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BORDES DE LA NEUTRALIDAD ANALÍTICA

M. Ofelia Scoccimarro

Jean Jacques Dèglón en un apartado titulado “Un caso ejemplar,.la toxicomanía “ perteneciente a “ El libro negro del psicoanálisis. Vivir, pensar y estar mejor sin Freud “ (1), focaliza su ataque al psicoanálisis respecto al tratamiento de las toximanías haciendo una crítica , entre otros ,del concepto de neutralidad analítica.

Sabemos que este es un concepto freudiano que aparece en textos tales como “Psicoanálisis y telepatía”(1921) “Consejos al médico en el tratamiento analítico” .(1912 ) y en “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia”(1915). Textos fundamentales acerca de la técnica analítica y en los intenta cernir cuestiones relativas a la posición del analista en la cura en sus palabras: “ la norma de conducta más acertada del médico para el psicoanálisis”. En” Consejos al médico” advierte acerca de poner en juego la propia individualidad con el riesgo de abandonar el terreno psicoanalítico y agrega “ aproximarnos al tratamiento por sugestión”,..en el caso de aparecer “cierta tendencia afectiva” desviándose hacia el que llama una “técnica afectiva.”

Deglon al comienzo del apartado responsabiliza al psicoanálisis de ser el causante de la muerte de miles de individuos por haber puesto resistencia a tratamientos eficaces “enceguecido por sus teorías todopoderosas”.

En su crítica refiere a la versión standart de la neutralidad analítica propia de la IPA , en la que se renuncia al acto en nombre de un ideal del cómo ser neutro . Critica aceptable , con la salvedad de que en su lugar propone para el tratamiento de heroinómanos lo que Freud denominó como “técnica afectiva o por sugestión” . , si bien sabemos que en el tratamiento con adictos puede haber usos de esta posición.

En el apartado titulado “El problema de la neutralidad indulgente”, dice lo siguiente:

La doctrina psicoanalítica ortodoxa obliga a los terapeutas a mantener una estricta “neutralidad indulgente” y de evitar toda toma de posición, todo prejuicio o juzgamiento (...) me llevó mucho tiempo extirparme los principios psicoanalíticos y sacarme la culpa por protestar, expresar mis sentimientos, de atreverme a los gestos de afecto y empatía” (...) “vivimos por los motivos invocados más arriba un desencadenamientode violencia por parte de los pacientes que no soportaban más nuestra neutralidad indulgente.”

Una primera cuestión a considerar sería quizás ¿Dé qué psicoanálisis habla?. Argumentar sin tomar en consideración el hecho de que bajo el significante psicoanálisis, y aún dentro de las llamada orientación lacaniana, existen un pluralización de orientaciones, que difieren en su teoría y práctica , invalida y desmorona su argumentación desde su base misma .

Resituar esta cuestión por ej. nos pone frente a una dentro de la clínica de la orientación lacaniana nos pone frente a una conceptualización que dista mucho de una clínica sujeta a una standart o una posición ortodoxa . y de reducirse a la interdicción de no mostrar gestos de afecto y empatía.

En La dirección de la cura(1958) el concepto neutralidad cobra un sentido absolutamente distinto con una indicación clínica muy precisa : la subersión del sentido en contraposición a la comprensión, es decir , la adjudicación de un sentido por parte del analista al discurso del paciente :

“Que es la neutralidad del analista sino justamente eso , esa subversión del sentido.... “.

En el mismo texto Lacan también nos orienta respecto a lo que él llamo “la vacilación calculada de la neutralidad.” Y advierte acerca de los riesgos que toda maniobra ó acto del analista en el terreno transferencial conlleva, en el sentido de ser algo del orden de una apuesta del analista , que implica estar advertido de su posibles efectos ,cito:

“La vacilación calculada de la neutralidad puede producir el enloquecimiento del analizante ó la ruptura del vínculo analítico” y lo compara al salto del león.

En 1955 su referencia al malentendido fundamental también va en el mismo sentido :

...“Partan del malentendido fundamental . En el momento en que han comprendido , en que se han precipitado a tapar el caso con comprensión siempre es el momento en que han dejado pasar la interpretación que convenía hacer ó no hacer” (2)

Deglon sugiere como indicación clínica en el tratamiento con adictos a la heroína que el analista se ubique en el lugar de padre ideal para colmar una supuesta falta de amor de los padres , que habrían sufrido todos,(la técnica afectiva de la que Freud ya advierte en textos de 1912) , que evitaría gestos de violencia y simplificaría la relación transferencial .

Considero que esta argumentación y sus consejos se contradicen ampliamente con la complejidad de los avatares transferenciales que la experiencia de las curas evidencian.

Por otro lado vemos que ser el padre ideal de estos pacientes deja entrever su propio fantasma jugando ahí su partida y la psicologización del heroinómano encuadrado en un cierto”perfil” , en este caso la supuesta falta de amor de su padres y quedando reducida la tranferencia a una relación dual imaginaria, con los riesgos que esto conlleva.

