Masotta en la Feria del Libro, Córdoba 09
¿Es posible no banalizar las acciones? Con este leve deslizamiento en los términos de la frase de Masotta me propongo contar lo ocurrido en la Mesa “Oscar Masotta: el Psicoanálisis, las Vanguardias y la historieta” (11-09-09) en el marco de la Feria del Libro, Córdoba 09.
Pablo Moyano, en su presentación, destaca que en esta Mesa se expondrá un avance de la investigación del Programa del CIEC El Psicoanálisis en la cultura. Resalta el trazo de cada uno de los convocados: Cristina Rocca, investigadora en Artes, que en su libro “La Bienales de Córdoba en los ’60…” sitúa el contexto local e internacional de la Antibienal de 1966. Lucas Berone, Magíster en Sociosemiótica, investigador de la UNC, centra su búsqueda en el trayecto que va del happening a la historieta donde es posible extraer algunos puntos de la definición de Masotta, nunca abandonada, de marxista y de vanguardista. César Mazza, psicoanalista, es presentado como el autor de un artículo “Masotta: un precedente insoslayable” que permite, al situar su presencia en Córdoba en los años ’60, inscribir ese precedente no solamente en la escena local sino que también en una red nacional.
Cristina Rocca, a partir de la documentación (noticias y fotografías de la Tercera Bienal Americana de Arte y del Primer Festival Argentino de Formas Contemporáneas -AntiBienal-) plantea una “resemantización de las imágenes” ya que ambos eventos (Bienal y AntiBienal) tienen una fuerte conexión. Antes de referirse específicamente a la Antibienal, ubicó algunas variables de la situación política del ’66 para entender en qué contexto se desarrollaron estos acontecimientos. Destacó la explosión del público en la inauguración del Primer Festival, “más de mil personas” en su inauguración y la perplejidad de algunos espectadores (en cierto sector más tradicional) ante el arribo de objetos inquietantes, “bichos raros en el centro de Córdoba”: la presencia de los artistas y de las obras. Así las instalaciones, intervenciones urbanas y happenings conformaban un bestiario hasta entonces inusitado. Un ejemplo de la fiesta despertada fue el happenig “En el mundo hay salida para todos” organizado por los artistas más radicalizados en términos políticos en ese entonces, Roberto Jacoby y Juan Pablo Renzi.
Más allá de la anécdota, en el marco de la Antibienal tuvo lugar una reunión programática entre artistas de Rosario y de Buenos Aires que tiempo después desembocó en “Tucumán Arde” (Rosario, 1968), un acontecimiento paradigmático “el último intento de confluencia entre el arte y la política, de realizar política a través del arte”. ¿El lugar de Masotta en la Antibienal? (Como sabemos, Masotta se anuncia conferenciando sobre “Qué es la vanguardia?”) Fue definido por la expositora como de “referencia” pero no en el sentido de un soporte “teórico” sino que se sitúa en un lugar de articulación del pensamiento y la acción, realizando de este modo la disolución entre Arte y vida.
Lucas Berone, propone cruzar la producción de Masotta sobre la historieta con ciertas cuestiones del Happening. Antes de entrar puntualmente en el texto “Yo cometí un happenig”, se detiene a plantear el procedimiento de Masotta comparándolo con el de Umberto Eco. En este último, las relaciones entre la cultura de masas y la cultura de élites se desarrolla en términos de “promoción y parasitismo”. Por ejemplo, la historieta genera algo que es retomado por el arte alto y, a su vez, la historieta toma ciertos recursos, ciertos lenguajes, que vienen de técnicas de enfoque del cine. Pero “Masotta operó de otra manera -afirmará Berone- buscó aquí y allá los puntos de enganches, lo que llamó ‘las grandes correlaciones históricas’”. Procedimiento que establece una singularidad impactante, aún queriendo definirlo como post-estructuralista, lo haríamos a condición de denunciar inmediatamente que esa corriente no define su escritura: “sus pasajes permiten hacer un descubrimiento”. Cuando Berone se dedica a comentar el Happening (“Para inducir el espíritu de la imagen”) organizado por Masotta lo hace señalando dos claves: el empleo del dinero y la cuestión del sadismo. Claves que le permitirán al expositor desarrollar unos de los conceptos tácitos en el Happening de Masotta. El acento debe ponerse en el término “inducir”. Se trata de inducir en el receptor la percepción de una discontinuidad. Con la imposición de de un continuo, en este caso la percepción repetida en el espacio y en el tiempo de ciertos aspectos inmóviles, la estrategia es situar lo “contrario de la imagen”. ¿Cuál es el contrario de la imagen? ¿Cuál es la estofa material del hecho estético sobre la que se trama las imágenes y las identificaciones? La hipótesis de Berone nos lleva a responder: con el cuerpo de los actores. Según Masotta ésta es la clave del Happening como arte de vanguardia: ejercer una táctica analizadora de los parámetros del hecho estético al aislar los materiales que sostienen el imaginario y mostrar la adhesión de esos materiales a la realidad.
