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Módulo de investigación
LECTURAS DE MASOTTA
El psicoanálisis entre las vanguardias
3º jueves de cada mes a las 18:30 hs. en la Fundación Descartes.
Inscripto en el Círculo de Actualización en Historia

Responsable Beatriz Gez. Coordinadores Ignacio Lotito y Sergio Piacentini. Asesor Marcelo Izaguirre. Integrantes: Eduardo Romero, Magalí Juarez Noriega, Cecilia Fasano, Santiago Roscoe, Carolina Saylancioglu, Karen Monsalve y Carlos Zambianchi.

Informe de un psicoanálisis referido a Lacan (2005-2011)

por Beatriz Gez

Para la apertura de este año me incliné por realizar un informe. Se trata de un psicoanálisis referido a Lacan ya que el Módulo de Investigación Lecturas de Masotta comenzó en el año 2005 como un Equipo temático que acompañó el inicio del desarrollo de un archivo histórico de psicoanálisis, propuesto por la Asociación Amigos de la Fundación Descartes, en la dimensión del psicoanálisis que Oscar Masotta difundió en lengua castellana, es decir referido a Lacan. Esta conformación la realizamos con el impulso de Germán Germán. Y en ese momento el lema del Equipo temático era Psicoanálisis y cultura. En esta vía durante los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2005 auspiciamos un ciclo de Conferencias y debates que se realizaron en la Fundación Descartes bajo el título del libro de Germán García El psicoanálisis y los debates culturales: ejemplos argentinos. Con esto quiero remarcar que el equipo temático así como el trabajo de archivo tenía sus antecedentes y desde su inicio estuvo inscripto en el Círculo de Actualización en Historia de la Fundación René Descartes.
En el 78’ Germán García había publicado La entrada del psicoanálisis en la Argentina, en el que encontramos un detalle del psicoanálisis con niños realizado por Graciela Musachi; luego publicaría Oscar Masotta y el psicoanálisis del castellano. En el año 1999, se realiza en XIII Coloquio Descartes, que pueden leer ya que está publicado en el libro Oscar Masotta: Lecturas críticas (que compila las ponencias realizadas por Piglia, Lafforgue, Correas, González, Steinberg, Jacoby, Musachi, Umérez, Basz, Avram, y otros, con una introducción de Alicia Alonso). En esa ocasión Germán García afirma que “la actualidad de Masotta se cifra en su política cultural” y de algún modo intentamos afirmarnos en esa política cultural en la que también se cifra nuestro futuro en tanto nos situamos en la dimensión del psicoanálisis que Oscar Masotta difundió en lengua castellana. También, cuando comenzamos, el archivo contaba con el libro de Marcelo Izaguirre Oscar Masotta. El revés de la trama.
La insistencia y la persistencia de Germán García (que cuando regresa a la Argentina, se encuentra con porteños bendecidos en Caracas por Lacan como lacanoamericanos que ya ni citan a Masotta e incluso intentaron borrar todo lo realizado por él, o -como dice Graciela Musachi- a lo sumo lo convirtieron en una marca registrada) consigue que su nombre quede inscripto en los fundamentos de la Escuela Europea de Psicoanálisis a través de las “Conferencias Oscar Masotta” presentadas por J-A Miller en 1991; la primera de ellas será dada por Germán García y publicada como Oscar Masotta: los ecos de un nombre. Y en el año 2000 el Instituto de docencia e investigación de la Escuela de la Orientación Lacaniana llevará también su nombre.
