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Maud Mannoni

El síntoma o la palabra”

Leonor Lozano

En el año 2012, trabajamos analistas formadas con Lacan hasta un punto de su enseñanza, que tuvieron incidencia en la práctica de análisis con niños en la Argentina. Durante este año trabajamos F. Doltó y hacia el final a Maud Mannoni. Para el 2013 la idea es trabajar la repercusión de estas autoras en otros analistas, tal como Piera Aulagnier, y desde allí deslizarnos hacia los “lacanianos” que se ocuparon de los niños en nuestro país.

El síntoma o la palabra es el primer capítulo del libro de MM El niño, su “enfermedad” y los otros, cuya primera edición es de 1967. La autora dice que “La mayor parte del contenido de este libro fue tema de conferencias pronunciadas en diversas universidades.”

Además de la fecha de la primera edición, las únicas fechas que aparecen en esta publicación que podrían dar alguna indicación del momento al que pertenece cada uno de esos trabajos, están en los agradecimientos, diciendo Thiais, 1 de junio de 1963 – París 19 de enero de 1967, lo que hace suponer que los escritos están entre estas dos fechas.

MM fue discípula y analizante de Lacan y mantuvo una gran cercanía con F. Doltó.

Nos interesa analizar el capítulo “El síntoma o la palabra”. En esta oposición se apoyará toda la explicación y análisis que hace de los casos tomados de F. Doltó. Finalmente aborda el caso Juanito. A través de estos ejemplos, MM nos dice que se propone tratar temas metodológicos y técnicos, pero lo que se observa es que su abordaje supone una concepción teórica que difiere con lo que ya ha dicho Lacan sobre los mismos temas al momento de la publicación de Mannoni.

Parte del lugar de la palabra y su contra cara el síntoma como “lenguaje cifrado”, “expresión codificada”, “palabra no dicha”, “cuyo secreto es guardado por el niño”.

Si un análisis es enfrentarse al desconocimiento imaginario del yo, o sea de sus “sucesivas” “identificaciones”, “alienaciones”, “engaños”, “frente al advenimiento de la verdad del sujeto”, el tema en cuestión es cómo es posible que esto suceda, o sea cómo pasar del desconocimiento imaginario del yo a la verdad del sujeto. Y acá MM incluye a los adultos en una doble función, la de develar esa verdad con la “palabra maestra” y la de darle al niño su “derecho a la verdad”.

Toma observaciones de F. Doltó en niños de 20 meses “presos de una aguda tensión emocional por el nacimiento de un hermanito” y dice: “nos muestran hasta qué punto el adulto forma parte del conflicto. Lo que demanda el niño desesperado (por la brusca pérdida de todo punto de referencia identificatorio) es la palabra precisa, es la palabra maestra que invoca en estado de crisis, para que a través de ella pueda conquistarse el dominio sobre algo: el niño reclama el derecho de comprender lo absurdo que le sucede en determinada reacción agresiva suya.”

Da como ejemplos a Juan, Gricha y Roberto. Lo común en los tres es el “conflicto identificatorio en el que el niño se debate”:

Juan: encopresia, incontinencia, tartamudeo.

Gricha: se rehúsa a comer, incontinencia, tartamudeo.

Roberto: se volvió peligroso para los demás. (No aclara los síntomas).

“El interés de estas observaciones – dice MM – reside en el hecho de que en ellas se nos muestra in-vivo a un niño en situación de crisis y a un adulto en situación de responder a ella de acuerdo con sus propios fantasmas, prejuicios o principios educativos.”

Toda referencia al lenguaje es en tanto “palabra eficiente”, palabra emitida o pronunciada y eficiente en tanto desanuda un “conflicto identificatorio”, “palabras” que en tanto dichas o no dichas develan una verdad.

Esto que podemos pensar propio del registro simbólico a la hora de darle tratamiento, MM lo explica en el registro imaginario, en el que justamente los otros con su silencio o desmentida dejan al niño en un lugar difícil para él, lugar que sólo podrá mostrar a través del síntoma. O sea la palabra en su dimensión intersubjetiva y como “modo de expresión”.

MM plantea una relación constante entre la verdad del sujeto y la palabra del adulto, dejando la idea de que la verdad puede alcanzarse plenamente.

Toma la palabra en su función pacificadora en la relación imaginaria que es fundamentalmente de rivalidad.

Para Lacan, la palabra, opera también a través de identificaciones, identificaciones que permiten superar la rivalidad imaginaria.

Al principio de su enseñanza Lacan habla de “la palabra como función mediadora entre sujetos”.

El síntoma se debe a un defecto de simbolización, constituyéndose en un centro de opacidad en el sujeto porque no ha sido verbalizado, porque no pasó a la palabra, y que se deshace cuando pasa a la palabra.

Así fue que muchos plantearon la cura analítica como una cura a partir de la simbolización.

Desde esta concepción la cura seria un proceso fundamentalmente intersubjetivo en el curso del cual el sujeto es llevado a reestablecer la continuidad de su historia que el síntoma interrumpe.

Cuando MM usa sus ejemplos para ilustrar la teoría, se mantiene todo el tiempo en la vertiente de la palabra, y por lo tanto del otro como semejante, que ella ubica en el contexto en el que un niño hace un síntoma, sin dar lugar al Otro del lenguaje.

