

Daniel Gutraich

En principio digamos que el concepto de insustancialidad en el budismo es solidario de otras nociones. Estas son: sufrimiento, impermanencia, no-yo. Para ser más exactos la teoría del no-yo es la de la insustancialidad.

Se define a la existencia como estados condicionados. O sea estados que no existen en sí mismos, sino que son efecto de otros estados, que condicionan al primero. Dice Rahula en “Lo que el Buda enseñó”: “el llamado ser, individuo o yo es únicamente una combinación de fuerzas o energías psicofísicas en perpetuo cambio, que pueden dividirse en cinco grupos, agregados o montones.” 1º el agregado de la materia que incluye los seis órganos sensitivos con sus objetos correspondientes (la mente es considerada un órgano que percibe los pensamientos). 2º el agregado de las sensaciones, ya sean agradables, desagradables o neutras. 3º el de las percepciones que reconoce los objetos físicos y mentales. 4º el de las formaciones mentales, que incluye todas las actividades volitivas buenas o malas. Aquí se incluyen por ejemplo: la voluntad de existir, el deseo, la sabiduría, el odio, la ignorancia, el orgullo, la idea del yo, etc. Y son las que engendran efectos kármicos a diferencia de los otros grupos. 5º el de la conciencia que es reacción o respuesta. Su función es notar la presencia de un objeto, no reconocerlo, que es función de la percepción. En la filosofía budista tanto la mente como la conciencia no constituyen instancias opuestas al cuerpo. En este abordaje analítico se puede constatar como el pensamiento budista descompone al ser sin concebirlo como una unidad. De hecho la traducción más exacta de khandha por “montones” en vez de grupos o agregados parece aludir a esta falta de uniformidad. Por otra parte no prioriza a ninguno de ellos ya que su característica fundamental es la de estar siempre condicionados por los otros, son relativos e interdependientes. Si respetan estas condiciones no puede decirse que ninguno pueda existir por sí mismo. Por ejemplo, no existe la conciencia, sino estados de conciencia dependiente de las condiciones que los generan. A su vez los estados de conciencia no constituyen una línea idéntica de unidad en el tiempo, sino que un estado de conciencia determina el surgimiento del estado de conciencia siguiente, y éste al siguiente, formando una serie. Estas construcciones tratan de dar cuenta en todo momento de que no hay una entidad, la conciencia, que pasa de un estado al siguiente. Un discípulo del Buda sostuvo: “Siempre es la misma conciencia que transmigra y erra rotativamente… Es aquello que expresa, siente y experimenta el resultado de las acciones buenas y malas.” El Buda lo amonestó: “Tonto, ¿a quién me oíste exponerle la doctrina de esta manera? ¿No he explicado la conciencia de distintos modos como el surgimiento de condiciones, y que sin condiciones no hay surgimiento de conciencia?... Se la llama conciencia de acuerdo con las condiciones que la hacen surgir: a causa del ojo y las formas visibles surge una conciencia denominada conciencia visual; a causa del oído y los sonidos surge una conciencia denominada conciencia auditiva; …a causa de la mente y los objetos de ésta (pensamientos) surge una conciencia denominada conciencia mental.” Luego en forma de parábola dice: “Un fuego es llamado tal conforme al combustible que lo hace arder. El que arde por medio de leña es llamado fuego de leña. Si arde por medio de paja, es llamado fuego de paja. Así también, el nombre de la conciencia depende de las condiciones que la hacen surgir.” El gran comentarista Buddhaghosa agrega: “Un fuego que arde mediante leña, sólo arde mientras haya combustible, pero cuando el combustible ha desaparecido, muere allí mismo, porque la condición ya ha cambiado; empero el fuego no pasa a las cenizas convirtiéndose en fuego de cenizas y así sucesivamente. Lo mismo ocurre con la conciencia que surge debido al ojo, y las formas visibles surgen en la puerta de este órgano sensitivo sólo mientras exista la condición de ojo, pero cuando esta condición ha desaparecido, cesa allí mismo, porque la condición ya ha cambiado; empero, no pasa al oído, convirtiéndose en conciencia auditiva y así sucesivamente.” Aunque el budismo posterior criticara a los primeros por su realismo un tanto ingenuo es interesante percatarse como a pesar de dicho realismo se sostiene a ultranza la falta de una sustancia permanente e independiente. Dice Rahula que el ser o yo no es más que la combinación de estos cinco agregados, que son impermanentes y cambian continuamente. “No son los mismos ni siquiera durante dos momentos inmediatamente sucesivos. Aquí A no es igual a A, sino que es un flujo de surgimientos y desapariciones momentáneos.” Aquí ya podemos pensar que si hay un elemento que no es igual a sí mismo, éste es el significante. Miller dice que el único operador o predicado del significante es: “es diferente de”. Entonces no podríamos decir que A es igual a A, sino que A es diferente de A, de sí mismo, debido a su insustancialidad. Más adelante lo retomaré. Dice Rahula: “Una cosa desaparece y condiciona el surgimiento de la siguiente en una serie de causas y efectos, y en ellas no hay una sustancia inmutable. Nada pasa de un momento al otro. Nada existe detrás de ellas que pueda considerarse como un Yo permanente (Atman), una individualidad… Empero, cuando estos cinco agregados físicos y mentales, que son interdependientes, actúan en forma combinada, cual una máquina psicofísica, surge en vosotros la idea del yo.”

