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Melancolía y duelo

 

Melancolía

Melancolía y Duelo: ¿por qué la inversión de los términos? En general, Duelo y Melancolía es considerado un texto freudiano sobre duelo. Sin embargo, ya al comienzo, Freud establece como objeto de estudio a la melancolía: “…intentaremos ahora echar luz sobre la naturaleza de la melancolía comparándola con un afecto normal: el duelo”.


Cartas

También el intercambio epistolar de Freud con sus discípulos, lo corroboran: Freud le escribe a Abraham que acaba de terminar su “trabajo sobre la melancolía” (4/5/1915); Ferenczi se refiere a Duelo y Melancolía como “su manuscrito de la melancolía” (22/2/15);

En esas cartas se anticipan algunas líneas teóricas respecto de las particularidades de la melancolía y sus semejanzas y diferencias con el duelo y la neurosis obsesiva: “…los puntos de vista del narcisismo me son muy útiles en el estudio de la melancolía” (Freud a Lou Andrea Salome 1/4/1915); “…uno tiene… la impresión de que el autorreproche del melancólico son en realidad los reproches dirigidos a otro…y se volvió contra su propio ego…una identificación del yo con el objeto libidinal. El ego está de luto porque ha perdido su objeto a través de la devaluación, pero este objeto se arroja sobre sí mismo y se encuentra a su vez devaluado. La sombra del objeto cae sobre el yo…El proceso de duelo se produce no a expensas de la investidura objeto sino de la investidura del yo…” (Freud a Abraham 18/2/15)


Duelo

Historia

Freud escribe Duelo y Melancolía durante la Primera Guerra Mundial. Phillipe Ariés, historiador, señala que durante un milenio se han registrado mínimos cambios y de forma paulatina en la idea colectiva sobre enfermedad, muerte y sus rituales. Por el contrario, a partir de mediados del SXX y durante el transcurso de sólo una generación se produce al respecto una “completa inversión”. Sobre la guerra del 14, en particular, escribe que comienzan a atenuarse las convenciones del duelo por “excesiva mortalidad del frente, y también porque las mujeres trabajaban en el puesto de los hombres.” Sobre el tema, G. Gorer, sociólogo, relata tres pérdidas personales y describe cambio drástico en rituales y duelo en breve período de tiempo (1915, 1948 y 1961).


Teoría

En Duelo y Melancolía Freud describe el duelo en “pasos o etapas” que funcionan por la articulación entre sus términos: prueba de realidad, trabajo de duelo y objeto sustitutivo. Aunque es la primera vez que Freud desarrolla esa descripción, el duelo es presentado como un concepto ya elaborado y no es puesto en tensión como sí otros conceptos de la teoría freudiana. De guerra y muerte y La transitoriedad se encuentran en igual sintonía y son también de 1915. ¿De dónde toma Freud esa versión del duelo? Según Allouch en Erótica del duelo en tiempos de la muerte seca, la primera versión enviada a Abraham no fue publicada y habría “diferencias notables” con la publicada. También recomienda indagar en las Actas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, algunos textos de Rank, las cartas con Ferenczi y en especial con Abraham, por el debate entre ambos en torno a la melancolía.

Los textos preparatorios de Duelo y Melancolía son:

Manuscritos E y G: En el E, Freud establece como causa de la melancolía una “excitación sexual física excedente”; mientras que en el G, desplaza la causa del exceso a la falta: “duelo provocado por una pérdida de la libido”, “el agujero se sitúa en el psiquismo” y su metáfora sobre la “hemorragia interna”.

Schreber: Se encuentra el anticipo de lo que pasará a ser el concepto de autorreproche, definitorio de la melancolía: “rechazo de toda creencia en el reproche… carácter radicalmente inasimilable de lo que es…originariamente una autoacusación”.

Tótem y tabú: Desarrolla el concepto de sentimiento de ambivalencia, que la melancolía comparte con la neurosis obsesiva, pero Freud señala constitutivo de la neurosis en general, ya que es por “disposición constitucional” arquetipo de ligazón de los seres humanos con sus seres queridos. Establecida esa disposición, la enfermedad será cuestión de grado, de mayor o menor medida. En el caso de la neurosis obsesiva “se singulariza por una medida particularmente elevada de esa originaria ambivalencia de sentimientos”. La neurosis obsesiva grave es el punto exacto donde ubica Freud el llamado duelo patológico.

Introducción al narcisismo: Distingue libido de objeto/libido narcisista.

