Seminario 1: una puntuación afortunada
Por Andrea Buscaldi
El primerísimo Lacan
¿Por qué el 1? En su curso anual, Germán García ha insistido sobre lo inapropiado de aplicar una lectura cronológica, progresiva, a la enseñanza de Jacques Lacan, como si un nuevo concepto superase al anterior. También sobre la importancia de fechar dicha enseñanza para ubicarla en un contexto histórico-político y determinar sus interlocutores.
"El discurso que se encontrará aquí merece ser introducido por sus circunstancias. Porque lleva sus marcas". El Seminario 1 fue dictado entre 1953-1954. En 1953 Lacan sitúa el comienzo de su enseñanza en lo que se conoce como Discurso de Roma -"informe escrito en el modo hablado"- pronunciado el 26 de septiembre para introducir Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis , finalmente publicado en los Escritos 1 . Ese año, inaugura su ternario a partir de la lectura de “Lo simbólico, lo imaginario y lo real”, en la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Anticipo del años después, llamado “retorno a Freud”. También ese año, primero es electo presidente de la Sociedad Psicoanalítica de París (SPP) y meses después, obligado a renunciar y separado de la Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA). Sobre las causas de “la división”, definen cuestiones referidas a la formación del analista y su práctica: la duración de las sesiones, en especial, su efecto sobre los análisis didácticos; y la condición de título en medicina para su práctica.
Con respecto al Seminario 1, G.G señaló, en particular, su interés clínico para quienes practican el psicoanálisis.
Chiste
El llamado "retorno a Freud" tiene en "Función y campo..." forma de chiste o una obviedad. Chiste de chicos, porque decir que "para manejar un concepto freudiano, la lectura de Freud no podría ser considerada superflua", ¿ no es como preguntar de qué color era el caballo blanco de San Martín? En cuanto a la obviedad, ya por entonces, no parecía serlo. J.L pone el ejemplo de un autor que dice revisar la teoría de los instintos de Freud a partir de un libro de Marie Bonaparte que cita como si fuera un equivalente del texto freudiano. G.G también ha dicho que es un retorno que no deja en pie, prácticamente, ni una palabra de Freud.
El Seminario.
Se inaugura un modo de enseñanza. JL dice que hasta ahora sólo han tenido que escucharlo a él, pero que es ley y tradición del Seminario que quienes participen aporten algo más que un esfuerzo personal: “una colaboración a través de comunicaciones efectivas". G.G ha insistido sobre la necesidad de usar el término seminario de modo apropiado. Un curso supone un saber previo, en el seminario hay construcción de saber de un modo descentrado.
Una de esas comunicaciones efectivas en el 1 es el "Comentario hablado sobre la Verneinung de Freud" por Jean Hyppolite. JL dice que su aporte es valioso por ser alguien que ejerce la crítica del lenguaje y está formado en las disciplinas filosóficas. Por su parte, JH agradece la insistencia del Dr. Lacan para que él presentara ese artículo de Freud porque eso le dio "la oportunidad de una noche de trabajo, y de traer ante Uds. el hijo de esa noche". Se trata de un verso de un soneto de Mallarmé llamado Don del poema: "Aquí te traigo el hijo de una noche de Idumea". La traducción francesa de la Verneinung apareció publicada en el órgano oficial de la SPP en 1934 con el título “La negación”. Sobre esta traducción, JH dice que no es muy exacta pero que por suerte accedió al texto en alemán. Sobre la construcción del texto, destaca su estilo sutil, dialéctico, que lo lleva a hacer un trabajo de interpretación. También, los rasgos del humor freudiano. Los ejemplos le resultan graciosos y los resume de la siguiente manera: "Voy a decirles lo que no soy, cuidado es exactamente lo que soy". Rectifica el término negación por denegación: no se trata de la negación de un juicio, sino del rechazo de una afirmación que he enunciado o que se me atribuye, una especie de “desjuicio”. La denegación es una aufhebung (negar, suprimir y conservar, y en el fondo levantar) de la represión, pero no por ello una aceptación de lo reprimido. En ese artículo de 1925, Freud examina la relación entre el ego y la manifestación hablada del sujeto en la sesión. Ese ”No”, es una marca de la represión en el discurso.
Técnica
En el S1, J.L señala que el término escritos técnicos procede de una tradición vigente al momento de su publicación, pero que no es ese el rasgo diferencial de esos textos, ya que Freud "nunca dejó de hablar de técnica". Aquello que les da unidad es el ser " testimonio de una etapa en el pensamiento de Freud". Una etapa intermedia, posterior a la hipnosis y la catarsis y anterior a la teoría estructural. Una etapa más que de pasaje a la conciencia, de pasaje a la palabra, "en su carácter fundamentalmente equívoco".
El yo
El "triunvirato" que funciona en NY - Hartmann, Loewenstein y Kris- han transformado la práctica instituida por Freud en una relación analista-analizado en el sentido de “una descarga homeopática del sujeto, de su aprehensión fantasmática del mundo”. Se trataría entonces de obtener una readaptación del paciente a la realidad, siendo el ego del analista, su medida. Las condiciones de posibilidad han sido las nociones que Freud introdujo en el período ulterior a los escritos técnicos. Existe una distancia entre el ego de “Estudios sobre la histeria” -masa ideacional- y la última teoría (1920) donde de las tres instancias, el ego es la que cobra más importancia. Esa teoría se presenta como si pudiera incorporarse a la psicología clásica. De ese modo, el yo sería la “persona” a quien se dirige el analista, su aliado; a diferencia del papel funcional, vinculado a cuestiones técnicas que cumple en la teoría freudiana. Cuyo campo de investigación es la realización de la verdad del sujeto y no su realidad.
