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¿QUÉ SUPLEN LAS DROGAS?

por Silvia Quevedo

El presente trabajo se inscribe en el recorrido de lectura realizado durante el año 2010 en el módulo de investigación: Trauma y adicción: sobre el límite de la práctica” 1

Precisamente el subtítulo de este módulo: ‘sobre el límite de la práctica’ pone en cuestión dos prácticas disyuntas: la del consumo de drogas y alcoholes, situadas como prácticas de goce, por un lado, y por otro, la del psicoanálisis en relación a la clínica.
     
La particularidad de ciertas adicciones pone a prueba el límite de ambas  prácticas. ¿Desde la praxis del psicoanálisis, qué salidas posibles podemos plantear respecto a los tratamientos narcóticos del cuerpo, en particular cuando se trata del intercruce entre psicosis y  consumo de drogas? 

La operación del farmakon, ese remedio que puede trocarse en veneno, ese dispositivo de autoconservación paradójica donde alguien se pierde para conservarse ¿qué función de compensación cumple en las psicosis? ¿Estabiliza, es una suplencia, se trata de una función compensatoria imaginaria, de una función compensación real? ¿Qué anuda en la vida de alguien?

En este trabajo se intentará situar estos interrogantes en el recorrido de lectura de la entrevista “Particularidades del uso de drogas en las psicosis” 2 realizada por Mario Sánchez a Jean-Claude Maleval, en el  texto de Sylvie Le Poulichet « Toxicomanías y Psicoanálisis. Las narcosis del deseo “, en la referencia de Jacques Lacan en el Seminario inédito Nº 21 “Les non- dupes- errent “o” Les Noms du Père” y en el Seminario III “Las psicosis”.

En la citada entrevista Maleval cuestiona la idea que  las drogas  puedan favorecer   la   elaboración de una suplencia, como escritura simbólica de lo real, y critica la extensión otorgada a la categoría de suplencia.
Comenta que para Lacan la noción de suplencia tiene un alcance más limitado , según las conclusiones que despejó respecto a Joyce.
“Suplencia en sentido estricto reuniría  tres  características: se trata de una invención del sujeto, permite atemperar el goce y guarda una marca de lo que suple”3
Como contrapartida a esta definición de suplencia en sentido estricto, Maleval propone examinar la noción de función compensatoria  imaginaria, tomando
como referencia el Seminario III, donde Lacan habla de “compensación” en las psicosis gracias a las identificaciones imaginarias.
Maleval comenta: “que algunos  psicóticos logran cierta compensación  cuando se recubren  bajo  la nominación “soy adicto”; pero alerta sobre la precariedad de estos soportes identificatorios lábiles, precarios más dependientes de encuentros aleatorios que pueden conmover la estabilización”.4

En el Seminario mencionado, Lacan define a estas identificaciones imaginarias como “identificaciones puramente conformistas con personajes que le darán la impresión de qué hay que hacer para ser hombre”,.... “le da pese a todo un punto de enganche y le permite aprehenderse en el plano imaginario”.5
Este tipo de identificación al semejante situado en el lugar de yo ideal, posee un carácter adhesivo, mimético, masivo e integral; se trata de una “muleta imaginaria”.que evita el responder en nombre propio, en primera persona.
Esta soldadura precaria sostiene una identificación narcisista con un nombre de la referencia social extraída del campo del Otro, de lo social.

En la referencia en el Seminario inédito 21: Les non- dupes- errent o Les Noms du Père, Lacan sitúa a lo social como aquello “que detenta ese poder de “nombrar para” al punto que se restituye con ello un orden que es de hierro…Esa huella que indica el retorno del Nombre del Padre en lo Real”. 6

En la práctica clínica en las instituciones que asisten adicciones se puede corroborar que muchos de los psicóticos que concurren son convocados por un rasgo de identificación que los unifica bajo la nominación de adictos,. Este ser nombrado para, los reincluye en un lazo social, entonces la apuesta desegregativa desde la práctica del psicoanálisis radicará en ubicar lo singu-lar de cada caso.

Respecto a la dimensión real del producto, Maleval considera  que la función del producto no es  aleatoria “lo real posee su especificidad”, sostiene que el uso de drogas no constituye un desencadenamiento clásico en las psicosis. Por el contrario, advierte sobre los riesgos de cuestionar las identificaciones imaginarias y la amenaza de interdicción al consumo, situándolas como condiciones propiciatorias de desencadenamientos psicóticos.
Admite la  posibilidad  de considerar una función compensatoria real del producto en las psicosis: “en ciertos casos el producto puede sin duda atenuar el costado angustiante del fenómeno elemental”… restaría precisar entonces la especificidad de esa función compensatoria que no es una suplencia “7.