Lo inconciente: Diferencia representación-cosa de representación palabra. En las neurosis narcisistas (donde Freud ubica a la melancolía, junto a la paranoia, parafrenia e hipocondría) hay una retirada de la libido de la representación-cosa inconciente, por eso “es un trastorno más profundo”.

Si bien estos textos son condición de posibilidad para Duelo y Melancolía van a parar casi exclusivamente a la cuenta de la melancolía y dejan abierto el interrogante sobre el origen de la versión freudiana de duelo.

Trabajo de duelo

En Erótica del duelo en tiempos de la muerte seca, Allouch pone en evidencia cierta derivación del “trabajo de duelo” a otras disciplinas, en especial, la psicología y la medicina. Refiere que ese desplazamiento trasunta una especie de confianza extrema en la idea de duelo como elaboración, y que en consecuencia este se suele prescribir como si fuera una receta. Con respecto a la escritura o enunciación de Duelo y Melancolía, señala dos aspectos. Uno, se pregunta si el trabajo de duelo llega a tener estatuto de noción o concepto, o se trata simplemente de una expresión, escrita incluso de un modo no articulado: “¿en qué consiste el trabajo que el duelo opera?” Sobre ese párrafo señala que tiene una doble función. Mientras por un lado, Freud hace una pregunta, por otro, introduce una afirmación: que en el duelo opera un trabajo.

Sobre el trabajo de duelo: no es mencionado en los textos anteriores a Duelo y Melancolía, pocas veces en los que siguieron y ninguna en su última referencia al duelo en el Suplemento C de “Inhibición, síntoma y angustia”. Según Allouch fueron los discípulos de Freud quienes lo promovieron a la categoría de concepto. En 1942, Abraham escribe trabajo de duelo entre comillas, indicio de que el término no estaba integrado a la teoría.

Desde un punto de vista cronológico, Duelo y Melancolía es posterior a la teoría del trauma y el método catártico, y anterior a los conceptos de pulsión de muerte y compulsión a la repetición. Su contexto teórico es la sobredeterminación del síntoma que promueve un trabajo, de asociación libre-atención flotante. Al igual que poco antes el trabajo del sueño, un trabajo de interpretación.

Con respecto a la melancolía, Freud también le adjudica un trabajo. A diferencia del duelo normal donde el trabajo “pieza por pieza” continua su “…camino…a través del Pcs hasta la conciencia”, por el contrario, “…este camino esta obstruido para el trabajo melancólico…”. En la neurosis y en el duelo normal, la relación inconciente con el objeto sigue ligada a la representación-palabra.


Logos

En el SVI, Lacan define el agujero real provocado por una pérdida en una relación inversa a la Verwerfung o forclusión del N del P. Describe esa relación como una permutación término a término: el agujero simbólico con retorno en lo real es inverso del agujero real con llamado a lo simbólico. A esa operación del duelo “emparentada” con la psicosis, le llama parapsicosis. Como en la psicosis, se presentan en el duelo ciertos fenómenos –un desfile de “imágenes”- que Lacan designa como “locuras colectivas” o “ghost” en relación a Hamlet.

Lacan se detiene en el por qué de los ritos funerarios o “memoria del muerto”: “…la intervención total, masiva…de todo el juego simbólico…el empleo total de todo el sistema significante en torno al menor duelo”. El rito hace coincidir el agujero real con la fisura simbólica. Ubica ese trabajo en el nivel del logos, y al grupo o comunidad culturalmente organizados, como su soporte.

Allouch señala que el nivel del logos es simbólico y su estatuto teórico coincide con la noción de trabajo de duelo formulada por Freud. También interpreta la ausencia de toda mención sobre ritos funerarios en Duelo y Melancolía: el trabajo de duelo freudiano ocupa el lugar del rito; por lo tanto, el duelo psíquico sustituye al duelo social. Esa afirmación se encuentra en sintonía con los estudios de Aries y Gorer. Ambos describen el duelo en nuestra época limitado a la psicología del individuo y por fuera del lazo comunitario.

Concluye Allouch: la versión lacaniana, si bien incorpora el concepto de trabajo de duelo, éste constituye sólo una parte. “Hacer” coincidir el agujero real con el agujero simbólico no es la totalidad del duelo, el duelo no puede ser concluido sólo en el nivel simbólico. El objeto del duelo (como el del deseo) se “desplaza” por un camino descendente (grafo) de lo simbólico hacia lo imaginario, para constituirse en lo real como objeto radicalmente perdido.