César Mazza comenzó refiriéndose a la organización del evento, de la Mesa en la Feria del Libro: “se hizo esperar un cierto tiempo para su concreción, y nace de una intensa conversación instalada desde hace algunos años en el Programa de lectura e investigación El psicoanálisis en la cultura. Conversación que implica una manera de leer a Freud, Lacan y sus múltiples intereses según la orientación de lo que se puede denominar Grandes Programas de Investigación: el de Jacques-Alain Miller, el de Eric Laurent y el de Germán García”. Masotta, afirmará el expositor, “instala” en el sentido de una “instalación” de vanguardia, la orientación lacaniana en nuestro país y en los de lengua hispana.
Titula su trabajo “El dispositivo Masotta” inferido del texto de Germán García “Historia y transmisión”. Es posible relevar algunos puntos de este dispositivo: 1-parodia del original, 2- destitución de sí mismo, 3-propósito pedagógico en la polémica y 4- inducción de la pregunta.
Mazza toma el texto “Yo cometí un happening” de 1966, año “que se revela rico en intervenciones masottianas” para intercalarlos con otros. Allí Masotta responde al cuestionamiento de Greogorio Klimosky, quien propone una alternativa excluyente: o bien política de izquierda o bien happening. Esta alternativa es falsa, dirá Masotta. El expositor destaca una llamada al pié donde se puede apreciar un principio en el procedimiento masottiano de la polémica: “no se trata de desarmar los argumentos del adversario llamando la atención sobre lo que el adversario no es. Sí por lo que es”. Masotta, leyendo otros textos donde aparece un planteo similar “o marxismo o filosofía analítica”, encuentra en Klimosky las alternativas de un hombre de derecha.
En definitiva, Masotta a través de la polémica lleva las cosas a su interés: definir su intervención en la cultura, en resituar su posición marxista a través del happenig.
Mazza dirá que este proceder se lo puede encontrar en la estratégica polémica empleada con Emilio Rodrigué en el año ’69. Estratégica por el lugar que ocupa el adversario -es el presidente de la Asociación Argentina de Psicoanálisis-. Esta disputa servirá entonces como otro ejemplo del propósito pedagógico empleado en la polémica por Masotta: “Nosotros no hemos querido dejar perder entonces la oportunidad de construir el escenario de una parodia; pero nuestra intención no es elegante, es didáctica. Seguir sugiriéndonos la manera de leer a Freud y a Lacan para llegar a entender esa cuestión espinosa: el psicoanálisis”.
En un momento de su exposición, “en vivo y en directo” tiene lugar la entrada en escena de Oscar Brandán uno de los organizadores del Primer Festival argentino de formas contemporáneas, la mismísima Antibienal.
Para concluir, el trabajo en torno a Masotta, tal como fue ubicado en esta Mesa, se corresponde con la idea de Nietzsche respecto de la cultura: “La manera histórica ha alcanzado un punto tal en nuestra época, que el cuerpo vivo de la lengua es sacrificado a estudios anatómicos. Pero la cultura empieza precisamente cuando uno puede tratar lo vivo como vivo”.
Pilar Ordóñez, Córdoba 20 de septiembre de 2009
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