En el tercer Coloquio Descartes desde la columna que Germán García tenía en la revista Babel proponía las siguientes preguntas respecto de los Treinta años de Lacan en la Argentina (1959-1989): ¿Qué pasó con Jacques Lacan, me refiero a los treinta años de su arribo a la Argentina? Aquí será necesario estudiar –tema también para una escuela- la función de las instituciones, los programas y los nombres propios. Oscar Masotta hizo un programa, hizo una escuela. ¿Qué efectos actuales tuvo eso? ¿Qué otros programas, qué otras instituciones, qué otros nombres propios? En el año 2004, año aniversario de los 25 años de la muerte de Oscar Masotta, esas otras instituciones, esos otros nombres propios, invitaban a festejar “treinta años de escuela” 1974-2004, y también eran entrevistados por la fundación de Convergencia, movimiento lacaniano por el psicoanálisis freudiano. Y si estamos de acuerdo con lo dicho por Germán García en 1999: que “la actualidad de Masotta se cifra en su política cultural, la que la dictadura militar arrasó en nuestro territorio y dispersó por el mundo mediante exilios masivos” claramente, en el 2004, tanto la Escuela Freudiana de Buenos Aires como la Escuela Freudiana de la Argentina habían arrasado con ella. La propuesta de celebrar “treinta años de trabajo sostenido en los desarrollos del psicoanálisis” que realiza la EFBA establece una continuidad temporal que forcluye la dispersión del exilio. Oscar Masotta que muere en Barcelona en 1979, y es quien fundó ambas escuelas, no es nombrado ni por unos ni por otros. No sólo eso “… en la iniciativa –común a ambas escuelas- de la Reunión Lacanoamericana y en la fundación de la Convergencia, movimiento lacaniano por el psicoanálisis freudiano”, ambos promueven “una reunión de amigos” los unos con una jornada preparatoria convocada desde una pregunta que le realizó Isidoro Vegh a Jorge Luis Borges en 1984: “… Nosotros somos lectores, pero también somos cifras de ese libro … Podemos suponer que todo el pasado nos escribe, que este momento es la cifra escrita por todos nuestros infinitos ayeres.” Los otros proponen una Asociación de Amigos de la EFA, cuyo objetivo no es la difusión del psicoanálisis sino, “Al decir amigos … resuena ese acontecimiento que es el brindis, las palabras de aliento, el abrazo franco. También los intereses comunes, el gusto por la pintura, la música … en fin, la Asociación de amigos de la EFA es un espacio creado para cultivar esos gustos”. Para resumir, esas otras instituciones en la fiesta de los hermanos, esos otros nombres propios reducen la política cultural del psicoanálisis en la Argentina al cultivo de los propios gustos ya que se afirman en que, cito a Norberto Ferreyra, “el psicoanálisis como discurso se sostiene de que haya práctica del análisis. Se puede decir que mientras haya analizantes y entonces hay analistas, existe el discurso.” Sin comentarios al respecto, tomaré las palabras de Sigmund Freud al concluir su conferencia Aclaraciones, aplicaciones y observaciones, “Os he dicho que el psicoanálisis comenzó con una terapia; pero no es en calidad de terapia como yo quería recomendarla a vuestro interés, sino por su contenido de verdad por los descubrimientos que nos procura sobre aquello que más interesa al hombre sobre su propio ser y por las relaciones que señala entre sus más diversas actividades. Como terapia es una entre muchas, si bien sea primus inter pares. Si no tuviera valor terapéutico no habría sido hallada en el tratamiento de los enfermos ni se hubiera desarrollado a través de más de treinta años.”
Por lo expuesto, la perspectiva en el 2004, era que fuera del Campo freudiano la práctica del psicoanálisis declarado lacaniano había quedado reducida a una convergencia de hermandades con intereses y gustos culturales.
Para nuestra alegría, en septiembre de ese año, Ana Longoni realiza la reedición de los textos de Oscar Masotta sobre arte pop, happenings y arte de los medios en la década de los sesenta. En su excelente prólogo se puede leer efectivamente su actualidad y vigencia tanto en el terreno político, filosófico, sociológico, en la crítica literaria, en las artes, en la arquitectura, en el psicoanálisis y, como lo describe, en “su doble condición de teórico y productor, de gestor y realizador”. En la presentación del libro encontramos la oportunidad para dar comienzo a la Asociación Amigos de la Fundación René Descartes.