En el texto “Toxicomanías y Psicoanálisis. Las narcosis del deseo”, Poulichet sostiene la hipótesis que la operatoria de pharmakon, a diferencia de un uso o consumo simple de sustancias, constituye una operación de supresión tóxica del dolor de carácter económico, transitorio, precario que atraviesa las diversas estructuras clínicas, mediante montajes adictivos que recibirán las denominaciones de suplemento y suplencia.

Los montajes de suplemento constituirían una suerte de prótesis imaginaria al servicio de un impasse identificatorio, más cercano a la búsqueda de reconocimiento bajo la determinación de una lógica fálica.
Estos montajes destinados a propiciar una tentativa de suspensión del deseo y del conflicto psíquico se situarían en el campo de las neurosis.
En cambio, los montajes de suplencia indicarían un desfallecimiento simbólico y se situarían en términos de elaboración del cuerpo pulsional.

En el intercruce  entre toxicomanías y psicosis ubica dos tipos de montajes adictivos, en particular, nos referiremos al montaje de suplencia.
Se trata de un tratamiento de la máquina, una tentativa real de organizar un nuevo cuerpo cuando el individuo no dispone de las coordenadas imaginarias y simbólicas que habrían permitido su elaboración.
Por ello, comenta que en ciertos sujetos psicóticos “la operación del farmakon intenta organizar un circuito cerrado que intentaría tapar los orificios frente a la invasión del Otro no castrado,... en estas circunstancias la cancelación de la droga suele acompañarse de un recrudecimiento del delirio.” 8

La autora describe un segundo tipo de montaje adictivo en ciertas psicosis, al cual no le otorga ninguna denominación: “cuando la figura de la intoxicación es integrada a una construcción delirante, puesto que no soporta ninguna tentativa de constitución de un borde”...“el influjo maléfico de esta intoxicación es puesto en primer plano en el discurso por la familia y el paciente, en el seno de una teoría delirante”.9

Del texto citado de Le Poulichet, se desprenden algunas consideraciones:

1) La extensión otorgada a la noción de suplencia carece de precisión, y es confusa.
2) En el intercruce entre psicosis y usos de drogas, sólo localiza como condición propiciatoria del desencadenamiento, la interrupción o cancelación brusca del consumo de drogas, destacando la dimensión de la función económica compensatoria de la operatoria del farmakon, sin mencionar el cuestionamiento de las identificaciones imaginarias.
3) No hay referencias en el texto respecto a la función compensatoria imaginaria ni sobre las consecuencias de atentar contra las identificaciones imaginarias, vía el cuestionamiento a la nominación“soy adicto” en casos de psicosis.

De la relectura del conjunto de los textos mencionados podemos concluir que, sería pertinente considerar el estatuto de la función compensatoria imaginaria y de la función económica del producto enmarcados en la hipótesis de una suerte de automedicación.

La operatoria del farmakon tanto en las llamadas adicciones o toxicomanías como en los consumos abusivos configura un modo de protección , de autoconservación frente a acontecimientos o pensamientos amenazadores que suscitan una suerte de desvastación psíquica mayor antes que la búsque-da de un placer o satisfacción extraordinaria.

Cuando el consumo de tóxicos se convierte en una circularidad cotidiana donde “la droga les permite sentirse normales” , lejos están los primeros tiempos del descubrimiento iniciático cuando el producto engendraba experiencias espectaculares.
Este placer extraordinario sería localizable más bien en consumos simples de sustancias en su faz recreativa.

Bibliografía Consultada:
-“Particularidades del uso de drogas en las psicosis”.Entrevista realizada por Mario
Sánchez a Jean Claude Maleval. Publ.en El Murciélago Nº14.En www.descartes.org.ar / publicaciones.Una primera versión fue publicada en francés: Publ. Ann.Med.Interne, 2001.152, suppl. Au n° 7, pp. 2S53-2S58, Masson, Paris, 2001.
-Le Poulichet, Sylvie. “Toxicomanías y Psicoanálisis. Las narcosis del deseo”. Amorrortu .editores. Año 1990.
-Lacan, Jacques.Seminario III “Las Psicosis”.Clase19/4/56.Ed.Paidós. Año 1984.

- Lacan, Jacques. Seminario inédito XXI “Les no-dupes errent o Les Noms du Père”
Clase19/03/74. Pág.127.

-Quevedo, Silvia “De psicosis y toxicomanias: un caso particular de montaje adictivo”
En “Cuerpo y Subjetividad .Variantes e invariantes clínicas“.Compiladoras: Donghi, A.; Gartland, C.;-Quevedo, S.Ed.Letra Viva .Año 2005.

- Kameniecki, Mario-Quevedo, Silvia “De Psicosis y toxicomanías: acerca del concepto
de suplencia en “Clínica institucional en toxicomanías. Una cita con el Centro Carlos Gardel”. Ed.Letra Viva. Año 2006.

- Lacan, Jacques. Seminario XXIII. El sinthome. Ed.Paidós. Año 2006.


 
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