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Figuras de la melancolía

por Myriam Soae

 

¿Por qué investigar sobre la melancolía en una época en la que ha quedado prácticamente metamorfoseada en los múltiples diagnósticos de depresión?
Una frase freudiana nos da el pie para justificar las razones:
“La melancolía, cuya definición conceptual es fluctuante aún en la psiquiatría descriptiva, se presenta en múltiples formas clínicas cuya síntesis en una unidad no parece certificada (…)” (Duelo y melancolía)
Destaquemos la fluctuación conceptual y las múltiples formas clínicas.
1. La fluctuación conceptual ,
La palabra melancolía es uno de los pocos términos tan ambivalentes de la historia del pensamiento, connotando tanto un estado enfermizo, un temperamento como un rasgo de grandeza (Klibansky). Esta ambigüedad tiene una historia de dos mil años, desde el humoralismo griego hasta Esquirol la melancolía, ese cuerpo extraño que toma por acecho al hombre, exigió una explicación de causas y de intentos de tratamientos. Estos cuentan con una recurrencia evidente, pusieron tanto al que la padecía como al que la intentaba curar en el borde de lo incognoscible.
2. Las múltiples formas clínicas, la historia nos arroja una constante comprobable, este pathos (o sea todo lo que se siente o experimenta: estado del alma, tristeza, pasión, padecimiento, enfermedad) se enquista de diferentes formas y en intensidades variables. La amplitud de la gama va de la mano de las distintas conceptualizaciones del cuerpo y
sus fallas a lo largo de la historia. Al ser la enfermedad construida como un hecho histórico, sus formas cambian con las condiciones culturales.
Entonces hay figuraciones, y entre ellas, por más que haya saltos en el conocimiento, quedan restos de conceptualizaciones anteriores coagulados en las más novedosas.
Por ejemplo Starobinki demuestra como hasta el siglo XVIII un diagnóstico de melancolía implicaba como causa certera la responsabilidad del humor corrompido, la atrabilis.
Por lo tanto consideramos que es necesario rastrear que sedimentos hay de las antiguas melancolías en las llamadas depresiones actuales (epidemia del siglo XXI) y que
desplazamientos en los modos de tratarla. Por este sesgo hay una investigación histórica por hacer.

Hay también un interés clínico, como enmarcar la melancolía y sus múltiples formas dentro de las categorías psicoanalíticas y aquí proponemos realizar un recorrido por diferentes lecturas. Extraer, por ejemplo, las consecuencias clínicas que arroja la riqueza de la construcción freudiana acerca de la melancolía realizada al tiempo que va forjando los conceptos de la metapsicología: identificación, pulsión, relación de objeto, , escisión del yo, función de los ideales, narcisismo. Verificando que en ese entretejido la melancolía es para Freud un espacio de experimentación.
El psicoanálisis es heredero de una tensión presente y vigente en las distintas conceptualizaciones históricas entre causas del cuerpo y causas morales, los modos de clasificar a la melancolía demuestran esta polaridad, ¿qué cuerpo? ¿cómo está afectado un cuerpo? En duelo y melancolía esa tensión está enunciada de la siguiente manera: algunas de esas afecciones sugieren ser más somáticas que psicógenas.
La descripción de Freud tiende a encontrar una causa, que dista de ser una anomalía exclusivamente física, aquí hay otro cuerpo y otro tipo de falla, hay un cuerpo libidinal.
Con respecto al tratamiento de Jacques Lacan sobre el tema es interesante seguir las referencias a lo largo de los seminarios y Escritos, donde a pesar que la melancolía parece dejada de lado por la escasez de veces que Lacan la trabaja, cuando remite a ella es para dar cuenta de la emergencia del sujeto del inconsciente.
Su orientación nos lleva a tomar en cuenta otros tropos cuando la describe como falla moral, como cobardía moral (Televisión) corriéndola del terreno psiquiátrico y reubicándola del lado de la ética y de la teología.
Por este sesgo seguiremos la referencia de Lacan a Spinoza y a su monismo entre cuerpo y alma, para captar de qué manera, desde su concepción, un cuerpo es afectado. “el alma y el cuerpo son una sola y mismo cosa que se concibe tan pronto bajo el atributo del pensamiento, como bajo el de la extensión”
“las afecciones disminuyen o acrecientan la potencia de obrar de dicho cuerpo y a la vez las ideas de esas afecciones”
“Cuando podemos ser causa adecuada de alguna de esas afecciones, entiendo por afección una acción; en los demás casos una pasión”