En el 2005, después de un año de lecturas decidimos hacer un curso breve con el título del Equipo temático y con el lema Psicoanálisis y cultura. Ignacio Lotito abordó Literatura dibujada. Hoy pueden leer parte de lo expuesto en el último número de la revista Descartes (Nº 21). En esa ocasión introdujo como en 1966, Oscar Masotta encuentra en la historieta un género dentro de los medios de comunicación de masas que “comienza a ser considerado en sí mismo, como portador de valores estéticos” y anticipa este fenómeno como parte de la vanguardia cultural de la época. Masotta escribe al respecto el prólogo al libro “Técnica de la Historieta” (Escuela Panamericana de Arte, 1966), realiza varios artículos y ponencias (reunidos posteriormente, por él mismo, en Conciencia y Estructura. Ed. Jorge Álvarez, Buenos Aires, 1968), organiza y dirige la Primer Bienal Mundial de la Historieta (Instituto Di Tella, 1968), publica la revista L.D. (Literatura dibujada. Nueva Visión, Buenos Aires, 1969) y el libro “La historieta en el mundo moderno” (Paidós, Buenos Aires, 1970). Paralelamente ya había comenzado su producción en psicoanálisis, cuestión sobre la que trabajó Cecilia Fasano. Quien si bien se abocó específicamente a la producción en psicoanálisis la misma no estaba disyunta de su interés por la crítica literaria, la política, la semiótica, el arte, etc. La cito: “cuando Masotta dice “Yo tenía demasiadas cosas en la cabeza para decidirme por una sola” da cuenta acerca de esta diversidad de intereses que implican cierto rasgo enciclopédico. Lo cual no significa que haya sido un ecléctico en el sentido del recurso a la diversidad -pretendidamente nueva- que esconde mediocridad.” En otra oportunidad Cecilia Fasano realizó una intervención A propósito de la tragedia. Una divergencia de Lacan y Masotta donde retoma esta cuestión abordada años atrás por Graciela Musachi.
Por su parte Alicia Alonso quien ha escrito el capítulo dedicado al psicoanálisis en España en el libro de Marcelo Izaguirre Jacques Lacan: el anclaje de su enseñanza en la Argentina, en dicha ocasión tituló su presentación “Barcelona, 1977: prólogo a Los cuatro conceptos del psicoanálisis” en el que destacó que Masotta después de recordar que los primeros seminarios de Lacan datan de la misma época en que los desacuerdos sobre la formación del analista conducían al resquebrajamiento de la institución oficial, señala: “No es un menor mérito que Jacques Lacan haya sabido convertir en proyecto teórico la anécdota que podría confundirse con mera política de instituciones”. En esta dirección Germán Swindth bajo el título “Variaciones del objeto del psicoanálisis en Oscar Masotta” recorre tres textos: el citado prólogo a los cuatro conceptos, la traducción de Radiofonía y televisión (ambos de 1977) y “El objeto metonímico” de 1979.

A raíz de la construcción del archivo entrevistamos a algunas personas que habían conocido a Masotta, entre ellas a su hermana quien luego nos puso en contacto con Carlos Masotta, un sobrino, que ha realizado entrevistas a quienes conocieron a Oscar Masotta, para el cierre del curso proyectó fragmentos de un video en construcción bajo el título No conocí a Masotta. Si bien, Carlos Masotta puso el título tal vez cansado de que le pregunten: ¿Lo conociste? O aún más inquietante (en lo que hace al nombre propio) ¿Conociste a Masotta? También para nosotros, que nos situamos en la dimensión del psicoanálisis que Oscar Masotta difundió en lengua castellana, el título final “No conocí a Oscar Masotta” en primera persona del modo indicativo, indica la ‘condena’ (palabra clave de Masotta en la presentación al segundo ‘congreso’ lacaniano de 1969 -que anotamos a modo de epígrafe para la apertura del curso) o también, “No conocí a Masotta”, indica la ‘indigencia cultural’ (otra modo clave que usa Masotta en “Roberto Arlt, yo mismo”, cuando presenta el libro en 1965 ) que nos impulsa a las lecturas. En términos de Germán García, “dónde la cosa estaba definida, concluida y cerrada, por la negación se introduce un deseo nuevo que dice que la realidad establecida es una inercia y que la verdadera realidad aún no está por venir.”
