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Ultimas noticias sobre Masotta

 


Fragmento extraído del texto de Diego Peller “Walsh con Masotta” publicado en Otra Parte. Revista de letras y artes. Primavera 2007. Numero 12. Págs. 44-48.

Un intento de interrogar conjuntamente a Rodolfo Walsh y Oscar Masotta, como modo de repensar su legado.

I. Periplos. Resulta difícil imaginar dos trayectorias intelectuales y dos obras más disímiles, al menos en apariencia, que las de Rodolfo Walsh y Oscar Masotta. El primero encarna, para muchos, el paradigma del escritor comprometido, desgarrado entre el proyecto siempre pospuesto de escribir una gran novela y la decisión de sacrificar la literatura por el servicio de la lucha política. El segundo – héroe modernizador para unos, frívolo seguidor de modas teóricas para otros – condujo la entrada del psicoanálisis lacaniano en la Argentina, luego de haber transitado efímera pero intensamente por el existencialismo sartreano y la crítica literaria en la revista Contorno y por la experimentación con las artes plásticas y los medios de comunicación masiva en el Instituto Di Tella.

Sin embargo, al interrogarlos con mayor detenimiento, no son pocas las circunstancias que los aproximan. En primer lugar, las fechas: Walsh nace en 1927 y es asesinado por un “grupo de tareas” de la Armada Argentina en 1977, Masotta nace en 1930 y muere en el exilio de Barcelona en 1979. Pero, más secreta y profundamente, los acerca un movimiento análogo, un rasgo de estilo compartido: el gestodoble de fundación y abandono que una y otra vez los aleja del propio territorio y los arroja a la contingencia de un periplo cuyas estaciones no pueden determinarse de antemano. En palabras de Walsh: “En 1964 decidí que de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía. Pero no veo en eso una determinación mística. En realidad, he sido traído y llevado por los tiempos; podría haber sido cualquier cosa, aún ahora hay momentos en que me siento disponible para cualquier aventura, para empezar de nuevo, como tantas veces”. A lo largo de ese periplo, Walsh inaugurará el género testimonial con Operación masacre en 1957, participará en Cuba de la fundación de la agencia de noticias Prensa Latina en 1959, dirigirá el semanario de la CGT de los Argentinos entre 1968 y 1969, organizará – tras el golpe del 76 – la Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA) y la Cadena Informativa. Masotta, por su parte, propondrá una lectura renovadora de Arlt con Sexo y traición en Roberto Arlt en 1965, iniciará la publicación periódica Cuadernos Sigmund Freud en 1971, fundará en 1974 la Escuela Freudiana de Buenos Aires y luego, ya en el exilio, la Biblioteca Freudiana de Barcelona y el Instituto Gallego de Estudios Freudianos.

(...)

Masotta con Sartre. Oscar Masotta lee el ensayo “Roberto Arlt, yo mismo” en la presentación de su primer libro, Sexo y traición en Roberto Arlt, y rompe deliberadamente con las convenciones del estereotipado género presentación de libro. Primera transgresión: Masotta, el autor, oficia de presentador. Segunda transgresión: Masotta prácticamente no habla de la obra de Arlt, tampoco comenta los argumentos de Sexo y traición... ¿De qué habla, entonces? De si mismo, Masotta practica, pues, siguiendo a Sartre, quien acaba de publicar su autobiografía Las palabras, una suerte de autoanálisis existencial. Ambos textos se presentan como despedidas: Sartre se despide de los prejuicios pequeñoburgueses; Masotta se despide simultáneamente del padre, del episodio de locura que se habría desencadenado en él tras el fallecimiento de este, del proyecto personal de llegar a ser escritor de ficción y hasta del propio Sartre. Es decir que Masotta habría roto con su figura rectora escribiendo un texto sartreano en el que narra el recorrido intelectual y biográfico por el cual se aleja del existencialismo y se acerca teóricamente al estructuralismo y a Lacan. Sólo que en el caso de Masotta este giro autobiográfico adquiere ribetes escandalosos: tiene apenas 35 años, no ha obtenido un título universitario, no ha publicado ningún libro hasta entonces; en definitiva, carece de un recorrido intelectual que pueda justificar esta puesta en primer plano de su subjetividad, su historia, sus lecturas y sus carencias de formación. Es un “bastardo”, un personaje mucho mas sartreano que el propio Sartre. (…)

 

 
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