“Por gozo entenderé, por consecuencia, una pasión por la que el alma pasa a una perfección más grande. Por tristeza, una pasión por la que pasa a una perfección menor. Llamo, además, la afección del gozo relacionada a la vez con el alma y el cuerpo, placer o alegría; la tristeza, melancolía y dolor. Es preciso advertir, sin embargo, que el placer y el dolor se relacionan con el hombre cuando una parte de él
es afectada más que las otras: la alegría y la melancolía, cuando todas las partes son igualmente afectadas”

El gran melancólico
Hay tantas figuras de la melancolía como intentos de decir acerca de esa experiencia inquietante. Robert Burton dirá que la melancolía se dice de muchas maneras, es precisamente él un personaje melancólico por excelencia, que da cuenta de un intento desesperado de curarse esforzándose en saber todo lo que es posible acerca de la melancolía. En el mismo siglo de Spinoza este inglés autoapodado Demócrito junior, dedicó prácticamente su vida entera a recopilar definiciones, causas, tratamientos, testimonios y ejemplos con un fin altruista, un legado a la humanidad, “gastaré mi tiempo y mi conocimiento, que son mis mayores fortunas, por el bien común de todos” ya que considera a la melancolía la pandemia que asola a los hombres (Pablo Maurette.) Siendo ésta efecto del carácter de la mortalidad, emprender la escritura de un compendio de consulta es un modo de evitarla y tratarla, el resultado es Anatomía de la melancolía.
La obra fue editada siete veces a lo largo de cincuenta años, fue un referente obligado en el siglo SXVII, fuente de inspiración en el romanticismo y gozó de un renacimiento en la segunda mitad del siglo XIX.
“Escribo sobre la melancolía para mantenerme atareado y evitar la melancolía. No hay mayor causa de la melancolía que el ocio, ni mejor cura que el trabajo”, “aliviar mi mente escribiendo”, “la dolorosa experiencia me enseño”, “Tratándose pues de una dolencia tan grave y tan común, no veo cómo puedo prestar un servicio más general ni pasar mejor mi tiempo que prescribiendo los medios para prevenir y curar mal tan universal, una dolencia epidémica que, con tanta frecuencia e intensidad, crucifica cuerpo y mente”

Burton se propone saber sobre la causa, sosteniendo que si la causa es eliminada el efecto es igualmente vencido. Se propone entonces ser capaz de discernir dónde están las causas y entre tal variedad cuál fue la iniciadora. Aunque aquí hay un punto límite que escapa a su intento de saber, al que llamará lo infinito, lo sobrenatural. Entre las múltiples causas encontramos las del cuerpo donde recoge todo el saber médico hasta el siglo XVII y las de otro orden relativo a Dios, el amor, el estudio excesivo, los ángeles y los demonios. Las múltiples formas van desde la melancolía amorosa, la religiosa, las de la cabeza, la hipocondríaca.
Entre los modos de clasificarla la separa entre la melancolía por disposición y por hábito, siendo la primera transitoria y la segunda una dolencia crónica, no errante sino fija, pero ambas pueden convertirse en un opiáceo poderosísimo, un gratísimo error de la mente.
Starobinski analiza el estilo de Burton en su artículo Demócrito habla concluyendo que su obra es un ejemplo de la máscara satírica del melancólico, habla tomando la voz de otros. La pedantería presente en la proliferación de citas es en verdad la demostración de su caos de ideas. Burton adquiere así el estatus de caso, una demostración del intento del melancólico de velar el vacío con una pasión irónica de la que es presa, el punto de sufrimiento de la conciencia melancólica sería la falta de garantías. Este caos se transforma así en una organización persecutoria.
La melancolía es de sumo interés para Starobinski, quién escribe Historia del tratamiento de la melancolía desde sus orígenes hasta el 1900 y otros artículos donde investiga la presencia de este pathos y su deriva en distintos escritores.
Hasta aquí presenté una propuesta de investigación que se está iniciando, considerando que seguir la deriva de este pathos es precisamente dar unas vueltas por la historia de la sensibilidad occidental de la que somos herederos.

 

Myriam Soae, Marzo 2011

Bibliografía:
Klibansky R., Panofsky E., Saxl F.; Saturno y la melancolía, España, Alianza Editorial, Madrid, 2006.
Pellion F., Melancolía y verdad, Buenos Aires, Manantial, 2003.
Burton R., Anatomía de la melancolía, Buenos Aires, Ediciones Winograd, 2008.
Starobinski J., Historia del tratamiento de la melancolía desde sus orígenes hasta el 1900.
Starobinski J.; Demócrito habla, en Bocetos melancólicos, ficha del Centro Descartes.
Spinoza B., Ética demostrada según el orden geométrico, Buenos Aires, Acervo cultural editores, 1977.
Freud S.; Duelo y melancolía (1915); Obras completas tomo XIV; Amorrortu editores; 1995.
Lacan J.; Radiofonía y Televisión.

 
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