Este trabajo de Archivo a través del Equipo temático pretendió articular una investigación ligada al Círculo de actualización en historia en la que se realizó en principio una revisión discrecional de la bibliografía de Oscar Masotta, de sus referencias bibliográficas así como también de la bibliografía secundaria y nuevos documentos que se iban incorporando. Si bien hubo un trabajo colectivo, en este punto se destaca el realizado por Sergio Piacentini quien actualizó la bibliografía de y sobre Masotta así como algunas de sus referencias. También consiguió varios de los textos que no estaban publicados en libros sino sueltos en publicaciones diversas y realizó un ensayo que aún está por publicarse pero que ha sido presentado en partes en los Encuentros argentinos de Historia de la psiquiatría, la psicología y el psicoanálisis. Si bien Germán García había sido invitado como conferenciante de los mismos desde sus inicios por ser el primero en escribir una historia del psicoanálisis en la Argentina y también Graciela Musachi, a partir del 2004, con el estímulo de Emilio Vaschetto (actual presidente del Capítulo de Historia de APSA y miembros del Centro Descartes así como de la Asociación Amigos) comenzamos a participar de los mismos volcando allí nuestro proyecto de archivo extendido en las diferentes provincias de la Argentina. (Vale aclarar que los Encuentros son itinerantes, se hacen cada año en una provincia distinta y la participación no es institucional.) Participaron Eduardo Romero, Ignacio Lotito, Marcelo Izaguirre, Enrique Acuña, Cecilia Fasano, Alicia Alonso, Carolina Saylancioglu, Cecilia Fasano, Germán Swindth, César Mazza, Pilar Ordoñez, Mabel Sánchez, Ricardo Gandolfo, Ignacio Penecino, Marcelo Ale, Mauricio González y muchos otros.
Estos Encuentros argentinos de Historia de la psiquiatría, la psicología y el psicoanálisis nos permitió usufructuar de un espacio de interlocución que mantiene desde su convocatoria discretamente delimitados los tres campos; lo que ha facilitado el intercambio con historiadores del psicoanálisis como Mariano Ben Plotkin, Alejandro Dagfal, con Sergio Visacovsky desde el campo de la antropología que promueven discusiones que han facilitado explicitar diferentes aspectos del desarrollo del psicoanálisis en la argentina, no sólo en Buenos Aires. En el marco de los festejos del bicentenario, en el 2009 organizamos una jornada, titulada “Cien años de psicoanálisis en la Argentina”, junto con la Secretaría de Cultura de la Nación de la que participaron los autores anteriormente citados y miembros de la Asociación Psicoanalítica Argentina, de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires y de la Escuela de la Orientación Lacaniana: Rodolfo Moguillansky, Daniel Rodríguez, Andrés Racovsky, Federico Aberastury, Graciela Musachi, Graciela Brodsky, Marcelo Izaguirre, Gilda Sabsay de Foks y Germán García. Desgraciadamente el cambio de autoridades en la Secretaría de Cultura impidió que saliera el libro en el que se iba a publicar la misma aunque ya se había aprobado el presupuesto.
En ese mismo año, 2009, Catálogos edita el libro de nuestro asesor, Marcelo Izaguirre, sobre Jacques Lacan: el anclaje de su enseñanza en la Argentina en el que considera central retomar la hipótesis de la irrupción del lacanismo antes de 1976 (uno de los temas no saldados en la historia del lacanismo en la Argentina) y documenta, en forma exhaustiva y crítica, que su anclaje respondió a que quienes lo impulsaban decidieron subordinar sus posiciones políticas a una política psicoanalítica con el interés de modificar el psicoanálisis imperante. La lectura del libro nos aleja del sueño de alguna continuidad para acercarnos a su dispersión durante la dictadura militar, a las diferentes prácticas que el término psicoanálisis cubrió (y cubre) disputado por diversas profesiones. Advierte, desde la introducción del libro, que su posición (respecto del ideal de objetividad detentado por quienes critican “las historias construidas por practicantes de la misma disciplina que historizan…”) se orienta, para hacer la historia, en el relato de Adolfo Saldías, quien luego de consultar a Mitre y Sarmiento respecto de la verdad histórica acerca de lo escrito sobre Rosas encuentra más interesante la posición del segundo. Jovencito: –le respondió Sarmiento al autor de la Historia de la Confederación- no tome como oro de buena ley todo lo que hemos escrito contra Rosas. Nosotros éramos sus enemigos políticos. Aprovecho para recordar que Oscar Masotta habla de historia, dos meses antes de su muerte, cuando propone la renovación del pacto realizado en 1974 y advierte que “Con la historia siempre hay que tener cuidado: siempre se termina encontrando el sentido en la