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EL MULTIPLE INTERES DE OSCAR MASOTTA*

BEATRIZ GEZ / CENTRO DESCARTES


Destape masottiano en las artes visuales

Así se refirió Roberto Jacoby a lo que actualmente está aconteciendo en las artes visuales en un clima de celebración impregnado de humor, inventiva, debate de ideas, ironía y complicidad respecto del personaje Masotta y su obra.

Después de 25 años, Revolución en el arte. Pop-art, happenings y arte de los medios en la década del sesenta, con un extenso estudio preliminar de Ana Longoni sobre “Vanguardia y revolución en los sesenta”, rompió el silencio que -según explicó Jacoby- había caído sobre la obra de Oscar Masotta, al punto ser omitido u ocupar un lugar irrisorio en estudios historiográficos de cierta envergadura como por ejemplo el de Glusberg, al que muchos otros tomaron como ejemplo. Jacoby contó que este destape “sigue con otro libro que está editando el Museo de Arte Moderno de Nueva York al cuidado de Inés Katzenstein, que hace una recopilación de textos de los sesenta, no sólo de Masotta, pero Masotta ocupa la cuarta parte del libro, en el que también figura Ana Longoni con un ensayo sobre esta cuestión. Y también, Ramona saca un número especial.”
Ana Longoni por su parte atribuyó este destape “a los tiempos que demora en poder leerse una escritura de avanzada.” Dice: “no había un ojo de época entrenado para leer, quizás, a Masotta más allá de un estrecho círculo y quizá ahora sí lo haya”.
Fue, justamente, el contrapunto existente entre este silencio y la vigencia que conservan hoy, después de cuarenta años, las categorías desarrolladas por Oscar Masotta en el terreno de las artes experimentales en los años sesenta, el promotor de la escritura del estudio preliminar del que Ana Longoni presentó una síntesis.
Longoni comenzó su comentario exponiendo dos respuestas posibles a la pregunta por el silencio sobre Masotta.

 

Vigencia de Masotta

La segunda cuestión que abordó Ana Longoni (la primera es “la de la intranquilidad de los pasajes”), como contrapunto al silencio, son “los aportes de Masotta para una teoría del arte contemporáneo”, que resume en tres categorías cruciales: discontinuidad (Barthes), ambientación (McLuhan) y desmaterialización (Lissitsky), y su definición de vanguardia.
Sobre esta cuestión Jacoby apela al rasgo obvio de adelantado que supone la vanguardia. Y afirma que Masotta es un adelantado, no solamente como teórico, cuyos cruces de lectura se convirtieron en canónicos mucho tiempo después, sino también como artista. Enumera, entonces, la novedosa perfomance, luego extendida, de repartir estampitas de Perón y Evita en el año cincuenta y la contemporaneidad impresionante de sus obras tanto del Mensaje fantasma, como el Helicóptero, y Para inducir al espíritu de la imagen. Al punto de que “esta última no sólo después lo hizo Bony, sino que en este momento hay un artista que se llama Santiago Sierra, un español que vive en México que está maltratando gente en todas partes del mundo y haciendo una obra muy extensa. Está generando un corpus muy exitoso realmente, uno de los artistas más importantes del mundo en este momento y basado en un concepto prácticamente calcado de Masotta. O sea que hay una especie de compresión del tiempo”.
Germán García, aludiendo a las diversas connotaciones que conlleva el tema de la vanguardia, opina que esta cuestión de ser un adelantado puede pensarse con un viejo concepto de la época de Jakobson y la cibernética que es la oposición entre información y redundancia. “Es decir, que la vanguardia al estilo baudelairiano, pensado como lo nuevo, es un camino que no tiene salida, pero la vanguardia pensada como ruptura de un estado de una situación tiene muchas salidas”. “Masotta no se proponía como alguien que inventaba nada, por lo menos en el psicoanálisis más bien quería jugarla de un tipo que esclarecía cartesianamente a Lacan. Cuando él hace el libro sobre Lacan, el primero, él dice ‘un autor sospechoso’ hablando de sí mismo, ‘un autor sospechoso que no intercambia una palabra con ningún libro de psicoanálisis del Río de la Plata, un autor que ahí donde repite tal vez traiciona y ahí donde traiciona es porque quiere repetir’. Es decir, este quiasmo que él se inventa, sobre todo sabiendo lo que la palabra traición era para él, su teoría sobre Roberto Arlt, dice muy bien que un cambio de contexto rompe un estado de cosas.”