En su curso anual G.G trabajó algunas clases del S2 sobre "la troika" de la psicología del yo. La fuente de inspiración de dicha troika han sido fundamentalmente dos textos freudianos: “Inhibición, síntoma y angustia” y “El yo y los mecanismos de defensa”, pero editados: fortaleciendo al yo para sacar de circulación al inconsciente y de ese modo adaptar al psicoanálisis a las exigencias de la sociedad americana. Sin embargo, en la teoría freudiana no hay sustitución sino articulación de ambas tópicas. De ese modo, el yo queda reducido a una defensa contra los afectos. En cambio, para Freud los afectos son anodinos y engañosos, porque a causa de la represión son separados de la representación inconsciente y susceptibles de un falso enlace. Abandonado el método catártico y hasta el final, la dimensión propia del análisis es la reconstrucción de la historia del sujeto, pasado historizado en el presente. El acento cae cada vez más sobre la faceta de reconstrucción (que no es rememoración) que sobre la faceta de reviviscencia en sentido afectivo.
J.L responde a la supuesta función de síntesis del yo, que califica de superstición, a partir de tres pilares conceptuales freudianos: narcisismo, resistencia y denegación, que las funciones del yo son espejismo y desconocimiento. Un yo alienado: la relación del sujeto con ese otro mismo, ese otro, él mismo.
Palabra y lenguaje.
En su curso de verano, G.G dijo sobre el Discurso de Roma que funciona como un Manifiesto donde J.L plantea un programa de investigación siguiendo una lógica: la función es la palabra; el campo es el lenguaje.
Campo
La técnica está fundada en conceptos, que toman su sentido en un campo de lenguaje: el pensamiento, la obra de Freud. Dice J.L en Función y Campo que toda la obra de Freud se despliega en el sentido de la revelación y no en el de la expresión. Le llama, materialidad del discurso, siendo la revelación el resorte último de lo que buscamos en la experiencia analítica.
Función
“El psicoanalista debería ser maestro de las funciones de la palabra”. La palabra tiene una función de mediación y otra de revelación. En el S1,trabaja esas dos funciones a partir del olvido Bosnia/Herzegovina. Freud está enganchado al otro a través de los desprendimientos de esa palabra, sus ruinas metonímicas, que "revelaría el secreto más profundo de su ser". Ese advenimiento inconcluso de la palabra es el motor de la palabra en su en su enganche con otro. Establece la relación entre estas dos funciones a partir de "la diferencia entre lo que la palabra del sujeto habría debido formular, y lo que queda como resto para dirigirse al otro.
Sueño
"Hasta qué punto el análisis freudiano del sueño supone la existencia de la función de la palabra". Cuanto más incierto es el texto que nos brinda un sujeto, más significativo es. Debemos estar seguros porque el sujeto duda. Definición mínima: versión de un texto, su retórica.
Resistencia
Se produce justo cuando la palabra de revelación no se dice. Freud la describe en “Estudios sobre la histeria” como una metáfora pseudoanatómica: imágenes verbales deambulando a lo largo de los conductos nerviosos. También la parálisis histérica se organiza según la definición del diccionario. Hay en esa descripción una doble materialización. Una, la resistencia: todo aquello que se opone al trabajo analítico, es decir, a la asociación libre. Otra, la de la palabra: hilos de discurso rodean el núcleo patógeno; él mismo, es una historia; y el inconsciente, un capítulo censurado.
Síntoma psicoanalítico
Mínimo de sobredeterminación, es decir, de doble sentido.
Fallido
Un discurso logrado. La gramática representa los intereses del yo. Su “ruptura”, es una marca subjetiva en el discurso.
Puntuación afortunada
"El psicoanalista sabe...que la cuestión en él es entender a qué parte de ese discurso está confiado el término significativo...es una puntuación afortunada la que da sentido al discurso del sujeto".
A partir de esta fórmula y de la conceptualización del yo como función de desconocimiento, J.L define el par asociación libre-atención flotante. A la asociación libre le da la forma de un oxímoron: es el trabajo forzado de un discurso sin escapatoria y no el espejismo de un monólogo. El enunciado de esa regla por parte del analista ubica las cosas en su lugar: "A fin de cuentas, su discurso no tiene importancia" y desde ese momento quien se entrega a ese ejercicio, "no cree en su discurso...sino a medias". La regla fundamental es una puesta en acto de la experiencia analítica: el sujeto dice más de lo que cree decir, o qué dice con lo que dice. Sobre la atención flotante, no es difusa ni distraída, tiene una puntería. Pero el campo cercado de esa atención es el lenguaje: "hay que permanecer siempre a nivel del alfabeto". No hay más allá de la palabra del sujeto. Ni conducta, ni realidad presupuesta . "...Regular el caudal de sus orejas para hacer la ubicación de lo que debe ser oído". Siguiendo a J.L en su lectura al pie de la letra del texto freudiano, leído.
Andrea Buscaldi.
Equipo Temático, Freud- lacan: Los escritos técnicos