Dice Buddhaghosa:

“Sólo existe el sufrimiento, pero el sufridor no puede ser hallado; Hay actos, más el actor no puede ser hallado.”

La otra doctrina que da cuenta en el budismo ortodoxo de la existencia es la del origen condicionado. Es una teoría de la causalidad que tuvo por objeto no caer en lo que se llamó los extremos del eternalismo y del nihilismo. Los skandhas o agregados surgen en un instante y desaparecen generando los agregados del momento siguiente, se suceden tanto en la serie de una vida, como de una vida a otra vida, siguiendo esta ley causal. Dice Fatone: “En el momento en que la causa anterior es destruida (ya que nada es permanente) entonces el fruto posterior nace, como sube una de las partes de la balanza al mismo tiempo que la otra baja. En esa forma causas y frutos forman serie, como un río. Sin permanencia, sin discontinuidad. Sin discontinuidad por nacimiento del fruto; sin permanencia por destrucción de la causa. Sin permanencia, sin discontinuidad: ése es el principio del origen condicionado” De esta manera se sostiene la continuidad de la existencia, llamada samsara, sin necesidad de una sustancia. Sólo existen elementos momentáneos, llamados dharmas, que aparecen y desaparecen por la ley de causalidad, u origen condicionado. En el Dhammapada dice: “Todos los dharmas carecen de alma” Otra traducción dice: “Todos los dharmas carecen de existencia propia.” El principio de esta doctrina se explica con la siguiente fórmula:

“Cuando hay esto, hay aquello

Al surgir esto, surge aquello

Cuando no hay esto, no hay aquello

Cesando esto, cesa aquello.”

El análisis de la combinatoria de estos dharmas es efectuado con fruición escolástica en el texto llamado Abhidharma, por Vasuvandhu. Refiere Fatone: “Si algo es, nada le impide ser. Con esta razón de ser se expresa que cualquier dharma (exceptuados el espacio y las dos destrucciones) está determinado por todos los demás dharmas, pues un dharma no puede ser sino cuando su posibilidad no ha sido neutralizada por la realidad de los demás. La razón de ser de un dharma ha de ser buscada, primero, en los otros dharmas y no en él mismo. Antes de su aparición, ningún dharma es; y, no siendo, de ninguna manera puede contener la razón de su ser futuro.” Luego alude a que es una interpretación “negativa” de la razón de ser de los dharmas.

Miller en “La lógica del significante” dice que “el significante es en sí mismo un elemento diferencial. El significante sólo se plantea oponiéndose a uno o dos significantes diferentes. La única existencia de ese significante es esa oposición en sí misma. Se trata de un elemento que no tendría ninguna consistencia propia y que sólo existiría por su diferencia con otros elementos del mismo tipo. Es pues en elemento no sustancial, que no puede ser descripto por sus propiedades intrínsecas, sino tan solo por diferencia. Entonces es un elemento no sustancial sino diferencial.

Luego de esta cita pareciera que hablar de agregados o mejor aún de dharmas fuera hablar de significantes, y de sus leyes de combinación. Cuando Fatone dice que: “La razón de ser de un dharma ha de ser buscada, primero, en los otros dharmas y no en él mismo.” Da cuenta de que los dharmas forman un sistema en el que cada uno de ellos depende en su existencia de los otros. Y esta es una relación de oposición y diferencia, dice : “Si algo es, nada le impide ser.” En cada dharma están supuestos negativamente todos los demás. “Antes de su aparición, ningún dharma es” alude al carácter insustancial de los mismos y su existencia momentánea.

Finalmente, hay un dharma no sujeto a condiciones, que no nace ni muere, el nirvana y también el espacio. Estos dharmas incondicionados tampoco pueden condicionar. Dice Fatone que no necesitan ser explicados por condiciones ajenas a ellos mismos, y esa independencia los hace eternos, sin que esa eternidad implique sustancialidad. El nirvana es un dharma que sostiene una relación paradójica con los otros dharmas del sistema, ya que la extinción de estos últimos es el nirvana, pero él no es ni causa, ni efecto de dicha extinción. Por otra parte parece que el nirvana se puede definir justamente por oposición con todo el sistema de dharmas.

 

 

 
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