La intranquilidad de los pasajes

Ana Longoni apeló al término “intranquilidad” utilizado por Masotta para señalar la incomodidad que provocan sus pasajes. Dice al respecto: “Del existencialismo al estructuralismo, de teórico a happenista, de la crítica literaria a animador de la vanguardia u organizador de la bienal de historieta, de allí al psicoanálisis lacaniano. Sus pasajes por distintos paradigmas pero también por distintos roles. Cruces que no eran los habituales, autores o ideas que en ese momento no se leían conectadamente en ninguna parte del mundo y que él se animó a entrelazar. Desde el constructivista ruso Lissitsky a McLuhan, Lévi-Strauss y Barthes a Susan Sontag y Eco, Marx, Freud y Lacan”.
Esta figura múltiple, opuesta a la del especialista, que en algún momento se le volvió en contra, al punto incluso de ser tildado de “charlatán”, Ricardo Piglia la analizó como paradigmática de cierta figura del intelectual argentino, que da muestras de una tradición que se encuentra ya en Sarmiento, “que es la capacidad que tenía de pasar de una cosa a la otra y hacer muchas cosas al mismo tiempo, y muchas cosas bien hechas.”
Jorge Laforgue en cambio enfatizó que estas etapas, que muchas veces fueron señaladas como etapas rígidas, están atravesadas por una búsqueda. Una búsqueda que apuntaron en varias ocasiones tanto Oscar Steimberg como Eliseo Verón. Definió a Masotta como “un platónico dado vuelta” pues aparentaba una especie de dispersión que no se correspondía con la realidad efectiva.

Vanguardia y militancia. Un marxista ilegítimo

Otra razón del silencio que cayó sobre la obra de Masotta, Ana Longoni la atribuye al vínculo de Masotta con la izquierda y recurre al tópico de ilegitimidad con el que el mismo Masotta aborda su caracterización de la clase media en la obra de Arlt. Dice Longoni que “nunca renunció a proclamarse marxista pero no se modeló con el formato preconcebido de intelectual orgánico, ni con su universo de lecturas, ni sus intervenciones se ajustaron a lo esperable en este punto. De ahí el reclamo de por ejemplo Gregorio Klimovsky sobre como un intelectual que se dice marxista puede perder el tiempo haciendo algo tan frívolo como happenings. En pleno ascenso del anti-intelectualismo es evidente la difícil colocación de Masotta que no sólo no renuncia a la práctica intelectual sino que revindica un lugar teórico para sí mismo e insiste en la condición política de la palabra frente al predominio que él siente de la acción.”
Al respecto de la cuestión del marxismo ilegítimo, Hernán Scholten propuso ligarlo a la cuestión de la vanguardia en relación al impacto que Althusser tuvo en ese momento sobre los intelectuales argentinos “para pensar la articulación entre la práctica científica más propia del campo intelectual, la tarea más teórica, valga la redundancia, con una práctica militante política”.
Germán García sostuvo otra posición respecto de la polémica revolución y vanguardia en Masotta, enfatizando sobre el uso de la palabra “compromiso” como generadora de un espacio, “que en su origen sartreano, tiene ese doble sentido de compromiso de alguien con su obra pero también del compromiso de esa persona, de ese artista, con una política.”
Ricardo Piglia por su parte ubicó la posición de Masotta en este debate con relación al encuentro del libro de Lissitsky. A su parecer Masotta lee un artículo de Lissitsky en La Nouvelle Revue, “por lo tanto, estaba leyendo algo que tenía que ver con el intento de hacer ver que habría una forma de hacer arte político, que venía de la gran tradición de la vanguardia soviética, que muchos pensamos que ha sido el gran momento del arte en el siglo XX, que fue muy difícil encontrar algo mejor de lo que hicieron los vanguardistas soviéticos en los años 20’, que lo hacían en diálogos peligrosísimos, como sabemos el 87,5 % terminó en un campo de concentración, pero en el momento previo a que eso sucediera tenían un diálogo muy intenso con la vanguardia política”.-

*Fragmentos extraídos del texto sobre la presentación del libro de Oscar Masotta Revolución en el arte, con un estudio preliminar de Ana Longoni, publicado en Conceptual. Estudios de Psicoanálisis Nro. 5. La Plata, noviembre de 2004.

 

[Edición a cargo de la revista].

 
El Murciélago Magazine Freudiano Abril/Mayo 2005