dirección de los acontecimientos, siempre se ve uno evolucionando. Esto no significa negar la experiencia: si se me permite el lugar común, diré que con el tiempo se aprende.” Plantea, entonces, que sería fructífero –para nosotros- a la luz de la entonces nueva historiogafía conocida como “historia de las mentalidades” preguntarse: “¿Qué es un psicoanalista para Freud y Breuer en tiempos de Freud y Breuer, para los clásicos en tiempo de los clásicos, qué en los cincuenta, o qué para nuestro tiempo, los tiempos de Lacan?” Entonces enfatiza: si se puede decir que hasta “cierto punto Freud se desentendió de la Institución psicoanalítica (hacía otras cosas: repartía anillos, hablaba de “la causa”); si se puede decir de sus discípulos que fueron ellos quienes convirtieron las dificultades de la teoría, lo mal entendido y lo jamás discutido, en ese aparato perentorio, inamovible, burocratizante, que se llama IPA; si se puede decir que los psicoanalistas de los años 50 discutieron la contratransferencia imbuidos por la idea de que ahí residía el ochenta por ciento del secreto del psicoanálisis.” Pregunta: “¿Por qué no se puede decir de los años 60 y 70 que ellos entronizan ese bombardeo a la institución oficial que se llama Jacques Lacan? Pues bien, porque hay que decirlo así: bombardeo a la institución oficial. ¿No se ha comprendido aún que hablar en términos de “vuelta a Freud” no fue ni es más que puro eufemismo? ¿Quién puede no volver a Freud? Hay gente que está segura que jamás estuvo en otro lugar.” Entonces la cuestión es que nosotros, aquellos que nos situamos en la dimensión del psicoanálisis lacaniano, debemos sostener, asumir, esa ruptura de Jacques Lacan con la institución oficial.
Sin duda, asumir esa ruptura y sus consecuencias nos ha permitido continuar con un fructífero intercambio con las instituciones pertenecientes a la IPA. En el 2011, la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires nos invitó a conformar un panel en su Symposio anual, en esta ocasión sobre Relatos de la clínica, que fue publicado en el libro del mismo bajo el título de “La casuística de Lacan” que es el proyecto de investigación que lleva adelante Elena Levy Yeyati en el Círculo de Actualización en Psiquiatría junto a otros (ver en www.descartes.org.ar). Del panel participaron junto a Elena Levy Yeyati, Ignacio Penecino y Marcelo Izaguirre con la coordinación de Enrique Alba.
Si bien el libro citado de Marcelo Izaguirre se edita en el 2009 forma parte de nuestros antecedentes respecto de la puesta en marcha de la investigación de archivo. En el año 2003, en colaboración, había publicado el libro Fragmentos de la historia del psicoanálisis en la Argentina producto de tres años de encuentros con miembros de diferentes instituciones psicoanalíticas. El libro contiene solamente las ponencias del primer año, el año 2000, que se realizaron en forma itinerante en la sede de la Fundación Descartes, de la Asociación Psicoanalítica Argentina, en la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, en la Escuela de la Orientación Lacaniana y en la Asociación Latinoamericana de Historia del Psicoanálisis; y de las que participaron José Eduardo Abadi, Federico Aberastury, Ricardo Avenburg, Enrique Alba, Norma Barros, Pedro Boschan, Claudia Castillo, Jorge Carlos Chamorro, Elsa del Valle Etchegaray, Horacio Etchegoyen, Silvia Feitelevich, Deborah Fleischer, Noemí Focsaner, Germán García, Jorge García Badaracco, Alejandra Glaze, Mario Goldenberg, Silvia Guarrera, Liliana Hanna, Sara Jarast, Carlos Kaplan, Laura Katz, Susana Lentino de Pacheco, Liliana Michanie, Blanca Montevechio, Graciela Musachi, Ricardo Nepomiachi, Silvia Pezzini, Guillermo Raíces, Andrés Rascovsky, Benjamín Resnicoff, Gabriela Roth, Oscar Zawicke, Clara Schor Landman, Marquesa Sierra Ovejero, Adriana Testa, Carlos Weisse, Leonardo Wender, Bruno Winograd y Raquel Zak de Goldstein. Los encuentros tuvieron lugar por el papel que cumplió por un lado Esther Any Krieger quien iniciara la convocatoria luego de un diálogo con Andrés Rascovsky de APA/IPA y por el otro lado con Germán García de EOL/AMP, a la que se fueron sumando Gilda Sabsay de Foks, Clara Lew, Norberto Szwarc y Marcos Tabacznik. En el Centro Descartes los que nos sumamos a la convocatoria lo hicimos bajo un Módulo de Investigación que Germán García tituló EVA (Estudios Variedad Analítica) ya que la participación era a título personal no representaba ninguna posición institucional. Si bien estas reuniones fueron consideradas por Leonardo Wender incluso por el mismo Etchegoyen (quien en 1996 cuando era presidente de la IPA había tenido una conversación con Jacques Alain Miller presidente de la AMP), un hecho inédito en la historia del psicoanálisis en