En el artículo “El principio de la abstinencia en la perspectiva lacaniana”(3) Adriana Testa subraya las relaciones neutralidad – transferencia, cito:

Qué hacer” “Cómo actuar con el propio ser” son las preguntas propias de la dirección de la cura que caen con todo su peso sobre las estrategias de la transferencia”.Cuestiones que Lacan despliega en la Dirección de la Cura, centrada en el problema del ser del analista .

Así por ejemplo Sylvie Le Poulichet basada en una larga experiencia en el tratamiento con estos adictos sienta una posición diferente a la Deglon en el texto “Toxicomanías y Psicoanálisis. Las narcosis de deseo”(4) que evidencia la gran complejidad del establecimiento de la relación transferencial y un enfoque en el que la singularidad del caso es central.

Considera que en el encuentro entre tal analizado y tal analista se despliega un campo transferencial singular que impide contemplar la existencia de una tranferencia tipo que caracterizaría a estos pacientes y en relación a la cual se podría prescribir un modelo de reacción del analista. Cito:

”...aquí tendríamos más bien la aniquilación de todo proyecto posible de análisis desde el momento en que el clínico se fijaría en un rol predeterminado que reduciría la cura a una lucha imaginaria”.

Deglon muy por el contrario sugiere como indicación en el caso del tratamiento de pacientes adictos a la heroína que el analista se ubique en el lugar del padre ideal , sugiere , dice textualmente:

“ la necesidad de actitudes cáidas y de protección cómo se podría esperar de padres ideales”.

Poulichet contrariamente a una actitud no comprometida y pasiva considera por eje. A la etapa previa al afianzamiento de un vínculo transferencial como “una verdadera experiencia creadora” .

Lejos de proponer en su intento de fundar una clínica psicoanalítica de las adicciones al psicoanálisis como una “teoría todopoderosa” (tal como opina Deglón) aclara que su trabajo sólo se puede realizar como en los “límites de la cura”.

Sabemos que Freud y en continuidad con su pensamiento acerca de las adicciones, autores como Gross y Glover (5) ó autores contemporáneos como Guidens (6 ) subrayan a la compulsión como “ la fuente de donde surge la necesidad imperativa del mismo” y que Freud advierte que “ los resultados serán siendo efímeros”, mientras el médico no se ocupe de la satisfacción en juego , o sea que es el goce el que actúa como agente. Cuestión que aparece en textos tales como “Tres ensayos para un teoría sexual” (1905), en relación al autoerotismo y en ”Dostoyesky y el parricidio” (1927), en referencia a la pasión compulsiva por el juego y que además en 1897 en una carta a Fliess ubica a la adicción como una sustitución del primer y gran hábito de la masturbación.

No obstante es necesario no olvidar que la heroína, ubicable dentro de la familia de los opiáceos , es considerada dentro de la clasificación propuesta por J.A. Miller (drogas de la alineación y de la separación) como droga de la separación en el doble sentido de una absoluta ruptura con el Otro y de llevar a la separación de la vida , llevar a la muerte. O sea que la fórmula general propuesta por Miller en 1997 para las adicciones :” un goce que no pasa por el Otro” (7) , parece en este caso encontrar una referencia precisa .

Ciertamente el psicoanálisis se enfrenta aquí con una cura en los límites pero seguramente no han de ser las recetas simplistas dadas por Dèglon las que resuelvan las dificultades y avatares transferenciales de una cura con toxicómanos.

 

Notas bibliográficas

(1) Déglon,Jean J.;”Un caso ejemplar. La toxicomanía”,en: El libro negro del psicoanálisis .Vivir, pensar y estar mejor sin Freud”,. Les arénnes, París,2005, pag.616-637.

(2) Lacan,J., El Seminario, Libro 3,Laspsicosis ,Paidos, Barcelona,1981.

(3) Testa,Adriana; “El principio de la abstinencia en la perspectiva lacaniana” en: Más allá de la neutralidad analítica ,Colección orientación lacaniana, EOL –Grama,2004.

(4) Le Poulichet,Sylvie; Toxicomanías y psicoanálisis. Las narcosis del deseo , Amorrortu, Bs. As.,1990.

(5) Glover,Edward; “Etiología de la drogadicción”(On the aaetiology of drug-addiction), en : International Journal of Psichoanálisis ,Vol.XIII, Londres,1932.Traducción :Marcela Almanza y M. Ofelia Scoccimarro. En ficha para consulta en Biblioteca del Centro Descartes.

(6) Guiddens,A.; La transformación de la intimidad, Cátedra, Madrid , 1995, pag.72.

(7) Miller,J.A.; y otros ;El síntoma charlatán, Paidos, Barcelona, 1998.

 

 
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