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Posiciones masoquistas en las adicciones

Esmeralda Miras

Posiciones adictas

Intentaré un desarrollo de los ejes conceptuales que a partir del lecturas sobre las posiciones masoquistas nos llevan a destacar del mismo modo que en las posiciones adictas, lo no totalizable, no se es adicto todo el tiempo, ni se es todo adicto. Lo no sustancializable , no hay identidad de adicto como no hay identidad masoquista. Las presentaciones de estos sujetos, son variadas, como en todo uno por uno. Aunque, en cada uno, algo, se repite, sin variación

El dolor erótico comparte con la satisfacción por las sustancias, la ruptura del límite sensorial, apuntando a lo suprasensible. La relaciones de dominación y sumisión. Ambos están vinculados al trauma de la sexualidad y a un intento de elaboración. Requieren del rito y la ficción. Están impulsados a la repetición.

Lo abordaré a través de los textos La venus de las pieles, de Leopold Sacher Masoch , Una defensa del masoquismo, de Anita Philips y Presentación de Sacher Masoch de Gillez Deleuze.


El texto de Anita Phillips trata sobre el dolor erótico, Phillips doctorada en Londres, es escritora, ensayista, especializada en Arte y Sexualidad. Aborda el tema del masoquismo para rescatarlo de los discursos de la clínica y llevarlo hacia el terreno de la eficacia literaria. Su escritura es atractiva, genera deseos de seguir leyendo y de conocer los textos a los que toma como referencia.

Realiza una investigación, partiendo de la idea, que el masoquismo, es vía hacia el placer intenso. Hacia la renovación de las posibilidades de la sexualidad y que se trata de una experiencia que no guarda únicamente, relación con el dolor.

Lo introduce con humor, comentando situaciones de supuestos masoquistas, aquel que busca que su amante camine sobre sus tetillas con sus tacos agujas, o aquella que hace el amor con un luchador de Sumo. O con su mejor ironía, aquellos que se doctoran en filosofía.

Se considera masoquista pero no toda, como quién tiene un atributo no totalizante. No soy masoquista cuando plancho (!!). También dice, por ejemplo no soy masoquista cuando tomo un café con un amigo. No soy masoquista todo el tiempo, concluye.

Su conceptualización se centra en tres rasgos fundamentales :

Es una experiencia que se vive con otro. Siempre hay un deseo o un sentimiento hacia otro.

Es primordialmente sexual

Es hipersensual

Hace una historia el término, masoquismo, al que considera joven, historia que se desarrolla del Barón Sacher Masoch al Barón Kraff-Ebing, aristócratas y contemporáneos. Destaca el perjuicio que produjo a la obra de Masoch el que Kraff- Ebing haya tomado su nombre para designar una patología que consideraba perversa y depravada. La literatura de Masoch perdió lectores en Viena a partir de esto. Su obra, extensa serie de novelas, fue más reconocida en Francia.

Phillips considera, que el juego masoquista, genera un espacio para la interpretación por el arte, más que por la ciencia.

Allí, describe lo sucio, la mugre, lo marginal, lo cercano al piso, ese ámbito humano generalmente negado y rechazado.

Lo fuera de norma. La norma, piensa Phillips, es monótona, el masoquismo, cree ella, permite el juego, variaciones, que, ayudan a soportar la monogamia, pero luego agregará, que además , será una forma de elaboración de la sexualidad traumática.

En relación a la variación como también a la renovación que ella defiende, tal como veo en los textos literarios que ella misma analiza, me parece que también denotan una reiteración que no va demasiado lejos.

Hará un despliegue de los disfraces, rituales y contratos del ámbito masoquista, como látigos, pieles, ataduras, fetiches típicos y algunos muy singulares.

Lo diferencia del territorio sádico. Su encuentro es imposible. Pertenecen a mundos distintos casi opuestos.

El mundo sádico es taciturno, apático, patético y va contra el otro

El mundo masoquista es sofisticado, vano, seductor y va con el otro.

Convoca a Freud analiza alguno de los textos clásicos y concluye: “sus punto de vista, son importantes porque ofrecen una visión compleja de los seres humanos, que trasciende con mucho, la idea de curación” (pág 52)

Busca en la literatura entonces, detalles, perfiles, matices, por ejemplo en “El dolor”, de Margaritte Duras, o “La historia de O.” de Dominique Audry, La autobiografía de Michel Leiris. Por supuesto en “La Venus de las Pieles” de Leopold Sacher Masoch.

¿Qué tomo de la lectura de esta investigación para nuestro módulo?, algunas ideas.

La variación subjetiva. Los casos, uno por uno. Aunque como decía antes, exista en cada caso, monotonía.

El trauma sexual. La sexualidad traumática, fuera de norma y medida, siempre. Disruptiva, desbordante y el intento de elaboración por medio de los juegos y el teatro, las ficciones masoquistas.