la Argentina nuestros historiadores, explícitamente Mariano Ben Plotkin, lo despreciaron por considerarlo testimonial. Esta es una de las cuestiones divertidas de la historia porque mientras el mismo Plotkin en su libro Freud en la Pampas, toma como documento el testimonio de Maud Manonni o de Isidoro Vegh para afirmar la ausencia de práctica clínica en Oscar Masotta y su grupo; luego considera irrelevante el testimonio de quienes han tomado y toman aún hoy las decisiones respecto de la política del psicoanálisis en la Argentina en las diferentes instituciones psicoanalíticas. Eso no es todo, recientemente, en una reunión de amigos me contaba alguien que es miembro de APA muy cercano a su presidente que había participado en una reunión con Eric Laurent para realizar un encuentro (que se realizó efectivamente en 2010) entre las diferentes instituciones ya que era algo que debía hacerse en Buenos Aires. Asombrada, le recuerdo estos encuentros, de los que él había participado, al menos había estado en la reunión que se hizo en APA, y del libro. Ante mi sorpresa no se acordaba, ni se acordó, ni tampoco tenía novedades del libro. Así que retomo una cita de Jacques Lacan perteneciente a su escrito “Acerca de la causalidad psíquica” que usé de epígrafe en el texto del XXV Coloquio Descartes: Antes de hacer hablar a los hechos es conveniente reconocer las condiciones de sentido que nos los dan por tales. Por eso pienso que la consigna de regresar a Descartes no estaría de más.
Aunque la edición se agotó rápidamente, la publicación del libro de Marcelo Izaguirre, generó encuentros con quienes desde otras ciudades tenían intereses comunes y con quienes también se pudieron debatir algunas de las cuestiones planteadas. Por ejemplo en Rosario con Ángel Fernández y su grupo, para nombrar a quienes no representan una posición institucional en dicha ciudad (ver http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/21-31200-2011-11-10.html).
A lo largo de estos años de archivo, se pasó del silencio total de la producción de Oscar Masotta a un aire de “todos masottianos”, la mayor parte de sus libros fueron reeditados e incluso pasó a formar parte de la colección Fundadores de la Psicología Argentina realizada por Capital intelectual. Si bien estas reediciones así como la excelente biografía escrita por Juan Andrade Oscar Masotta: una leyenda en el cruce de los saberes facilitarán la lectura a las nuevas generaciones y que caiga en el olvido por otra parte, el “todos masottianos” diluye lo irruptivo y provocativo de su enseñanza. Así como sucede con el propio psicoanálisis y con el mismo Lacan. Con cierta anticipación Germán García había sugerido situar el psicoanálisis entre modernidad y vanguardia (ver Curso Breve, enero 2007) para dar otra vuelta de tuerca a la cuestión del psicoanálisis en la cultura. En ese momento, nos avocamos a la lectura del libro del Andreas Huyssens Después de la gran división: modernismo, cultura de masas, posmodernismo en el que desarrolla que la cultura de masas posee la virtud de homogenizar toda heterogeneidad. De neutralizar cualquier subversión de los valores instituidos. (Un ejemplo elocuente, en otro orden de cosas, es hoy en Buenos Aires la puesta en escena de The wall por Roger Waters, donde llena estadios en nombre de la no masificación, donde él mismo muestra al rocker star convertido en una especie de líder hitleriano al punto de terminar el recital ametrallando al público. Y la gente sale encantada de que la traten de idiota después de haber pagado fortuna por estar ahí. Es decir, Waters comprueba su metáfora en cada gran recital: se paga para ser un ladrillo más en el muro, y a veces se paga con la vida misma.) También lo es la Cátedra libre Oscar Masotta que se erige en Rosario como un reciclado del freud-marxismo en un lacano-kirschnerismo que comprendería desde el acompañamiento terapéutico hasta las prácticas de políticas sociales surgidas de otro ámbito. Podríamos decir que en las antípodas está también el Espacio Masotta que tiene la Asociación Psicoanalítica Argentina. Dada esta situación en el 2010 comenzamos el año con la publicación de Archivo Nº 1 de la vieja pero actual Pólemica: psicoanálisis y política en la Argentina que había tenido lugar en la revista Los libros números 25 y 27 de la que participaron Gregorio Baremblitt, Miriam Chorne, Juan Carlos Torre y Germán García. Polémica que había sido omitida en el libro La batalla de las ideas (1943-1973) realizado por Beatriz Sarlo en colaboración con Juan Carlos Altamirano (ambos miembros del consejo de dirección de la revista cuando se publica). Actualmente, se puede tener acceso a la misma en la reedición facsimilar de la revista realizada por la Biblioteca Nacional.