A pesar de que ya se ha trabajado mucho sobre el caso Juanito me interesa señalar la perspectiva desde la que lo planteó Mannoni, señalando ciertas diferencias en su concepción con la de Lacan.

Pongo en diálogo lo que dicen MM y Lacan sobre algunos aspectos de este caso:

MM inicia así el caso Juanito:

Dice que su objetivo al abordar este caso será elucidar “…las pantallas que el adulto levanta para que el niño permanezca en un cierto no-saber.”

“... toda interrogación de Juanito (…) se refiere visiblemente a lo que tiene o no tiene su madre. El niño busca la palabra adecuada a costa de innumerables rodeos y está dispuesto a mentir para que se le diga o se le devuelva la verdad. En realidad Juanito sabe a qué atenerse acerca de la diferencia de los sexos, pero no se atreve a concederse el derecho a tal saber que el adulto quiere anularle.”

LACAN:

Lacan plantea que Juanito necesita que su madre tenga un falo, pero también dice que “sabe algo”, y que este saber interrumpe sus pensamientos, por lo que le pregunta a su madre y le hace decir que sí tiene el Wiwimacher.

 

Mientras que para MM Juanito no se concede el derecho a un saber sobre la sexualidad, para Lacan el niño no sólo sabe algo sino que le hace decir al adulto lo que él espera escuchar.

Sobre la angustia manifestada por el niño, estos autores dicen:

MM: “para conservar su autoestimación (que pasa a través del Otro) restringe su pregunta (…) Se da a sí mismo la palabra mistificante que responde al deseo del adulto.

“La búsqueda de la palabra precisa tiene para Juanito –por momentos- un acento angustiado”.

Para MM este acento angustiado está en relación a la “posición de Juanito frente al deseo de los padres” en su búsqueda de “puntos de referencia identificatorios” ya que ha nacido su hermana y “no sabe si puede seguir creciendo o si es necesario que siga siendo chico para adecuarse al deseo del adulto”.

LACAN:

“Cuando las relaciones del niño con su madre están completamente impregnadas de esa intimidad que podemos ver y ambos se encuentran en la connivencia del juego imaginario, de pronto se produce cierta descompensación que se manifiesta con una angustia referida de forma muy precisa a sus relaciones con la madre.”

Y se pregunta “a qué respondía esta angustia”, respondiendo: “Hay alguna novedad respecto a los objetos de la madre, a saber, el nacimiento de la hermana (…) y agrega que además “Está la intervención del pene real…”

Para MM la angustia es producto de no saber cómo adecuarse al deseo de los padres, mientras que para Lacan es producto de una “descompensación” ante un nuevo objeto (fálico) de la madre, acompañado de una vivencia novedosa en su cuerpo: la aparición del pene real como fuente de placer.

Sobre el sexo de Juanito:

MM dice “El sexo de Juanito es un objeto que puede ser mirado pero intocable para él mismo, es algo que concierne a los otros (…) pero es condenado como lugar del deseo de Juanito.” “… la pregunta que subyace a las incursiones de Juanito en el dominio del lenguaje es esta: ¿qué es lo deseable?”

“El deseo de la madre consiste, por cierto, en que Juanito no sea el amo de su deseo masculino.”

LACAN: “¿Qué es lo que cambia, si no ocurre nada crítico en la vida de Juanito? Lo que cambia es que su pene empieza a convertirse en algo muy real.

El elemento importante no es tanto que la madre intervenga en este momento, sino que el pene se ha convertido en algo real, “algo que se menea” Y el niño “empieza a ver como una trampa lo que durante tanto tiempo había sido para él el paraíso, la felicidad (…) o sea, aquel juego que se es lo que no se es, se es para la madre todo lo que la madre quiere.” (pág. 228)

MM vuelve a ubicar a los otros como obstáculo para que el niño acceda a su deseo. Sin embargo para Lacan la aparición de ese algo que se menea pone al niño en la disyuntiva entre seguir o no siendo para la madre todo lo que ella quiere.

Este acento angustiado que MM piensa en relación a la “posición de Juanito frente al deseo de los padres” en su búsqueda de “puntos de referencia identificatorios” ya que ha nacido su hermana, deja en el plano de la rivalidad imaginaria el problema que está en juego para Juanito que es en relación a la castración. Es posible pensar que crecer es pasar por esta instancia, y también pensar el deseo del adulto como una regencia para Juanito de no dejar de ser, no ya niño, sino el falo de la madre, sin correr el riesgo de perder su “cosita”.

Este diálogo entre lo que MM escribe en este capítulo y lo que Lacan dice en el Seminario 4 sobre el caso Juanito, puede continuarse sobre otros conceptos, que nos permiten ver diferencias entre ambos autores al momento de pensar las implicancias de una lectura u otra sobre un caso.

A modo de cierre sólo agregar que MM hace énfasis en los derechos del niño de comprender y acceder a su verdad, que en 1959 se ha firmado la Declaración de los Derechos del Niño y los discursos progresistas de la época toman esto.

 

Leonor Lozano

Marzo 2013

Bibliografía:

Maud Mannoni. El niño, su “enfermedad” y los otros. Ed. Nueva Visión. Buenos Aires. 1987.

J. Lacan. Seminario 4 La relación de objeto. Ed. Paidós 2007

J. A. Miller. Recorrido de Lacan.

 

 
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