La relación dispar, amo- esclavo, dominante – dominado, yunque o martillo.

El ritual. La ficción, el relato.

La repetición

Lo hipersensible o supra sensible. Considerar los sentidos como limitados en la capacidad de percepción y la búsqueda de trascender las barreras que estos imponen. Conceptos en los que sigue las ideas de la percepción según Bergson.

La verdad de la ficción. Una ficción que no es broma .

Estos argumentos van muy bien en el terreno de las posiciones adictas. Doy como ejemplo, en relación al punto de la ficción verdadera, el episodio de “La odisea” cuando Helena aquí experta en brebajes le da a Telémaco para que pueda descansar una poción, pero, no sin un cuento, que a su vez lo ayude a dormir. Considero que cada una de estas ideas puede acompañar nuestras discusiones sobre los sujetos que consumen sustancias.

La última reflexión sobre Phillips, ella considera la práctica masoquista como una forma de salir de sí mismo. ¿Qué puede querer decir esto para los psicoanalistas que no podemos testimoniar que haya sí mismo? ¿De qué hablamos entonces?

Me detengo entonces en el texto de Sacher Masoch, La Venus de las pieles, puedo decir que nos introduce desde el vamos en el mundo de la ficción.

Otra venus la del espejo la de Ticiano anuncia, el deslizamiento. Un sueño, el cuadro dentro del sueño, el escrito dentro del escrito, todo indica que estamos en el terreno de los fantasmas.

Una venus de piedra, griega, pagana y una tarjeta advierten a la protagonista cuál es el fantasma de su vecino y se presta a jugarlo. Severín se enamora de la bella, fría, severa y cruel mujer, que compartía con él un tiempo en el hospedaje. Ella decide actuar el objeto fantasmático. El fetiche, pieles, que envuelven su cuerpo o lo bordean, completa el cuadro que lleva al personaje a su sumisión a la dama y a solicitarle un contrato de esclavitud absoluta, poner vida en manos de la bella cruel. Humillación, sometimiento, momentos de reposo en su regazo y desde el lado femenino esos actos crueles en los que ella dice, aburrirse un poco. Cansada entonces, lo lleva hacia el límite, incorpora al tercero, el griego, el otro, la infidelidad y produce la inevitable decepción.

Severín, reconoce sus fantasías ligadas a una escena erótica infantil, su tía, vestida con abrigo de pieles, lo castiga corporalmente, escena que despierta en el niño intensa excitación sexual y a partir de allí, la búsqueda de reiterar el momento vivido.

Tres rasgos de mujer se juegan en Wanda, la amada. El primero, la pagana, Wanda se presenta como mujer liberal, feminista, desapegada a toda formalidad. Luego la severo y al mismo tiempo tierna y maternal, se rodea de símbolos de mujer agraria. Es figura esencial al masoquismo y por último la mujer que se presenta con un tercero. La edípica. Tienen correspondencia a los tres tipos de madre que describe Bachofen al referirse al matriarcado. Bachofen referente contemporáneo al autor, era etnólogo y jurista. Es quién destaca, la madre uterina de la cloaca y los vergeles. La madre severa de las estepas, nodriza portadora de la muerte, muda, madre tierra y finalmente la amante de un padre sádico.

Esta novela forma parte de una serie en la que Masoch pretendía formular lo que llamó el círculo de Caín.

Herman Hesse en Demián, años después retoma en la figura de Eva, incestuosa y partogenética este mismo armado simbólico imaginario, del círculo de Caín.

Este dato que fui a corroborar en Demián, es destacado por Gillez Deleuze, me interesó fundamentalmente el comentario de Thomas Mann quién en el prólogo define el valor de esta obra de Hesse por abordar lo contemporáneo, sin negar las fuentes antiguas.

La venus, es una novela impregnada de paneslavismo, de la influencia del romanticismo alemán, de Hegel pero también de Shopenhauer. Retoma los ideales de lo pagano, de lo griego. Aparece en 1870 que es el mismo año en que Nietzsche publica el Origen de la tragedia. Goethe es citado en ella reiteradas veces.

Masoch escribe lo que vive y vive lo que escribe. Lo real se entrama en un simbólico imaginario. Es el siglo XIX.

Más allá de estas ideas que consideramos vigentes en muchos casos, hallamos algunos testimonios del siglo XXI, que hablan de consultas en el terreno de la adicción, al margen de cualquier entramado significante o fantasmático. Como un hecho mudo de insistencia insensata, fuera de saber, solamente tratan de un cuerpo que itera. Bernard Porcheret, por ejemplo dice que estamos lejos del concepto de objeto a como semblante que permitiría hablar de un goce elaborable.

Como decía, en la clínica no siempre encontramos estos casos sin trama o ficción. Es un debate abierto en el módulo, del que invitamos a participar a quién se interese.


 
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