Es notable que nuestra historia menor (como nombraba Oscar Masotta a la historia del psicoanálisis en la Argentina incluso en castellano) parece no tener ninguna importancia en el devenir del psicoanálisis ni en aquellos que lo practican. Ni siquiera ya intimidan las citas de autoridad tomadas de Freud, de Lacan, de Miller, de Laurent, etc. Los “viejos” están establecidos y para los más “jóvenes” (que se supone son el futuro del psicoanálisis) lo importante es que se siga leyendo a Lacan. Creo entender que de esta situación se trata el subtítulo del XXV Coloquio Descartes Jacques Lacan, 30 años y después. De las grandes figuras a las redes sociales. La conmemoración de los 30 años de la muerte de Jacques Lacan colaboró para hacer un balance de la situación del psicoanálisis referido a Lacan. Entre paréntesis, algunos “descartianos” (si es que existen) olvidaron el aniversario de los 25 años del proyecto que los anima tras los 30 de la muerte de Jacques Lacan.

Ahora bien ¿qué Lacan? Cito un párrafo de las notas que saco Zunino en ADN con motivo del aniversario: En los últimos 30 años, el doctor Lacan sigue estando en el centro de la escena (al menos en dos grandes metrópolis freudianas, como son París y Buenos Aires) y del debate psicoanalítico, con posturas extremas que van desde la santurronería glorificadora hasta el vapuleo feroz, pasando por todas las estaciones intermedias, que incluyen olvidables guerras santas y polémicas para recordar. Se puede oficiar de psicoanalista y no adscribir a posturas lacanianas, y hay muy respetables ejemplos de ello, al menos a juzgar por el testimonio que hacen de su trabajo de consultorio. Pero no se puede presumir de oficiar de psicoanalista sin haberse aunque sea asomado a la obra del doctor Lacan. En definitiva lo que señalaba Masotta como uno de los mayores elogios a Lacan que era que su política institucional se debía a su proyecto teórico con las consecuencias que eso supuso, para Zunino y los jóvenes, que dice representar y a quienes se dirige, es una anécdota. Es decir, cualquiera puede oficiar de psicoanalista si se asomó a la obra del doctor Lacan. Lacan pasa a ser una autor, su obra misma, desprovisto de su política institucional y de las consecuencias de la misma en la práctica analítica. A esto, el mismo Lacan le llama el padre muerto. En esta perspectiva tampoco me resultó auspiciosa la apertura de las Jornadas de la Escuela de la Orientación Lacaniana en el 2011, ni el video que realizó Vera Gorali sobre la historia del Campo freudiano en la Argentina, en 2010, titulado Diván argentino. La idealización y las continuidades no van de la mano de un psicoanálisis referido a Lacan.

Esto ha sido un repaso de algunas de las cuestiones que los integrantes del módulo están siguiendo (por ejemplo no he mencionado el capítulo Facultad de psicología) y con lo dicho pretendo sobretodo poner en juego las discontinuidades del período que va del 2005 al 2011 en el curso de nuestro trabajo.

