De la enunciación a la pragmática
Alicia Alonso
A la altura de los años ’70, una serie de clases e intervenciones acentúan la disyunción entre el campo de lo real y el campo simbólico, poniendo en evidencia los límites del significante. (1)
Lacan da un paso más en este sentido al ubicar el lenguaje como uno de los aparatos de goce a través de los cuales la realidad es abordada. Hasta ese momento, el lenguaje y su estructura, definida por la articulación significante, eran un dato primario. Sin embargo, este nuevo punto de partida, convierte el lenguaje en una construcción contingente, una elucubración de saber sobre la lalengua.
En este contexto, en 1972, en El atolondradicho (2) el adiós a la lingüística es explícito. Lacan dice que la referencia por la que sitúa lo inconsciente es justamente aquella que a la lingüística escapa. Al argumentarlo, aclara que era difícil no entrar en la lingüística a partir del momento en que se había descubierto el inconsciente, y agrega que si “se considera todo lo que, de la definición del lenguaje se desprende en cuanto a la fundación del sujeto, habrá que forjar alguna otra palabra.” Esa palabra será lingüistería.
En esos años Lacan explica que la fórmula “el inconsciente estructurado como un lenguaje” cambia la función del sujeto como ex - sistente. Y se explaya sobre las consecuencias clínicas de esta afirmación en la clase dedicada a Jakobson, en el Seminario 20. “El sujeto no es el que piensa. Sino, propiamente, aquel a quien se compromete en la asociación libre a decir lo que se le ocurra, necedades. De allí surge un decir que no siempre llega a ex - sistir al dicho pero que es la única vía para alcanzar algún real”.
¿Qué problemas conceptuales es necesario tener en cuenta para seguir este recorrido donde el sujeto, el lenguaje y, fundamentalmente, el significante, adquieren otro estatuto?
Las elaboraciones de los años ’70 instalan una perspectiva que sólo puede apreciarse situando algunos de los debates que promueven, sin dejar de lado quiénes son los interlocutores de Jacques Lacan, y de qué manera y mediante qué saberes los convoca. Por ejemplo, ubicando los momentos que acentúan las diferencias entre el significante y el signo, o precisando las operaciones que introducen la noción de parlêtre (o, como escriben algunas traducciones, ser que habla).
¿De qué manera este punto de partida, al hacer del concepto de “no relación” una clave de lectura, constituye un cuestionamiento a los supuestos básicos de los años ’50?
El énfasis puesto en la retórica (y el decir como la única vía para alcanzar lo real) da una pauta de que el desplazamiento hacia una lingüística de la enunciación añade ahora los elementos de la pragmática.
Nota: esta lectura tomará en cuenta el recorrido y las lecturas del Equipo temático Consecuencias clínicas de las tesis de Jacques Lacan sobre el lenguaje, así como su tema de investigación: “De los afectos en Freud a la angustia y los goces en Lacan”.
Referencia
(1) Lacan, Jacques, El seminario: Libro 20. “Aún”, Paidós, 1992.
(2) Lacan, Jacques, El atolondradicho, revista Escansión 1, Paidós, 1984.
Bibliografía
Lacan, Jacques, El seminario: Libro 20. “Aún”, Paidós, 1992.
Miller, Jacques-Alain, El lenguaje, aparato del goce, Diva, 2000.
Milner, Jean-Claude, –El periplo estructural: Figuras y paradigmas, Amorrortu, 2003.
–El amor de la lengua, Visor, 1998.
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