Nicolás Peyceré – “Líneas sobre Oscar Masotta” en el libro Oscar Masotta. El revés de la trama. Atuel /Anáfora, 1999.

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Oscar era amigo del psicoanalista Pichon Riviere, quien lo interesó por unos folletos, nada bien editados, de clases de Lacan transcriptas por Pontalis, folletos que Oscar mismo me mostró, y que marcaba y estudiaba con ahínco. En una ocasión formó un grupo reducido de alumnos entre los que estábamos Nasio y yo. Es curioso, que mucho después de la muerte de Oscar, saliera un artículo en un diario donde Nasio pretendía que él había introducido a Masotta en el conocimiento de los escritos de Lacan. Esto no sólo no era verdad, sino que además Oscar en general no soportaba a Nasio.
Mis conversaciones con Oscar eran también variadas. Él leía continuamente y cuidaba su escritura. Aunque alguna vez me dijo que en el fututo la literatura no tendría vigencia. Y decía que el arte estaba ante todo en Nueva York. Me mostraba poesías escritas por Lacan. Sostenía que no había que escribir con simpleza cuando la materia de los temas era compleja. En una ocasión lo visité en una quinta de Mar del Plata donde se había reunido con amigos (recuerdo que estaban entre otros Jorge Jinkis y Rita Cevasco), para escribir su Introducción a la lectura de J. Lacan.
Poco antes de irse a Europa, Oscar empezó a estudiar alemán, quería leer a Freud directamente, no por traducciones. Era un tiempo en que las cosas andaban mal en Buenos Aires. Por entonces salió una beca de perfeccionamiento de idioma en Alemania, era un curso que duraba cuatro meses. Él también repasaba su inglés. Había viajado varias veces a Nueva York y le encantaba esa ciudad. Pero un día decidió el viaje a Europa. Y sucedió que fue primero a Londres con su mujer Susana, y se hospedó un tiempo en la casa de una amigo. Se fue en parte empujado por el clima político argentino violento y oscuro. No como un exiliado o perseguido. Se fue sobretodo por ambición, por alcanzar otras metas. Y su madre me contó, que él quería hacer una tesis para doctorarse en Oxford. Estando en Inglaterra empezó a hacer viajes a Barcelona donde tenía amigos, entre otros el filósofo Trías, y donde enseguida formó grupos de estudio. Oscar tenía aprehensión a los viajes en avión, pero principalmente vio que podía llevar el psicoanálisis a un territorio desierto de esta disciplina, a España. Aunque todavía hizo un viaje, pero corto a Alemania desde donde me envió una tarjeta postal. También me escribía desde Barcelona, quería que yo fuera allí, me instalara ahí mismo o en Galicia. En sus cartas me decía: “España es una seda”.
Una vez alguien me contó que en esos días Oscar no podía dar clases porque tenía una afonía; ¿o disfonía? Empecé a alarmarme. Como médico sabía que ese podía ser un signo de cáncer de pulmón y recordaba que él fumaba mucho, continuamente. Entonces llegaron a Buenos Aires noticias peores. Un día su hermana por teléfono me avisó que Oscar había fallecido.
Oscar Masotta siempre explotó cosas nuevas. Escritor culturalmente independiente, era un espíritu inquieto, apasionado. La mayor parte de sus trabajos son como prolegómenos y propedéuticas. Una vez en una conversación lo comparé con Guillermo de Occam. Como él, Oscar podría ser llamado inceptor, iniciador, en dos sentido; como aquel que no llegó a doctorarse y como aquel que fue introductor de los estudios sobre el existencialismo, el arte Pop, la historieta, el Happening, el estructuralismo, y más que todo, el iniciador de los estudios sobre la teoría de Lacan en la Argentina y España.