La incompatibilidad del deseo con la palabra
Alicia Alonso
Demanda y deseo designan el dinamismo retroactivo de la experiencia analítica. En las clases de El Seminario 5, Lacan subraya que el analista es aquel que promueve las transformaciones de la demanda para que aparezcan no solamente los significantes en que la frustración está retenida sino también, el deseo que la habita. “Es la separación entre lo que se dice y el afecto (que falta, que está desplazado) el obstáculo que impide al analizante reconocer el deseo que circula entre sus palabras”, leemos en “Los aforismos de Freud” (Germán García, Prólogo, “El hombre de las ratas”).
Propongo recorrer el tema a partir de la orientación clínica que brinda el discurso de la histeria y la neurosis obsesiva, prestando especial atención a las diferencias entre ambos. Por ejemplo, en la dimensión de esa otra escena –de la que hablaba Freud–, en la retórica de la queja, el aburrimiento, el encierro, la rebeldía, el ruego, la vigilia, el pánico. Así como en las modalidades discursivas que indican la posición del sujeto en los silencios, las vacilaciones, la anulación, el metalenguaje supuesto, el fracaso en el decir, o la metonimia realista.
Germán García, “Los aforismos de Freud”, Prólogo a El hombre de las ratas, editorial Miluno.
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