Objeto sustitutivo

La noción o concepto de objeto sustitutivo como desenlace de un duelo considerado un afecto normal ha sido causa de análisis y debate (Erótica del duelo en tiempos de la muerte seca). Si el sujeto de la melancolía “… sabe a quién perdió, pero no lo que perdió con él”, no se trata de la persona como objeto. En el caso del duelo, “…por regla general, sólo es desencadenado por la pérdida real, la muerte del objeto”, o su abstracción: patria, libertad, ideal. En el caso de la melancolía, “…una pérdida de objeto sustraída a la conciencia”. La diferencia entre duelo y melancolía quedaría así establecida por el estatuto otorgado a la pérdida. En la melancolía la pérdida es inconciente y la identificación, su mecanismo. Sin embargo, la identificación no es exclusiva de la melancolía como sí lo es el autorreproche. Freud caracteriza la identificación como primera ligazón afectiva; también forma parte del desenlace normal del Complejo de Edipo y de la sublimación como meta desexualizada. Sobre las llamadas identificaciones-objeto del yo, “…contribuyen a producir lo que se denomina su carácter.”

En Melancolía y verdad, Frédérick Pellion, ubica la noción de objeto desarrollada en Duelo y Melancolía como proveniente de Tres ensayos. Su consecuencia: la pérdida del objeto de plena satisfacción. Por lo tanto, “…encontrar el objeto sexual no es, en suma, más que reencontrarlo”. La pérdida del objeto inaugura la serie y hace del objeto un sustituto por definición. La noción de objeto sustitutivo no es por lo tanto particularidad exclusiva del duelo. También en la melancolía hay sustitución: “…si el amor por el objeto, que no puede abandonarse mientras el objeto mismo es abandonado, se refugia en la identificación narcisista…”, entonces, en la melancolía, el objeto sustitutivo es el yo.


El estatuto de la pérdida

Además de su condición inconciente, ¿cuál es entonces la especificidad de la pérdida melancólica del objeto? Pellion señala la expresión “objeto rechazado” atribuida por Freud a la melancolía, casi al final de Psicología de las masas y análisis del yo. Se pregunta por las consecuencias clínicas de esa expresión: Freud reitera para la melancolía el término Verworfen, introducido en su teoría en referencia a Schreber.

En la traducción de Amorrortu aparecen dos expresiones distintas, que aunque pueden ser consideradas sinónimos no tienen el mismo peso conceptual: “…aquellos casos en que el objeto fue resignado porque se había mostrado indigno del amor…” “…la identificación con un objeto reprobado”.

Escribe Ferenczi en respuesta a Duelo y Melancolía que“…la melancolía sería una formación intermedia entre la neurosis de transferencia y la neurosis narcisística…el dolor relacionado a la pérdida de objeto amado se transforma en dolor relacionado al self narcisístico…el punto de fijación…descansa…en la etapa de transición desde el narcisismo al amor objetal…el desorden se relaciona…a los mecanismos de proyección e introyección…la melancolía…es la verdadera psicosis introyectiva…” (22/2/15). Desde los inicios, Freud agrupa a la melancolía dentro de las neurosis narcisistas, junto con la psicosis, la parafrenia y la hipocondría. Sin embargo, en la introducción a Duelo y Melancolía aclara que la melancolía se presenta bajo múltiples formas “cuya síntesis en una unidad no parece certificada”. El recorte freudiano en ese texto consiste en estudiar la naturaleza de la melancolía cuando ésta se presenta en lugar del duelo.


Perder

El segundo paso del duelo es sacrificial. Allouch refiere que el sacrificio del duelo “con su alcance separador”, es una excepción dentro del campo de prácticas sacrifíciales. Lo distingue del sacrificio ligado a la culpa y el amor al padre (Tótem y Tabú); del súper yo como heredero del imperativo categórico kantiano; y de la idea de sacrificio como intercambio. Remite a la lectura de Kenzaburo Oé para desarrollar su hipótesis: la pérdida en juego en un duelo es una “pérdida a secas”, a cambio de nada, y define ese “trozo de si sacrificado” como fálico.

El concepto de sacrificio del falo es enunciado por Lacan por primera vez en el SVI. Allouch establece a partir de ese hecho, algunas consecuencias teóricas:

1. El duelo del falo como función constitutiva del objeto del deseo en el fantasma.

2. Lacan radicaliza la función del duelo: no hay relación de objeto sin duelo no sólo por el objeto, sino también por ese suplemento o libra de carne fálica (“pequeño trozo de si”).

Equipo temático Melancolía.


Andrea Buscaldi.


 
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