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Reportaje a Graciela Avram

Por Asociación Amigos de La Fundación Descartes.

 

Graciela Avram es miembro de la AMP y pertenece a la Dirección de enseñanza y al Consejo de administración de la Fundación Descartes. Impulsa, junto a Germán García, el Círculo de actividades literarias - Gombrowicz, y en el marco del Programa de Estudios Analíticos Integrales del Centro Descartes coordina la orientación clínica y es docente de El Debate Freud/Lacan.

Además de su formación en Bellas Artes, al estilo de la novela por entregas publicó El destino de las almas (2002) y Extravíos (2004) como “un modo –según afirma en “La intersección literaria” – de contar la experiencia analítica, recreando el imaginario que se deja de lado en un análisis. De próxima aparición, la tercera novela que forma una saga con las anteriores se titula Nada que hacer.

AAFD: En “Reflexiones translingüísticas” * refiere que al igual que para otros de su generación, su historia se cuenta antes y después del ’76, incluso que la salida del refugio estratégico en esos años que era el trabajo en el hospicio fue sucedida por la decisión de “ir a estudiar con alguno que haya estudiado con Masotta”. Entonces, se dirigió a la Escuela Freudiana de Buenos Aires ¿Con quién estudió? ¿Cuál era en ese momento su relación con el psicoanálisis? ¿Cómo es su encuentro con la Orientación lacaniana?.

G.A.: El encuentro con la escuela fundada por Masotta es, en algún sentido, mi primera aproximación a lo que años después creamos bajo el nombre de Orientación Lacaniana.

Mi relación con el psicoanálisis fue, aún en el comienzo, una decisión casi unívoca. Desde los quince años, en que concurría como oyente a las clases de Pichón Riviere, supe que el psicoanálisis se convertirá en mi interés principal. Esto fue consolidado después por la Universidad y por mi propio análisis. El encuentro con Lacan estaba ahí en cierne porque ya se hablaba de él, aunque pocos parecían entenderlo.

La escuela de Masotta, sin Masotta, me condujo a otros que aún hoy son con quienes trabajo. Recuerdo haber pasado por los cursos de Jinkis, de otros que prefiero no nombrar y, definitivamente, de Germán García.

Es un hecho que pertenezco a la dirección de la Fundación Descartes desde sus comienzos. Eso dice en qué sentido me orienté finalmente.

AAFD.: Desde hace siete años la Fundación Infancias viene realizando la Feria de Artes y ciencias, que cada año convoca más instituciones, con una posición contraria a las políticas indiscriminadas de integración, de las llamadas “personas con capacidades diferentes”, solidarias en general con los desarrollos de las neurociencias y de las llamadas ciencias cognitivas. Este año incluyeron en el proyecto una Jornada académica en la cual usted va a intervenir con una exposición sobre la Función del psicoanálisis en la institución de Educación Especial” ¿Podría adelantarnos algo de la misma?

G.A.: Voy a dejar de lado la alusión a “las neurociencias y las llamadas ciencias cognitivas”, ya que como hemos estado estudiando, el tema tiene su complejidad. En las Jornadas académicas hablo en nombre del Departamento de Psicoanálisis de la Fundación Infancias, es decir que siempre se trata de psicoanálisis, y en este caso de una clínica que se dirige a tratar sujetos con una singularidad especial. Ya que no sólo me refiero a la psicosis y la debilidad mental sino también a cuadros que presentan un organicismo específico. Pero aún en estos casos no hay que olvidar que es un sujeto el que lo padece. Alguien afectado por una lesión neurológica no es una máquina rota funcionando de cualquier manera.

Hay una subjetividad en juego que puede captarse en sus repeticiones, fantasías y respuestas específicas. Los matices de esta experiencia flexibiliza la práctica, porque excluye la estandarización que suele instalarse como un hábito en la práctica privada.

AAFD.: ¿Cuál es su perspectiva actual dentro del proyecto Descartes?

G.A.: Como integrante de la Dirección de enseñanza intervengo en la actividad que llamamos Enseñanzas de la Clínica. Los relatos clínicos que se presentan son discutidos en la comisión con gran interés. Hay todo un trabajo por hacer dado que el relato clínico tiene un estatuto incierto que oscila entre la formalización y la literatura, lo cual obliga a seguir investigando el modo en que una historia particular se hace transmisible.

Por otro lado, en El Debate Freud/Lacan, que estamos convirtiendo en un trabajo constante, trato de poner en cuestión ciertos términos congelados de la teoría, que requieren un esclarecimiento permanente de sus articulaciones.

También desde hace años me interesa impulsar el proyecto de una editorial para la Fundación, que además de garantizar la regularidad de las publicaciones existentes, permita planear colecciones de libros con temas convergentes con el psicoanálisis y fuera de circulación en nuestro medio.

Si no lo hemos realizado hasta hoy es porque se trata de un proyecto ambicioso, pero creo que este es un buen momento para impulsarlo, ya que el ambiente editorial retoma algo de su pujanza, después de la crisis que padecimos.

 

* Incluido en Oscar Masotta. Lecturas críticas, Ed. Atuel, Bs. As. 2000.

 

 
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