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Reportaje a Alicia Alonso

Por Asociación Amigos de la Fundación Descartes

 

Alicia Alonso , integrante de la Comisión Directiva de la Asociación Amigos de la Fundación Descartes, forma parte del Centro Descartes desde sus inicios. Es miembro del actual Consejo de Gestión e impulsa desde el año 2003 el Equipo temático Psicoanálisis y lingüística además de ser la responsable de la publicación Fichas de estudio. Es miembro de la Fundación Puertas Abiertas e integrante de la Comisión de organización y supervisión de Atención Analítica. Docente del programa Estudios Analíticos Integrales.

 

AAFD: Para comenzar, ¿cómo fue su encuentro con el psicoanálisis?

AA: Diría que fueron varios y diferentes encuentros, que estaban marcados por distintas búsquedas, lecturas y circuitos. Pero fue el encuentro con Adriana Testa el que marca un antes y un después al hacer surgir sobre el trasfondo de un malestar que prevalecía de manera equívoca, la pregunta acerca de mi relación con el psicoanálisis.

Fue a través de ella, cuando comenzaba la década del ‘90, que conocí el proyecto Descartes, y a Germán García. Y fue a través de Descartes que tuve la posibilidad de conocer a quienes a lo largo de estos años, al calor del trabajo compartido, fueron desplazando mis intereses en un nuevo horizonte de expectativas.

Encuentros y presencias reales que configuran un campo de inducción. Un ámbito que aproxima sensibilidades diferentes, en un programa que anuda investigación, enseñanza y práctica clínica, sin dejar de lado la discusión sobre las políticas del psicoanálisis y las particularidades de su inserción en nuestra cultura.

Un proyecto tranlingüístico. En ese ámbito, en Descartes iría conociendo a quiénes sólo conocía a través de la lectura: Jacques-Alain Miller, Eric Laurent, Donald Davidson, Karl Otto Apel, y tantos otros. Y, especialmente, a Oscar Masotta.

Comencé a concurrir a los cursos de Germán García, y a participar en un trabajo que propiciaba secuencias de temas, autores y vías de discusión. Mi interés en la propuesta me condujo al Módulo de investigación “La dirección de la cura”, su responsable era Graciela Avram.

En el año ’93, con su tutoría y colaboración, escribí mi tesina. Desde otra mirada, a través de la puesta en suspenso de algunos enunciados, esa actividad de lectura y debate, iba transformando mi perspectiva. Simultáneamente, los temas del Módulo de investigación “Psicoanálisis y literatura” constituían una vía regia que renovaba la pregunta por lo que un discurso hace existir; su fuerza representacional, su potencia realizativa.

Luego, el análisis de los aspectos semánticos de los mundos de ficción me conduciría a una serie de digresiones, sin orden, sobre el valor inercial de esas encrucijadas que escapan a la dialéctica, reacias al cambio de sentido.

Volvía sobre antiguos intereses, pero en otro contexto. Las lecturas críticas, los coloquios y las actividades de enseñanzas de la clínica producían nuevos desplazamientos.

Sobre el filo de las diferencias y los límites, este campo de fuerzas vectoriales –como escribe Germán García en el primer número de Descartes– indicaba que los modos de propagación del psicoanálisis determinan algo de sus efectos.

Promediados los años ’90, a partir de una amable invitación de Beatriz Gez, en ese momento directora de la revista, comencé a colaborar con reseñas y comentarios en el Murciélago. Luego, en su segunda época, bajo la dirección de Adriana Testa, formaría parte del Consejo de dirección de la revista. En el número 7 escribí: “Actas. Seminario de Estudios Analíticos. Puntualizaciones sobre las clases dictadas por Germán L. García durante los primeros meses de 1997”.

 

AAFD: desde hace varios años usted trabaja en instituciones que se dedican al tratamiento de las psicosis, ¿cuál es su evaluación de la situación actual en ese campo? ¿Cuáles son sus consideraciones clínicas?

AA: Mi interés en el campo de las psicosis estuvo presente desde los comienzos de mis estudios, continuó con mi trabajo en el área de Hospital de Día del Servicio de Psicopatología del Hospital Álvarez, y las actividades como coordinadora del sector de psicosis y autismo en el Instituto de Salud Mental Ntra. Señora de Luján. Y continúa hoy, en la Fundación Puertas Abiertas.

Es un interés en relación al campo del psicoanálisis y a los problemas que las psicosis plantean. Por ejemplo, con respecto a la fase diagnóstica, la puesta a punto de la transferencia y los tratamientos posibles del goce.

Las tesis freudianas y las de Lacan abren una perspectiva diferente, estructurada según distintos intereses. Si bien Freud –como se expuso en las Jornadas de Apertura dedicadas al tema, en el año 2002–, dio una explicación de las psicosis desde el punto de vista de la libido, consideraba que los psicóticos estaban excluidos del tratamiento psicoanalítico.

En este sentido, la virtud indicativa de El debate Freud / Lacan –actividad regular del programa Estudios Analíticos Integrales– ha sido señalar de qué manera en el fenómeno alucinatorio, en la satisfacción alucinada en su origen, las paradojas de la percepción se vuelven manifiestas.

El fenómeno de significación personal, la configuración conclusiva que funda la certeza, los efectos de significación inducidos a partir de un encuentro, promueven una vía de investigación por demás interesante.

Es este observable –desarrollado por Germán García en Actualidad del trauma–, el que nos confronta con la necesidad de definir cómo entendemos la aprehensión de lo real. De esta manera, las psicosis reabren el capítulo de las relaciones entre el lenguaje, el cuerpo y el mundo.

Este interés, que se hace explícito en el tema del Equipo temático: “Consecuencias clínicas de las tesis de Jacques Lacan sobre el lenguaje”, conduce un recorrido que destaca el modo en que diferentes teorías argumentan las distintas concepciones acerca de la referencia.

 

AAFD: Por último, ¿cuál es su perspectiva actual dentro del proyecto Descartes?

AA: Fundamentalmente, la posibilidad de continuar con un programa de investigación, enseñanza y difusión del psicoanálisis con una regularidad, como describe García, suficientemente ágil como para responder a los imprevistos que nos plantea la cultura y la política. Descartes alude al discurso analítico, porque la transmisión de este discurso no va de por sí.

En cuanto al área de publicaciones, mis intereses son varios. En lo inmediato, la organización de un equipo que sume distintas cualidades en el paso a paso del proceso de transcripción, escritura y edición; seguir publicando las clases y cursos de Germán García; seguir colaborando con Etcétera, el Murciélago y otras publicaciones.

En cuanto a mi participación en la Comisión de Enseñanzas de la Clínica, seguir realizando un trabajo sobre la casuística en psicoanálisis. Trabajo que tiene entre sus objetivos la función de extraer las razones subyacentes a los cambios que operan en la temporalidad lógica de una cura.

Por esta razón, me resulta de gran interés la propuesta de Atención Analítica. Un dispositivo clínico –que surge en el año ’98, en el marco del proyecto Descartes–, donde tanto el análisis como la supervisión, se ponen al alcance de quienes solicitan una o ambas cosas.

En cuanto a su perspectiva actual, estamos organizando una serie de actividades de elaboración para exponer los resultados de la experiencia realizada. La primera de estas actividades, a desarrollarse en la Fundación Descartes, se llamará “La atención gratuita y sus consecuencias”.

 

 
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