Para nadar contra la corriente, desde el 2008, se nos impuso la lectura de otros autores: Antoigne Compagnon, Joseph Beuys, Didi Huberman, Teodoro Adorno, Greil Marcus, Raymond Aron, Jean Whal, etc. siguiendo el desarrollo del mismo Germán García, con El psicoanálisis entre las vanguardias, título de su último libro publicado en septiembre de 2011. En de Archivo Nº 2, Sergio Piacentini publicó un dossier realizado por el Centro Georges Pompidou titulado Gaëtan Gatian de Clérambault: psiquiatra y fotógrafo. César Mazza, dedicó un dossier en el número 2 de la revista Exordio bajo la pregunta ¿Cuál es la actualidad de las vanguardias? Organizamos la presentación de la reedición facsimilar de la revista Literal, de la que participó Juan Mendoza (su compilador), Ariel Idez (autor de Literal: la vanguardia intrigante) y Diego Peller (quien prologó la reedición de Conciencia y estructura por Eterna Cadencia). En abril, Ricardo Strafacce (autor de la biografía de Osvaldo Lamborghini) y Osvaldo Baigorria (escritor, periodista y docente, director de la tesis de Idez) habían presentado Literal: la vanguardia intrigante. En Salta, en la sede de la Biblioteca realizamos una actividad de archivo con la publicación del número especial de Etcétera dedicado a Literal. En septiembre, organizamos la presentación del libro Vida de Lacan de Jacques-Alain Miller que realizó Germán García con el título de “La discreción de Jacques-Alain Miller” y, en mayo del año anterior, habíamos organizado el Coloquio Jacques-Alain Miller a propósito de la publicación de los tres tomos de Conferencias porteñas y, en cuyo cierre, Germán García refirió que llamar al Coloquio Jacques-Alain Miller era una provocación dirigida a quienes desde espacios de total impunidad como las cartas de lectores o desde diferentes medios de comunicación le imputan simular hablar de Masotta para hablar de Miller. Cuando lo cierto es que no lo simula sino que efectivamente sostiene que Masotta desemboca en el nombre de Miller de una manera no parasitaria. Y explicó que es congruente con el hecho de que Miller realiza en el año 1984 en Barcelona la revista Escanción donde publica una clase de Masotta, titulada De una inconsistencia, le pide al secretario de Masotta una semblanza (pues había muerto cuatro años atrás) y en la introducción de la misma afirma que Cuadernos Sigmund Freud (inventado por Masotta) sacó a la IPA el monopolio de las publicaciones de psicoanálisis en la Argentina. (Se puede leer completo en el blog René http://bibliotecadelcentrodescartes.blogspot.com.ar)

A fines del año pasado me invitó Santiago Ragonesi a participar de las jornadas Lecturas de Masotta organizadas por el Centro de Lecturas: debate y transmisión que se realizaron en la Manzana de las Luces. Lo hice con un texto sobre “La institucionalización del lacanismo en una proyección internacional” en el que remarcaba que en psicoanálisis el futuro es siempre futuro anterior, tanto en Freud como en Lacan, se trata de un habrá sido y de acuerdo a la respuesta se sitúa el porvenir. Ambos se mantienen en el debate de las Luces, como se afirma en la contratapa de los Escritos, porque discuten la posición kantiana y romántica. Freud desde joven se burla del movimiento Sturm und Drang, según observa Germán García en sus lecturas del inventor del psicoanálisis. Y como bien plantea una de las notas de referencia (me refería a las de Zunino) se puede leer a Lacan o a Freud (o a quien sea) sin sacar ninguna consecuencia, hacer de su enseñanza una jerga, estudios universitarios para estudiantes de letras, un libro negro, considerarlos autores de best sellers, o también un saco de corte perfecto.

Insistiremos en el auspicio del psicoanálisis, ese que la Fundación René Descartes anuncia en el corazón de la ciudad, ese del que Maud Mannoni se escandaliza de encontrar (en el ‘72 y luego en el ‘92) en el grupo Masotta y en el de los “jóvenes del mayo ‘68”, ese que no se reduce a una práctica clínica (como afirmó en 2004 Norberto Ferreyra, quien en su momento fuera parte del grupo Masotta) aunque sabemos que no es sin ella.

 


 
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